“Y mientras tanto el sol se muere”

Escribe Cacho Calarota

Despedida a Sergio Lanaro.

Tiempo de lectura: 4 minutos

Sergio Lanaro perteneció a ese selecto grupo de compañeros que representa la honestidad “a prueba de balas”. Ninguna circunstancia personal la quebraría. Un ejemplo de superación frente a la vida.

Nació en el seno de una típica familia obrera en la “República de la Sexta”, un barrio del sur de Rosario. Su padre vino desde Italia. Así como todo obrero, trabajó duramente de albañil para sostener a su familia con dos hijos.

Sergio incorporó el clasismo desde muy joven, comenzando a trabajar antes de los 18 años, en un pequeño taller metalúrgico. El Flaco, como todos los conocidos le decimos cariñosamente, se interesó por el arte, la música y las visuales. En sus primeros años, cultor del rock metálico, su grupo insignia era Black Sabbath, pero también admiraba a Jimi Hendrix. Al conocernos, avanzado los ´80, coincidiríamos con el “Culto Ricotero”, yendo con alumnos incluso a varios recitales de los Redondos y luego del Indio Solari.

Su figura longilínea apareció por la Escuela Municipal de Artes Plásticas “Manuel Musto” para hacer dibujo y pintura. Rápidamente El Flaco, comenzó a canalizar sus inquietudes y agudas observaciones.

Así, se acopló “naturalmente” al proyecto educativo que dirigieron Osvaldo Boglione (1936-1996) y Mónica Calagari (1950-2000), su compañera y docente de grabado.

El Negro Boglione me pidió, finalizando los ´80, que armara un taller pedagógico-didáctico, lo que denominamos cariñosamente “la incubadora” de ese proyecto. Se trataba de tomar la posta educativa, adaptada, de lo que fue ese hito histórico que todos conocemos como “La Vigil”. Así comienza mi relación estrecha con Sergio.

Primero como mi ayudante en Dibujo, luego como docente en este y en el Taller de Pintura. Varios docentes en la actualidad, vienen de la “incubadora” del Negro Boglione.

Dos trabajos

Su capacidad y responsabilidad, hizo que fuera cambiando de distribuidoras de acero, hasta que cumpliera un rol importante en Sidersa (uno de los mayores proveedores y procesadores de insumos) de fluida relación con Siderar (ex Somisa) del grupo Techint.

En La Musto, se relaciona con el Partido Obrero y comienza una militancia progresiva. En algún momento su experiencia en logística lo llevó a centralizar administrativamente al Polo Obrero Rosario, recorriendo los barrios, en esa explosión de crecimiento a partir del año 2000.

Alguna vez le reclamaron desde un barrio (algo común) por la distribución de planes y comida. El Flaco, que era una máquina de precisión y honestidad, les desplegó en asamblea todos los libros con comprobantes fehacientes, los ingresos y egresos. Fin de las dudas. Así era el Flaco.

La patronal de Techint terminó despidiéndolo porque siempre aconsejaba a los obreros sobre sus derechos y reclamos laborales.

Su capacidad laboral lo llevó a que un cliente importante de Sidersa, lo incorporara hasta la fecha, para que se encargara del ingreso y egreso de insumos, la logística.

Cuando fue incorporado a planta permanente de La Musto, trabajaba de 8 a 21. Ya no le quedó tiempo para una militancia organizada.

Sergio se incorporó inmediatamente a la Tendencia del Partido Obrero por su absoluta consciencia en la defensa histórica de nuestro programa. Siguió suscripto a Prensa Obrera y luego pasó a “devorarse” Política Obrera y cuanto artículo y comunicado apareciera., aportando siempre a la organización.

Organizador en las artes visuales

Fue uno de los motores organizativos de un grupo de estudiantes que constituyó “ApARTE” (Agrupación por un Arte Revolucionario de Trabajadores y Estudiantes), donde confluyeron los alumnos de La Musto con algunos de la Facultad de Humanidades y produjeron murales callejeros y la primera bandera artística dentro de las filas del Partido Obrero.

Hicieron una exposición memorable en el local de calle San Luis, casi Italia, a la que concurrió Eve Cossettini, la madre de Mónica, que se emocionó hasta las lágrimas con el grupo de jóvenes productores que establecieron una continuidad con la posición artística de Osvaldo y Mónica.

Un detalle importante, el nombre del grupo, lo propuso luego de intercambiar opiniones con una alumna de la Facultad que no pertenecía al PO, pero que denotaba la defensa del Manifiesto por un Arte Revolucionario de Trotsky-Breton.

Estos grupos, pese a la atención que podíamos darle con el Flaco (él en primer lugar), terminó disolviéndose, pero conservando la comunicación entre muchos integrantes y recalando, algunos de ellos, en los Talleres de la Musto.

Sergio era una máquina, una usina organizadora. Así fue que realizó una edición especialmente cuidada del Manifiesto que vendimos entre docentes y conocidos para recaudar fondos para ApARTE.

Desde hace varios años junto a otros dos docentes, Susana y José, organizaban visitas a las muestras importantes en los Museos en CABA, como el MNBA, PROA, MALBA, MAMBA etc.

Dentro de muy pocos días, El Flaco hubiese cumplido 63 años. A pesar de llevar una vida sana, el doble trabajo comenzaba a “pasarle factura” en sus articulaciones, algo normal en todo laburante.

Sergio que era celoso guardián de la seguridad laboral para sus compañeros. Solamente se pudo descuidar en cuarentena y en su hogar. Fatídica combinación.

Con Sergio una sabía que tenía las espaldas cubiertas. Un cómplice estético impecable, un conspirador contra el orden social, por una sociedad sin explotadores ni explotados. ¡Por la revolución socialista!

Seguramente muchos ex alumnos y alumnos seguirán con su ejemplo. Será difícil intentar llenar el hueco que nos dejó. Al hermano que me dio esta vida, lo despido como corresponde con un fragmento del tema que está en el título:

“Te voy a encontrar En la oscuridad Algún día, pronto, una de mis vidas Va a intentar matarme y lo va a lograr ¿Cómo será andar solito allá en la muerte?” ¡Hasta la victoria siempre, compañero y hermano!

(“Y sin embargo el sol se muere”, Porco Rex, El Indio Solari y los fundamentalistas)

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