Catamarca: el debate de candidatos a concejales por la Capital, un espejo de la crisis social y política

Escribe Bruno Corzo

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El pasado miércoles 15 de octubre se realizó en San Fernando del Valle de Catamarca el debate que fue televisado en directo por la TV pública de la provincia, entre los 13 candidatos a concejales que competirán en las elecciones municipales. El encuentro, organizado bajo un formato de breves presentaciones, preveía una ronda donde cada fuerza efectuaba tres preguntas de 20 segundos cada una de ellas a diferentes fuerzas asignadas por sorteo y un minuto para responder a cada una de ellas. Por último, cada fuerza tuvo un minuto y medio para ofrecer un cierre. A pesar de la estrechez de tiempo, el debate permitió delinear con claridad las posiciones, límites y contradicciones del arco político local frente a la catástrofe social y económica que atraviesan la capital y el conjunto del país.

La Capital catamarqueña vive una situación de profunda crisis: una enorme tasa de desocupación, un empleo público dominado por la precarización laboral -dos de cada tres trabajadores municipales carecen de estabilidad, seguridad social y perciben salarios de pobreza-, y un proceso de crisis urbana que ha derivado en el agravamiento del hacinamiento y la desigualdad territorial durante más de una década. En este escenario, la administración del intendente Gustavo Saadi, alineado con la exgobernadora Lucía Corpacci, referente de los K en la provincia, aplicó una política de ajuste presupuestario y salarial en línea con el gobierno nacional de Javier Milei: por eso denunciamos que Saadi también es Milei.

El debate, lejos de mostrar alternativas de fondo, expuso la continuidad del régimen político que gobierna la provincia y el municipio. En el caso de Fuerza Patria, defendió la continuidad del régimen político que gobierna la provincia y el municipio. Al referirse a los llamados “servicios esenciales” y a la “calidad de vida”, fueron incapaces de explicar cómo sostendrán esas condiciones ante la caída de la coparticipación y de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) a las provincias, algo que repercutirá de manera directa sobre los municipios. Frente al ajuste nacional, no realizaron ninguna referencia sustantiva, marcando así su complicidad con la orientación económica del gobierno de Milei. Catamarca fue una de las primeras provincias en alinearse con la política nacional de ajuste, y el intendente Saadi marchó tras ese mismo rumbo. En relación con los trabajadores precarizados del municipio, justificaron la situación apelando a la Carta Orgánica Municipal y a los “límites presupuestarios” para el pago de sueldos y funciones, es decir, naturalizando la precarización laboral que padecen miles de empleados municipales.

La Libertad Avanza se presentó como la expresión directa del oficialismo nacional, repitiendo los slogans de campaña como la eliminación de tasas municipales, y reivindicando la “motosierra contra los funcionarios”. Su principal candidato, Diego Figueroa, llegó incluso a victimizarse públicamente por haber sido denunciado tras afirmar que habría dirigentes políticos involucrados en la distribución de drogas durante la campaña electoral. Un hecho peculiar y capcioso, dado que la propia fuerza de La Libertad Avanza se encuentra bajo la sombra de las denuncias por los vínculos de algunos de sus referentes con el narcotráfico.

En tanto, el resto de los bloques -como Somos Provincias Unidas y otras fuerzas menores- se limitaron a formulaciones genéricas sin proponer salidas reales para los trabajadores y vecinos de la ciudad.

Un párrafo aparte merece el Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad (FIT-U), cuya intervención evidenció su carácter reformista, o sea antisocialista. El FITU evitó pronunciarse sobre la crisis capitalista de conjunto y redujo su intervención a una autoproclamación luchista, sin ofrecer una perspectiva política independiente ni una estrategia de poder para los trabajadores.

En contraste, Política Obrera intervino a través de Dayana Yapura, Mauro Lezcano y Magalí Maza, destacando desde un inicio el carácter socialista y de clase de su planteo. Los candidatos de Política Obrera denunciaron la responsabilidad compartida del municipio, el gobierno provincial y el nacional en la degradación social que golpea a la clase trabajadora. Con datos concretos, expusieron la demagogia del intendente Saadi y presentaron una plataforma de campaña centrada en la defensa del salario, el trabajo y los servicios públicos bajo control de los propios trabajadores.

Durante el intercambio, Política Obrera respondió preguntas de Fuerza Patria y de otras fuerzas sobre la naturaleza del gobierno de trabajadores y la necesidad de un presupuesto bajo control de los trabajadores, al servicio de las necesidades sociales, financiado por los grandes capitales y no a costa del ajuste contra los trabajadores. Sin embargo, las preguntas formuladas por Política Obrera hacia Fuerza Patria -sobre la entrega y destrucción de los recursos naturales, el litio, el cobre y oro y la contaminación del agua- y hacia el FIT-U, respecto a su seguidismo de la burocracia sindical de la CGT, no fueron respondidas. Las omisiones, en política, también son declaraciones.

Tras más de dos horas de exposiciones, la ronda final confirmó los rumbos de cada fuerza. Mientras el conjunto del régimen ratificó su subordinación a las políticas de ajuste y dependencia, Política Obrera señaló que, aunque en estas elecciones no se disputa el poder en términos formales, el desenlace puede precipitar una crisis política de fondo, producto de la bancarrota económica nacional y de la sumisión del gobierno argentino a los acuerdos con el Departamento de Estado norteamericano.

El debate de candidatos en la Capital catamarqueña fue, en definitiva, un espejo de las condiciones sociales y políticas que atraviesa el país. Un escenario donde se confirmó que, frente a la precarización, la miseria y la entrega de los recursos, solo una política obrera y socialista puede abrir un horizonte para los trabajadores y la juventud de Catamarca.

Revista EDM