Kicillof pone a IOMA al servicio del rescate de las clínicas privadas

Escriben Brenda Ainchil y Sebastián Rubolino

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El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, y el ministro de Salud, Daniel Gollán, anunciaron la llamada “Propuesta de Sustentabilidad del Sistema Sanatorial”, en conjunto con representantes del sector privado. La “propuesta” representa un plan de rescate de las clínicas y sanatorios privados de la provincia de Buenos Aires.

Este salvataje al sector privado se dará a través de un vaciamiento del IOMA, la obra social de docentes y estatales bonaerenses, la cual destinará 400 millones de pesos mensuales a las empresas privadas de salud de la provincia con el objetivo que estas clínicas “no se fundan”, como destacó el director de la Obra Social, Homero Giles.

A la política general del gobierno FF de rescate al capital con medidas como el ATP y la “intervención estatal” de Vicentin, se suma ahora la “propuesta” de salvar a más de 190 clínicas privadas -con la excusa de más disponibilidad de camas ante un inminente colapso del sistema público de Salud-, con recursos aportados por los trabajadores.

El vaciamiento de IOMA

Este financiamiento del sector privado se enmarca en una política de vaciamiento de IOMA que se arrastra desde hace años y alcanzó su punto más alto durante la gestión de María Eugenia Vidal, cuando la ex gobernadora subejecutó el presupuesto estatal destinado a la obra social.

Ahora, el gobierno de Kicillof, en lugar de de emplear los fondos de la Obra Social en la mejora y al aumento de las prestaciones y las coberturas médico-asistenciales, les hace pagar a los más de 2 millones de trabajadores afiliados y a los prestadores de servicios el rescate de las empresas privadas de salud.

Hace años que IOMA deja a los prestadores y a los usuarios a la deriva, adeudando por meses el pago de los salarios, obligando a los afiliados a hacerse cargo de ese pago (al tiempo que se les aumenta la cuota mensual). Estas condiciones se han profundizado durante la pandemia, ya que no hay ni siquiera la garantía del pago de las prestaciones realizadas.

Al respecto, los prestadores, especialmente Acompañantes Terapéuticos y Cuidadores Domiciliarios, vienen dando una fuerte pelea contra la precarización impuesta por el Estado y la Obra Social, movilizando por salarios dignos y al día, por condiciones laborales dignas.

Mientras los fondos del IOMA van al rescate de la salud privada, las “respuestas” ante los reclamos de los prestadores son incluso provocadoras. Tal es el caso de la implementación de un nuevo sistema para gestionar vía online los reclamos. Este se presenta como “un avance” con relación a la deuda que se mantiene con los prestadores, pero es un fraude.

Una salida al colapso sanitario

Este anuncio, además, pretende hacer pasar un rescate a la salud privada como una articulación del sistema de salud. Kicillof sostiene que es necesaria una asistencia para el sector privado durante la pandemia y que es “un paso histórico en la articulación entre el sistema público y el privado”. Al mismo tiempo, Gollán reivindica los subsidios a los sanatorios privados porque, afirma, esto permitirá “agregar” 1.500 camas al sistema de salud provincial.

Pero la centralización y unificación del sistema de salud debería poner a disposición de la salud pública bajo control del Estado, así como los recursos de las clínicas, sanatorios y laboratorios privados.

Con el aumento de casos de COVID-19, estamos frente a un colapso sanitario que se materializa en falta de insumos, de camas y el aumento de la precarización laboral de los trabajadores de la salud. La salida del gobierno frente a este colapso es hacerse cargo de las deudas de las empresas privadas de salud, evitar su quiebra a través de los fondos que los trabajadores pagan a su obra social.

Los trabajadores de la salud, los prestadores y usuarios de IOMA, debemos organizar instancias de deliberación y movilización contra el vaciamiento de la principal obra social de la provincia de Buenos Aires.

En vez de financiar a las privadas, IOMA debe abocarse al pago de los salarios adeudados a los prestadores y a la cobertura de todas las prestaciones brindadas durante la pandemia. Es fundamental también la apertura los libros contables para que los usuarios y prestadores conozcamos a donde se destina nuestro dinero.

El derrumbe del sistema público de salud exige un aumento extraordinario del presupuesto y la puesta a disposición de todos los recursos del sector privado, confluyendo en un sistema de salud unificado, bajo control de sus trabajadores.

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