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La nueva fase de la "cuarentena"anunciada el viernes pasado por Fernández, Kicillof y Rodríguez Larreta, se configuró en términos del jefe de Gobierno porteño. Luego de que el gobierno de la Ciudad habilitara la actividad deportiva al aire libre, miles de "runners" salieron a correr y caminar en diferentes espacios públicos y parques de la CABA sin mantener las normas de protección y distancia social obligatoria. Este suceso pareció una marcha anticuarentena bajo la forma de una "maratón. El episodio dejó expuestos de manera inmediata los límites de "la apertura inteligente" que propala la derecha y la fragilidad política del trío que comanda y gestiona la cuarentena del AMBA.
Un suceso como este, que parece anecdótico y hasta bizarro, dio cuenta de algo más profundo. Sin demora, Sergio Berni explicitó la tensión que crece entre la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia en una entrevista que brindó a TN, en la cual sostuvo que la flexibilización del aislamiento social obligatorio que permitió el gobierno porteño rompió el vínculo de solidaridad entre ambos distritos. El funcionario sostuvo: "No podía creer lo que veía…Me parece que lo que se acabó fue la solidaridad, en la Provincia estamos en una situación muy delicada...El desastre del lunes ya está hecho. El daño ya está hecho". Será cuestión de ver dentro de diez días más qué impacto tuvo, efectivamente, la aventura deportiva de la administración larretista.
Por su parte, el presidente Alberto Fernández dijo en una entrevista con Radio 10 que se alarmó al ver la cantidad de "deportistas" porteños, pero remarcó una y otra vez que "es muy bueno" el trabajo mancomunado con las autoridades porteñas. La alianza se dobla, pero no se quiebra. Por lo menos hasta no esté definida la reestructuración de la deuda, ya que es una misión que estaría necesitando de la menor turbulencia posible.
El ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, por su parte, dijo que no habrá modificaciones en el esquema que permite la actividad física. Apeló a "la responsabilidad" individual y dijo que fue normal lo que pasó porque "después de 80 días encerrada, toda la gente quiso salir". Una no política basada en el espontaneísmo, a pesar de que la salida masiva de los “runners” puede constituir en una crisis sanitaria aún mayor que la actual.
La apertura, bajo presión de las patronales, se da al mismo tiempo en que, según el reporte diario vespertino del Ministerio de salud Nacional, al 10 de junio suman 25.987 casos positivos en todo el país y 735 fallecidos. La CABA lidera la tabla con 12.487 casos confirmados, la provincia de Buenos Aires le sigue con 10.211. Entre ambos distritos concentran el 87% de los casos a nivel nacional y el 95% de los nuevos casos registrados, que escalan a la alarmante cifra de 1.142 casos nuevos en 24 horas.
Mientras los números demuestran que la curva de contagios crece a paso acelerado, concentrándose este crecimiento en las villas del AMBA, las autoridades bonaerenses ceden ante el pedido de apertura económica de los intendentes, al mismo tiempo que fluctúan entre cercos policiales fallidos y hacer uso de centros médicos montados de manera improvisada en diferentes zonas frente a la posibilidad cierta del colapso del sistema sanitario. Por su parte, las autoridades porteñas abren cada vez más la economía y las actividades recreativas. Una política a contramano de la realidad.
Ninguno de los dos gobiernos presenta un plan integral sanitario y alimentario para controlar el avance de la pandemia.
A nivel nacional, todos los distritos están embarcados en poner en marcha la vuelta a clases. Es evidente que, si los adultos vuelven al trabajo, tiene que tener donde dejar a sus hijos. La escuela actual es concebida, por el Estado capitalista, como un depósito de niños.
Mientras Kicillof, en la conferencia de prensa del miércoles 10, habló de "integrar el sistema de salud público y privado" y subrayó que "la pandemia golpeó al sector privado que está empezando a quebrar...En colaboración con sus representantes empezamos a diseñar una batería de medidas para sostener al sector privado durante la pandemia". La medida se financiaría poniendo a disponibilidad 400 millones de pesos mensuales del IOMA. Un rescate más al sector privado mientras el sistema sanitario público se cae a pedazos.
Se impone más que nunca la defensa de la vida obrera por sobre la presión al retorno a "una nueva normalidad" a la que el capital nos quiere llevar a expensas de nuestra propia salud.