Escribe Juan Ferro
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En el día de hoy, la junta electoral de la UOM y las juntas electorales seccionales darán a conocer su resolución final sobre la oficialización de las listas para las elecciones que se realizarán el 2 de marzo del 2026, donde se elegirá comisión directiva nacional y seccionales.
Abel Furlán es el secretario general en la actualidad. Los condicionamientos a la reelección de Furlán corren por dos carriles. Por un lado, Furlán está identificado con el sindicalismo kirchnerista, que se encuentra en retroceso en el conjunto de la burocracia sindical, cuyos dirigentes más relevantes se han alineado con Kicillof en la interna del peronismo. Es lo que ha mostrado el reciente ‘Congreso’ de la CGT.
Este alineamiento político en dos bandos -unos con Furlan y otros, con los opositores al kirchnerismo- ha dado lugar a una división bastante importante en el seno de la burocracia sindical y a la formación de distintas listas opositoras en grandes seccionales, empezando por Campana-Zárate, la seccional de donde emergió Furlan. Pero lo mismo ocurrirá en La Plata, donde la directiva actual se ha escindido. Esto se replicará en CABA, Morón, Río Grande (Tierra del Fuego), Mendoza y San Francisco (Córdoba).
Fuera de esta puja de distintos sectores de la burocracia de la UOM. la gestión de Furlán para el conjunto de los metalúrgicos, es un rotundo fracaso. Las patronales le han empantanado paritarias desde hace tres años –en los hechos, un desconocimiento de su gestión. Las grandes siderúrgicas han dado aumentos unilaterales “a cuenta” de una paritaria que nunca llega.
El malestar de la UOM es inmenso. Los salarios en la rama 17 están entre los más bajos del movimiento obrero, y se ha generalizado la tercerización de empresas. Aunque la tercerización está contemplada en el convenio de la UOM, los salarios en estas empresas son inferiores a los efectivos de las plantas terminales. Es la causa de los grandes conflictos en Siderar-San Nicolás y en otras plantas. El nivel de despidos y retiros voluntarios se ha generalizado.
La UOM es, en la base, el más democrático de los sindicatos; pero en la cúpula, el más antidemocrático.
Para ser delegado de la UOM bastan seis meses de antigüedad y un colectivo de 25 trabajadores para elegir representante; pero para presentar una lista seccional, los postulantes tienen que ser o haber sido delegados gremiales. Para ser candidato a Secretario General del UOM e integrar la directiva nacional, es requisito haber sido o ser Secretario General de una seccional. En la historia de la UOM, solo Alberto Pichinini (Villa Constitución) en los años 70 reunió esas condiciones, y luego el “Barba” Gutiérrez” (Quilmes), quien fue finalmente cooptado por la burocracia y el aparato peronista.
Estos estatutos cárcel han servido para mantener a Lorenzo Miguel hasta su muerte como secretario general o mantener a Aldo Brunelli en San Nicolás desde el año 1973.
La lucha ínterburocrática en las seccionales marcha a todo vapor. El estatuto establece un número de directivos por cantidad de afiliados. Por esta razón, hay todo tipo de maniobras para inflar los padrones, e incluso para mantener en los padrones a todos los despedidos. Este beneficio de inventario ha desatado impugnaciones con perspectivas desconocidas. La Justicia acaba de dictaminar que participe en Morón una de las listas una escisión de la burocracia; en Berisso, han proscripto a otras e intentan además proscribir una importante lista opositora de delegados de base en Villa Constitución.
No está en la agenda de la elección un plan de lucha. Oficialistas y opositores han aprobado la línea derrotista de Furlán contra la voluntad de los metalúrgicos, que querían llevar hasta el final la lucha para que no se quebraran sus salarios como se expresó en paros de 24, 48 y 72 horas, que fue levantado luego por la dirección nacional de la UOM. Lo reemplazó por un plebiscito que también perdió, pero que cumplió el rol de desarmar un enorme conflicto donde había una voluntad de los trabajadores de arrancarle una conquista a las grandes patronales.
En este marco de gran malestar de los metalúrgicos, las elecciones regulares de delegados de fábrica por afuera de esta elección nacional están arrojando muchos delegados no encuadrados en ninguna de las corrientes la burocracia. La mayoría de ellos son activistas independientes pero los mismos no tendrán representación en la “rosca” burocrática en que se ha transformado esta elección nacional.
