Escribe Pablo Busch
“Esperando a Godoy”
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La Central de Trabajadores de la Argentina Autónoma (CTA-A) presentó dos documentos técnicos para debatir la reforma laboral impulsada por el gobierno de Javier Milei. Ambos textos funcionan como “contrapropuestas”, es decir que pretenden, según los autores, ‘ampliar derechos, fortalecer la protección social y mejorar la distribución del ingreso a favor de los trabajadores’. Pero mientras el gobierno se vale del poder del Estado para imponer el planteo de las patronales, la CTA va a la "discusión” desarmada, sin un plan de lucha junto al resto de las organizaciones sindicales que incluya la huelga general. En abril de 1927 y en noviembre de 1960, sendos paros generales devolvieron a las gavetas los proyectos de Alvear y Frondizi, respectivamente
Es claro que la central que conduce Cachorro Godoy “se abre” con estos documentos a un debate, sin contar ni reunir los recursos y las fuerzas para sus propósitos aparentes. El título del segundo documento es revelador: “Aportes de cara a la construcción de una propuesta alternativa de reforma laboral". Esa ‘alternativa’ no ha sido discutida, previamente, con ningún sector de la clase obrera; Milei, en cambio la ha recontra discutido entre los suyos, cuenta con el apoyo del 90 % de las patronales y está estampada en el Acuerdo Marco con Bessent y Trump.
Como el programa volcado en los documentos técnicos de la CTA-A del Cachorro Godoy no es acompañado por ninguna propuesta de lucha ni de movilización, estamos ante una maniobra colaboracionista con la reforma laboral.
La CTA-A propone “un enfoque integral que articule las reformas laboral, tributaria y previsional.” Lo estampa en un documento, titulado “Diez propuestas de políticas públicas para un nuevo esquema de relaciones laborales con ampliación de derechos”.
Entre los ejes centrales se destaca la implementación de una “Renta Básica Universal” equivalente a una canasta alimentaria para quienes no tienen ingresos registrados. La CTA Autónoma pretende enfrentar la destrucción del derecho laboral enarbolando un programa de asistencia social: “garantizar que todas las personas tengan el apoyo que necesitan, mediante sistemas de asistencia social, seguros y programas de generación de ingresos.” Patea la pelota afuera en cuanto a la precariedad laboral y los planes de flexibilización del trabajo, para enarbolar una Canasta Básica Alimentaria de 176.150 pesos (Fuente Informe INDEC 12/11/2025). Nada que no pueda conceder Milei, porque es lo mismo que plantea el Banco Mundial, a cambio de la destrucción histórica del derecho laboral. Trump lo agarraría con las dos manos. Milei ha elevado el valor de la AUH a 120.666 pesos por hijo y ha declarado varias veces la necesidad de que el Ministerio de Capital Humano ataje “a los caídos del sistema”.
La propuesta se completa con “la creación de un área de economía pública y social que coordine inversiones en salud, vivienda, cuidados y educación para impulsar empleo.”, un equivalente de los Consejos Consultivos de Duhalde, ahora manejados por los testaferros de Caputo. En 2001, cuando la población se movilizaba contra la expropiación de sus ahorros, la CTA ponía mesas para recoger firmas para lo mismo que propone ahora. Godoy conserva a la CTA en formol.
La agenda incluye además “la reducción de la jornada laboral sin rebaja salarial". Un planteo vigoroso en apariencia, pero una cortina de humo en la práctica. Un reclamo semejante debe preparar un terreno adecuado para imponerse, en especial cuando la patronal ha impuesto en la práctica, sin oposición de los oposicionistas, la jornada de 12 horas, con sábados y domingos. Con la misma hipocresía de la burocracia de Godoy, Milei enarbola el Banco de Horas y los acuerdos de flexibilidad laboral, para discutir la “reducción de la jornada laboral sin rebaja salarial”.
La dirección de la CTA-A dice que la reforma laboral de Milei es retrógrada porque no plantea una reducción de la jornada laboral que se estaría discutiendo en “todo el mundo”. En “todo el mundo” está avanzando otra cosa, que es la uberización del trabajo, la liquidación de las conquistas obreras de dos siglos de luchas. En Estados Unidos, la huelga de la Boeing fue enfrentada por el gobierno de Trump como un sabotaje militar. Las empresas (apenas un puñado) que conceden alguna forma de reducción de jornada lo hacen sobre la base de acuerdos de productividad, es decir, de la destrucción del salario por horas, jornada o mensual. Con ayuda de la inflación y la desvalorización salarial, reimpondrán el alargamiento de la jornada sin perjuicio de los contratos de productividad. El mundo no atraviesa un período de grandes conquistas obreras, sino todo lo contrario.
La CTA-A propone un seguro de empleo y formación que combine capacitación continua con estabilidad de ingresos, y mesas multisectoriales para transparentar estructuras de costos y redistribuir excedentes. Todos lugares comunes. “Redistribuir excedentes”, “transparentar estructuras de costos”, es típico de un planteo que evita las reivindicaciones.
La CTA-A propone que el Estado regule las relaciones de dependencia encubiertas en plataformas digitales, aunque no dice cómo ni cuándo. De hecho, el Estado ya regula las aplicaciones en favor de las patronales. La agenda plantea también “garantizar condiciones igualitarias para trabajadores subcontratados” -no poner punto final a la subcontratación-, y crear un seguro colectivo autogestionado para quienes se desempeñan sin patrón -en línea con la "economía popular" de Grabois-.
Respecto del punto central, el salario, la CTA-A no reclama un salario mínimo equivalente a la Canasta Familiar para toda la clase obrera, sino que exige que el Salario Mínimo Vital y Móvil al costo real de “una canasta individual” (sic). La CBT (Canasta Básica Total) según el INDEC es de $319.284 por mes para un adulto equivalente, cuando el salario mínimo es la miseria de $322.200. El abandono del planteo de la “Canasta Familiar” es subsidiario de la reforma laboral de Milei-Sturzenegger, porque parte de la base de que en una familia deben trabajar todos -incluidos los chicos- para sostenerse en la linea de pobreza.
Los números que hace la CTA-A ni pretende “mosquear” a los capitalistas. A través de medidas impositivas, como una sobrealícuota para patrimonios superiores al millón de dólares dentro del Impuesto a los Bienes Personales, un anticipo de Ganancias para las 500 empresas más grandes y la eliminación de exenciones a rendimientos financieros y servicios digitales extranjeros lograrían obtener más de 10.000 millones de dólares anuales, poco más que el 1,5 % del PBI.
Mientras la contrarrevolución laboral del Gobierno avanza, la CTA Autónoma se encuentra en la misma inmovilidad que el resto de las centrales sindicales. Hay que responder con un paro nacional a la sola presentación del proyecto de reforma laboral, para advertir que será combatida con una huelga general.
