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Los diarios y todas las redes sociales están inundando las fuentes de información sobre los escándalos de la conducción de la AFA. Lo que pasa en la AFA aparece como un tema aún más destacado que la masacre de los sionistas a Gaza, o más importante que la intervención militar yanqui a Venezuela o el saqueo indiscriminado de la política económica de Milei como socio colonial de los Estados Unidos.
El escándalo que involucra directamente al presidente de la AFA, “Chiqui” Tapia, consiste en, sin siquiera obtener un acuerdo previo, otorgar nuevos títulos (Caso Rosario Central), manejar descaradamente el arbitraje para favorecer esta promoción y chantajear a los presidentes de los clubes argentinos, la gran mayoría con cuantiosas deudas para que acepten las decisiones arbitrarias de la AFA. Resultante de esto, el fútbol local se ha transformado en un campo de batalla donde de siete jueces que dirigen un partido no dan ninguna garantía de cumplir su cometido. Lo primero que hay que señalar es que detrás de esta política de la AFA de “promover” a cualquier costo a primera A nuevos equipos o de sumar campeonatos y sumar títulos es una política que, con “sus propios métodos”, “Chiqui” Tapia lleva adelante tratando de emular de los lineamientos generales del fútbol mundial.
La proliferación de campeonatos en la Argentina es parte de una tendencia mundial que parte de la misma FIFA de hacer proliferar en todo el mundo nuevos equipos de fútbol, nuevos estadios y la proliferación de campeonatos y, con ello, la amplificación a nivel mundial de todos los negocios del fútbol, abriendo nuevos mercados.
El ejemplo más contundente sobre esto es el próximo mundial de Estados Unidos, México y Canadá. Los mundiales empezaron con 13 equipos en el 30, pasaron luego a 24, luego a 32 en Francia 98 y ahora serán 48 en el 2026, con la multiplicación de eliminatorias en todo el planeta a lo que hay que sumarle eliminatorias y campeonatos mundiales de los llamados “sub”. La propia eliminatoria latinoamericana ya prácticamente ha aumentado a siete equipos la posibilidad de participar en el mundial ilustrando de que la línea es todos adentro; más partidos. más negocios.
Fuera del ámbito mundial, en la gran mayoría de los países del mundo hay una tendencia de esta naturaleza. En Brasil, el promedio entre partido y partido no excede los cinco días y en Europa se está llegando a los mismos niveles con el complemento de que también se han sumado nuevas competiciones en los campeonatos intercontinentales de clubes; y también con la creación del Mundial de Clubes. Además, hay dos nuevos campeonatos en la UEFA y dos nuevos campeonatos en África.
La idea central que brutalmente lleva adelante Tapia es, como en la economía capitalista, la de “abrir nuevos mercados”, más jugadores, más equipos, más estadios y “libre importación”: en Brasil ya se puede tener siete extranjeros por equipo; en Argentina seis, pero en Europa pueden ser todos de distintos países, pues se consideran sólo extranjeros los extras comunitarios (los que vienen de otro continente). Es decir que, siendo europeos, los 11 pueden ser de distintos países. Hay un proyecto de la FIFA para que se tome este criterio en cada continente, con lo que Boca y River pueden llegar a tener un cuadro de todos extranjeros del continente.
La ampliación de los negocios del fútbol es inmensa. Ya no corren sólo los derechos de la televisión, la venta de entradas o los sponsors de los clubes. Ahora la proliferación de partidos de fútbol acelera las Sociedades Anónimas. Proliferan fundamentalmente en Estados Unidos los clubes como franquicia y un aspecto no menor en los negocios es un salto descomunal en las apuestas deportivas publicitadas por los grandes jugadores del fútbol mundial.
El “crimen” de Tapia es lo burdo: manejar arbitrariamente esta tendencia mundial. Tapia se mantiene en la dirigencia de la AFA por el crédito que le da la selección nacional pero este crédito se está agotando.
