La docencia bonaerense después de las elecciones

Escribe Emiliano Fabris

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La presencia de Roberto Baradel en el bunker de Axel Kicillof el pasado 7 de septiembre no debería sorprender a nadie. El SUTEBA liderado por la Celeste se ha vuelto una “básica” del peronismo, que gobierna la provincia de Buenos Aires, en donde el salario testigo docente (preceptores) y de bolsillo está en los $ 600 000, y cuyos últimos aumentos salariales representan menos del 2 % de actualización mensual y unos $14 000 en promedio. Con la máxima antigüedad, en un cargo, apenas se supera la canasta de pobreza estimada en $1 300 000. Una paritaria salarial completamente mileísta que ha sido ampliamente repudiada por la docencia, en especial durante el masivo paro autoconvocado (por fuera del Frente Gremial Docente que lidera SUTEBA) del 20 de mayo en rechazo a la paritaria que se firmó en ese momento. Según distintos informes publicados, desde 2022 hasta hoy, los docentes bonaerenses hemos perdido un 52 % de nuestro poder adquisitivo. Esta realidad obliga a buena parte de la docencia a buscar otros trabajos o tener emprendimientos para poder llegar a fin de mes.

Las listas de Fuerza Patria fueron integradas por funcionarios educativos provinciales, de las secretarias de asuntos docentes, inspectores y equipos directivos que son correa de transmisión de los ataques del gobierno de la provincia a la docencia que fue a la huelga durante el último tiempo y recibió descuentos masivos. Son quienes ejecutan cotidianamente los cierres de cursos, persiguen a la docencia para sobrecargarla laboralmente, son un bloqueo para que ejerza sus derechos estatutarios y la exponen ante la violencia que explota en las aulas. En Buenos Aires, la docencia sufre el abandono de su salud en manos del IOMA y la educación privada de la doctrina clerical esta subsidiada por el Estado.

En pleno proceso electoral, la burocracia de la Celeste debió reconocer el profundo malestar que está generando la implementación del nuevo Regimen Académico para el nivel secundario, a partir de la sobrecarga laboral de los llamados “periodos de intensificación”, en donde los docentes deben atender a una mayor cantidad de alumnos provenientes de otros años, incrementar el trabajo docente dentro del mismo curso –muchos de los cuales estan sobrepoblados- y se deben completar numerosos y nuevos informes administrativos. Simplemente más trabajo, sin que ello redunde en mayor salario. Por otra parte, en este contexto de sobrecarga y precariedad laboral docente, el SUTEBA y todo el FUDB (Frente Gremial Docente) sigue discutiendo en forma clandestina un “Convenio Colectivo de Trabajo” con el gobierno.

Culminadas las elecciones, fueron miles los docentes que marcharon contra los vetos de Milei a las Universidades, discapacitados, Garraham y los jubilados, pero SUTEBA no llamó a parar. Es claro que Baradel representa un bloqueo sindical y político de conjunto contra las tendencias a la lucha de la docencia por el conjunto de sus reivindicaciones salariales, laborales y educativas.

En este cuadro, la lista Multicolor, principalmente Tigre y Bahía Blanca, carece de un plan de lucha. Se ha discontinuado el plenario provincial, que ya venía siendo sostenido solo por la seccional de Tigre. El aparato del PO ahora afirma en su portal que estas seccionales, cuya dirección integran, llevan a cabo una “política de adaptación a Baradel y la CTA”; esto no es siquiera una denuncia, ni menos un planteo. El aparato del PO jamás enfrentó esta adaptación en las asambleas y cuerpo de delegados del SUTEBA Bahía Blanca. Sin embargo, son unánimes las exigencias del FITU para que sea Baradel quien convoque a un “plan de lucha” y para rechazar la huelga general. Esto cuando la devaluación a 2 mil pesos el dólar es inminente, lo mismo que la partida de Caputo y hasta una operación de rescate desde Estados Unidos. La huelga general tomará por sorpresa a los ‘odiadores’ de Milei,

Autoconvocarse y luchar por una huelga general.

Revista EDM