Escribe Fernanda Díaz
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El miércoles 12 de noviembre no hubo actividad en las escuelas públicas de General Pueyrredón. Bajo la consigna “Basta de violencia”, el FUDB, ATE y el sindicato de los trabajadores municipales (STM), se vieron en la emergencia de llamar a un paro distrital de 24 horas que fue acompañado con lo que podría asegurarse resultó ser la movilización más masiva de la docencia de los últimos 10 años.
La resolución se tomó la noche del día martes luego de conocerse los hechos de violencia que se precipitaron en la Escuela Primaria N°21 del barrio Jorge Newbery, tras la denuncia realizada por familiares de dos alumnas por presuntos abusos por parte de otro estudiante.
En cuestión de minutos se desató una verdadera batalla campal. Familiares que irrumpieron en la escuela mientras alumnos y docentes estaban en las aulas, agredieron a las maestras y produjeron destrozos en el edificio escolar. Horas más tarde, un grupo de familias se movilizaron y realizaron un corte en la intersección de la avenida Colón y calle 212, mientras que otro grupo se dirigió hasta la casa del chico acusado, y tras agredir físicamente a la madre, la prendieron fuego. Los hechos llevaron a la intervención represiva de la prefectura naval argentina y de policía.
Lo ocurrido en la Escuela Primaria 21 se encuadra en una seguidilla de hechos de violencia que se venían registrando en las 2 últimas semanas (Escuela Primaria 63, Secundaria 7, Escuela Municipal 4) y sobre los cuales nuestra corriente ya había denunciado el silencio cómplice de las conducciones sindicales, exigiendo acciones concretas para proteger a los docentes de agresiones y denuncias falsas (cazadordenoticias.com.ar, 8/11/25).
El director general de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, Alberto Sileoni, se refirió a los hechos ocurridos en la Escuela 21 de Mar del Plata, en los mismos términos en que lo hiciera una semana antes en su paso por Mar del Plata y el mismo día en que se conocían los episodios de violencia ocurridos en la Escuela Municipal 4 de la ciudad: “No hay una pandemia de violencia en las escuelas bonaerenses o argentinas. Estamos siempre hablando de episodios que son absolutamente marginales”, aseguró (pagina12.com.ar, 7/11/25; 0223.com.ar, 13/11/25). Pero la repetición del mantra no estará funcionando. Tan sólo 2 días pasaron para que tomara estado público otro hecho de violencia, esta vez en la escuela primaria 80, en City Bell, La Plata (El Día, 13/11/25), donde nuevamente docentes y directora, tras una pelea entre alumnos, recibieron un brutal ataque por parte de padres.
Por su parte, Mónica Lence, la presidenta del Consejo Escolar no se quedó atrás y cruzó a los gremios docentes: "No marchen caraduras”, afirmó en la red social X, despotricando contra toda la política educativa del kirchnerismo. La funcionaria que asumirá en diciembre como concejal por el oficialismo, cuestionó el paro docente y su eficacia para solucionar el problema: “llevamos visibilizando estas situaciones cuatro años. Porque el sistema educativo está colapsado y vomitando la sangre de los que vienen. Y les importa tres carajos”.
Tras la movilización, referentes de los sindicatos FEB, SUTEBA, STM, UDOCBA, ATE, SADOP y algunos representantes de escuelas, mantuvieron una reunión con concejales de distintas fuerzas políticas. En la asamblea anual ordinaria de SUTEBA celebrada ese mismo día a la tarde, la conducción celeste de Baradel, informó orgullosa el cónclave y al día siguiente, anunció avances: “fue presentado un proyecto de ordenanza por bloques del Honorable Concejo Deliberante para crear una Mesa de Trabajo Interinstitucional con el objetivo de realizar un abordaje integral” al problema de la violencia en las escuelas.
En este cuadro de situación, los docentes continúan acudiendo a las escuelas y soportando, cotidianamente y en forma silenciosa la gran mayoría de las veces, todo tipo de degradaciones ejecutadas en principio por un Estado que ha descargado y descarga sobre sus espaldas todos los fracasos educativos y sociales, propios de un capitalismo en descomposición. Será tarea de los trabajadores de la educación en su conjunto autoorganizarse en favor de una salida propia, independiente de los partidos del estado y de las conducciones sindicales, que nos han traído hasta este presente de barbarie.
