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El peronismo viene sufriendo sangría de votos del 2015 a la fecha. En 2023 la división de la derecha le dio el triunfo a Kicillof, que gana la gobernación con 4.300.000, mientras el PRO sacó 2.500.000 y LLA 2.300.00, sumados da 4.800.000. La foto de las elecciones de septiembre da cuenta que el peronismo con Kicillof a la cabeza sacó 3.800.000 votos, medio millón menos con los que se hizo de la gobernación y el 26 de octubre perdió 300.000 votos más. A estos números hay que sumarle la campaña vacía (“Ponerle un freno Milei”) que llevó adelante el peronismo. Esto se entiende, en parte, por la falta de programa ante la crisis en curso, y, por ende, de estrategia, que los liberticidas si tienen.
El domingo pasado la derrota del peronismo, en especial en la provincia de Buenos Aires, puso sobre la mesa la precariedad de la alianza tejida entre Cristina Fernández, Axel Kicillof y Sergio Massa, y brotó la interna, traducida en crisis política en la mayor fuerza de oposición que tiene el gobierno de Milei. Una manifestación de la “grieta” hacia dentro del peronismo, se dio el lunes por la mañana cuando la sedes del PJ nacional y provincial aparecieron empapeladas de carteles contra la conducción partidaria ejercida por los Kichner, en los que se podía leer “El Partido Justicialista no es tu monarquía”, Basta de herederos y bendecidos”, “Devuelvan el PJ de PBA a los peronistas”, “Apertura ya del PJ nacional a los peronistas”.
Todo hacía indicar que luego de la victoria del 7 de septiembre, en la que le peronismo le sacó 13 puntos de ventaja a La Libertad Avanza, sumado a los tiros en los pies que se dieron los libertarios en los cincuentas días que mediaron entre una elección y otra, el camino a una nueva victoria estaba asfaltado con pétalos de rosas, no solo en la provincia de Buenos Aires, sino a nivel nacional. Al ir conociéndose los datos que colocaban a Taiana por debajo de Santilli, la disputa entre kicillofistas y cristinistas se abrió curso rápidamente en el bunker de Fuerza Patria de La Plata. Del lado del gobernador apuntaron al armado de la lista llevado adelante por CFK, mientras que los camporistas reprocharon el desdoblamiento de las elecciones decidido por Kicillof. Del riñón del gobernador salieron a vociferar que “Menos mal que desdoblamos, sino todo hubiese sido peor. Y alguien se va a tener que hacer cargo del armado de las listas, que no cautivaron a nadie”, apuntando a Taiana y Grabois, que lejos estuvieron de mover el amperímetro. Desde el staff del camporismo, encabezado por Máximo Kirchner y Mayra Mendoza, reprocharon no haber escuchado el mando de su lidereza, “Cristina tenía razón, no había que desdoblar.”
El punteo previo realizado desde las usinas peronistas le daban a LLA el triunfo en siete provincias. Pero los cálculos fallaron y las derrotas en Salta, Jujuy, San Luis, Córdoba, Misiones y Corrientes, tomaron otra envergadura. En Santa Fe, CABA, Tierra del Fuego y Mendoza, el peronismo salvó la ropa. En las 8 provincias en las que se elegían senadores, solo se impuso en dos, en Santiago del Estero, con Gerardo Zamora a la cabeza, aliado permanente del PJ a nivel nacional y en Río Negro, en la que el exministro de Justicia Martín Soria se impuso a la narcodiputada Lorena Villaverde en la categoría a senadores, perdiendo en diputados. El peronismo también se impuso en distritos en los que iban de punto, como San Juan y la “kirchnerista” Santa Cruz. Mientras tanto en Tucumán (Jaldo), Catamarca (Jalil), La Rioja (Quintela), La Pampa (Zillotto) y Formosa (Insfrán), el PJ logró imponerse.
