Catamarca: un “chirolita” del gobernador Jalil y la burocracia sindical cterista ataca a Bruno Corzo y a los autoconvocados

Escribe Comité Catamarca

El aislamiento irremediable de una fuerza en descomposición.

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En el año que pasó, Catamarca ha sido el escenario de luchas obreras y juveniles de gran envergadura. La más resonante de todas fue la rebelión docente y estudiantil contra la reforma educativa reaccionaria que intentó perpetrar el gobernador Jalil. Esa reforma fue derrotada por movilizaciones extraordinarias. En la plaza principal de Catamarca, y frente a 25.000 profesores y estudiantes reunidos por el movimiento de los Autoconvocados, el gobierno debió recular y anunciar el retiro de la “reforma”.

Nuestro compañero Bruno Corzo ha sido uno de los animadores indiscutidos de esa lucha. Corzo encabeza la lista antiburocrática Magenta-Verde, que reúne a participantes de aquel movimiento, y que la conducción de ATECA, en directa componenda con el gobierno de Jalil, intenta proscribir en las próximas elecciones del gremio. Corzo, a su turno, es candidato a diputado por Política Obrera a la legislatura de Catamarca.

Por su lucha en la docencia, y ahora por su postulación política, Corzo ha soportado las mayores provocaciones y ataques por parte de la burocracia de ATECA. Los burócratas atacan a Bruno por “hacer política”: o sea que los punteros de Jalil en la docencia no solo quieren someter a los maestros a la miseria salarial, también quieren imponer el monopolio político del gobierno y del Estado al interior de la docencia. Para ello, golpean a los luchadores docentes que emprenden una lucha de carácter político y socialista contra los agentes nacionales y provinciales del capital.

Pero para sus ataques a los autocovoncados y a Bruno, Jalil y los burócratas han conseguido un aliado impensado: el Partido Obrero-FITU en Catamarca. En un reportaje concedido a El Ancasti, el candidato a diputado nacional por esa fuerza, Ariel López, se refiere a Bruno para tacharlo de “incapaz de manejar una organización de autoconvocados que, para colmo, estaba a la cola de un libertario”. Repite, como loro, las acusaciones que Jalil y sus funcionarios espetaban contra el movimiento de lucha docente estudiantil que, precisamente, derrotó a la reforma “libertaria” de Jalil, el aliado de Milei.

Pero no conforme con ello, López acusa a Corso porque “no pudo (sic) formar una lista para participar en un gremio”. O sea que la lista Magenta-Verde no habría sido arbitrariamente proscripta por la burocracia, sino que no se legalizó por culpa de sus miembros. Preguntamos: ¿puede haber mayor defensa y justificación del accionar burocrático?

Los integrantes de la Magenta-Verde se han presentado en la justicia para impugnar la proscripción de la junta electoral de la burocracia. Toda la docencia que protagonizó el catamarcazo sabe muy bien que la burocracia de ATECA está aferrada a esta proscripción para defender a su aparato. En cambio, los dirigentes del sindicato podrían citar a López y al aparato del PO como “testigos de parte”.

La descomposición política y moral de este grupo, que en 2019 expulsó del PO a Corzo y a la joven generación de militantes catamarqueños, junto a 1200 militantes en todo el país, ha llegado demasiado lejos.

Pero más allá de la indignación que provoque en la docencia y en la ciudadanía esta colaboración indigna con Jalil y sus agentes sindicales, es necesario encontrarle una explicación política.

El FITU y el aparato del PO brillaron por su ausencia en la lucha que los autoconvocados protagonizaron contra el decreto 884 (https://politicaobrera.com/14203-catamarca-el-movimiento-autoconvocado-avanza-con-sus-reclamos-mientras-el-gobierno-de-jalil-y-la-burocracia-operan-para-desactivar-la-lucha), y en la lucha que se sigue librando hasta el día de hoy.

Ese movimiento, que unificó escuelas, departamentos y niveles educativos, fue un ejemplo de lucha en el conjunto y la fuerza de la unidad de los trabajadores, que logró hacer retroceder al gobierno provincial. A Saracho, López y los suyos, sólo se los escuchó arrojar planteos divisionistas e insidiosos contra el movimiento de lucha, que les valieron el repudio de docentes y estudiantes.

Al atacar a Política Obrera, el aparato oficial del PO rumia su completo aislamiento de la lucha de clases en la provincia.

Mientras dicen representar al “90 % de la izquierda”, el FITU reúne los despojos de un aparato ajeno a la lucha real de los trabajadores. Su unidad no es para organizar a la clase obrera ni para preparar una salida socialista a la crisis, sino una unidad en defensa del régimen, contra los sectores que pugnan por una verdadera independencia política.

La crisis del Partido Obrero – FITU es la crisis de una corriente que renunció a la lucha revolucionaria, que ha sustituido el programa socialista por la búsqueda de cargos y pactos electorales/parlamentarios con las fuerzas del enemigo de los trabajadores (https://politicaobrera.com/14010-se-formo-el-interbloque-frente-de-izquierda-nacional-y-popular) y que ahora opera como fuerza auxiliar de la burocracia sindical y del poder político.

Desde Política Obrera, reafirmamos nuestro compromiso con los docentes autoconvocados de Catamarca, con todos los luchadores perseguidos y con los sectores obreros que enfrentan despidos, precarización y represión. Frente a la bancarrota política del FITU, sostenemos que sólo una organización verdaderamente socialista y revolucionaria, basada en la independencia de clase, podrá abrir una salida para los trabajadores de Catamarca y del país.

Revista EDM