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El viernes 7 arrancó el ´bondi´ más fuerte de todo el conurbano sur: los trabajadores de todas las líneas que pertenecen a MOQSA (Micros ómnibus Quilmes SA) protagonizaron un paro total de actividades por el no pago de los salarios.
Esta patronal compró la 603 (“El tierrita”, una línea con 6 recorridos, dentro de Berazategui), compró la 500 y una línea que recorre Florencio Varela internamente, la 148, El Halcón (que une Florencio Varela, Solano y Constitución); la histórica 22, que se inauguró como tranvía tirado a caballo en 1876; la 300, que une el cruce Ranelagh con la estación de Quilmes; la 584, del Cruce Varela a la Cañada de Bernal (pasando por Berazategui, estación de Quilmes) y la 37. Es decir, estamos hablando de un monopolio del transporte en la zona sur, con distintas llegadas a CABA. Este grupo empresarial aprovechó bien los subsidios del Estado, que le garantizó un régimen de jugosas ganancias.
La empresa tiene una plantilla cercana a los 2.300 trabajadores, con salarios que van desde $800.000 (técnicos) a $ 1.400.000 (choferes). Salarios de miseria y hambre. No está pagando los aportes sociales desde hace meses, dejando sin cobertura médica a los trabajadores y sus familias y vaciando la ANSES, poniendo en alto riesgo las futuras jubilaciones de los trabajadores. Un crimen social, avalado por la dirección de la UTA y el Estado, tanto nacional como provincial.
Acá no termina el crimen social: las unidades están obsoletas, ya que tampoco se invirtió en renovarlas. Los medios reflejaron en diferentes ocasiones colectivos incendiados por desperfectos técnicos.
Hartos de toda esta situación, al ver que no se depositaron los sueldos, los trabajadores llamaron a asamblea donde se impuso el paro total, de todos los ramales. Los trabajadores sacaron la conclusión de que, si todas las líneas responden a una única patronal -con diferentes razones sociales-, es una única lucha.
El sábado 8, la patronal pagó a una parte a los choferes que entran a CABA, para romper la huelga. MOQSA lo anunció incluso en un comunicado. La respuesta no se hizo esperar: doble piquete de huelga, porque además del piquete en sí, se sacaron todas las llaves, para que nadie pueda mover un colectivo.
El sábado la empresa y UTA sacan de la galera un acta acuerdo, por el cual se garantizaba pagar el lunes 10. Por tal motivo y como muestra de “buena voluntad”, se levantaría el paro el lunes a la cero horas.
La 148 (El Halcón), que lleva años luchando contra este tipo de maniobras y casi es un ritual mensual, al igual que la 22, no acataron el acta y mantuvieron el paro hasta que fueron depositados la totalidad de los sueldos.
El lunes, al ver que la empresa no depositó los salarios como había prometido, a partir de las 18 se retomó el paro. Finalmente, la empresa depositó los salarios, pero no los viáticos. Los compañeros en asamblea decidieron levantar la huelga.
2.300 trabajadores de la zona sur hicieron desaparecer al burócrata Fernández (secretario general de UTA) durante los cuatro días de conflicto. Los compañeros utilizaron la asamblea como método de deliberación, donde se votó paro, piquetes y corte de ruta.
Saludamos esta gran lucha y la utilización de los métodos históricos de nuestra clase obrera, para llegar a la victoria: asamblea, piquete de huelga.
Choferes de MOQSA: retención de tareas ante el no pago de los salarios en febrero Por Sergio Salgado y Oscar Aguirre Zabala, 10/03/2024.