En un principio dirigentes y periodistas cercanos al campo “nacional y popular” atribuyeron la derrota nacional por 10 puntos al voto antiperonista. Este análisis fue virando, poniendo la responsabilidad en la influencia del voto antikirchnerista, convirtiéndose en un misil teledirigido a la conducción de CFK, lo que, según dirigentes peronistas, marcaria el final de una etapa. Un lugarteniente de Kicillof señaló que CFK “armó una lista para perder. Sin presencias territoriales y con malos candidatos.”
Del norte también bajaron cuestionamientos hacia la exmandataria. Gustavo Sáenz, gobernador de Salta y uno de los firmantes del Pacto de Mayo y que hace propia la política liberticida en su provincia, apunto contra CFK y la acusó de querer “convertir al PJ en una pyme familiar”, después de las intervenciones malogradas del partido en Salta, Jujuy, Misiones y Corrientes. Luego de conocerse los resultados de las elecciones Sáenz señalo que "vino la señora e intervino el Partido Justicialista, así le fue en las provinciales y ahora se quedó sin nada en las nacionales” (LPO 27/10), y agregó que "tenía un diputado nacional, ya no lo tiene, tenía dos senadores nacionales y ya no los tiene", dando cuenta de la debacle pejotista. El espacio de Sáenz, Primero los Salteños quedó segundo a cinco puntos de LLA, mientras Fuerza Patria, quien llevaba a primer candidato a senador a Juan Manuel Urtubey, obtuvo un cómodo tercer puesto con el 12 % de los votos y quedándose sin representación parlamentaria de la provincia. La candidatura de Urtubey fue urdida por el interventor del PJ salteño, Sergio Berni, en “una suerte de estrategia para capturar al electorado de Sáenz y desplazar a Leavy, fundador del Partido de la Victoria en Salta en 2003, kirchnerista de la primera hora y exintendente de Tartagal” (ídem).
En Jujuy, en donde la intervención del PJ está bajo la batuta de Aníbal Fernández, el peronismo quedó tercero detrás de los libertarios y los radicales. Igual suerte corrió la intervención en la provincia de Misiones, en donde Fuerza Patria terminó a 30 puntos de LLA.
Quienes sacaron pecho son los intendentes del conurbano. Gastón Granados, intendente de Ezeiza apuntó que la derrota "es un mensaje para nuestros dirigentes nacionales que tienen que entender que somos los intendentes quienes tenemos los votos." Según LPO los jefes comunales Federico Otermin (Lomas), Granados (Ezeiza), Federico Achaval (Pilar) y Nicolás Mantegazza (San Vicente) se reunieron con el gobernador y le manifestaron que no responden a La Cámpora y que quieren jugar en la futura conformación de la conducción partidaria de la provincia. Kicillof los invitó a sumarse a Movimiento Derecho al Futuro (MDF), lo que fue rechazado por los intendentes, que quieren posicionarse como una opción de “centro” hacia dentro del PJ.
A estos movimientos y enfrentamientos hacia dentro del PJ y sus orillas hay que sumar a los tres candidatos que fueron por fuera de Fuerza Patria en provincia de Buenos Aires y que acumulados sumaron 300.000 votos: Santiago Cúneo, Alberto Samid y Fernando Gray, que por diferentes motivos cuestionan la conducción de CFK y se acercan a Kicillof, quien busca aislar al kirchnerismo y camporismo. En esta línea de acción el gobernador bonaerense también busca el apoyo de la burocracia sindical de la CGT y de la CTA, plasmado en el acto homenaje a Rucci realizado el 20 de octubre pasado realizado en la sede de la CGT regional La Plata.
La crisis en la que está sumido el peronismo deja a las claras la colaboración con el gobierno liberticida en su plan de ajuste, dejándole hacer el “trabajo sucio”, es decir hacer pasar las reformas laboral, jubilatoria e impositiva. La “táctica” de esperar el “derrumbe económico del gobierno es una característica de la inmovilidad y la pasividad, lo que suma al desgaste”. La guerra fratricida en desarrollo acentuara esta tendencia, robusteciendo su adaptación a la hoja de ruta demarcada por los liberticidas, “base de su fragmentación en múltiples camarillas” (ídem).
