A 18 años de la masacre de Avellaneda

Escribe Eva Gutiérrez

Por qué hubo dos actos en el puente Pueyrredón.

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Desde las 10 de la mañana nos juntamos en la estación “Darío y Maxi” de Avellaneda las organizaciones MTR histórico, el MIJD, la Tendencia del Polo Obrero, la Tendencia Guevarista, Razón y Revolución y el Partido Obrero (Tendencia) de zona sur. Ahí nos reunimos con las otras organizaciones, del Frente de Lucha, y familiares de Darío y Maxi, como Vanina Kosteki.

El llamado a una convocatoria unificada que habíamos realizado el Polo (T), el MTR, el MIJD y otras organizaciones fue desoído por el “frente de lucha”. Estos fueron los últimos en definir una convocatoria. Lo expresó con claridad Leo Santillán, cuando reconoció, en su intervención en el segundo acto, que “llegamos tarde con la convocatoria”.

Ya reunidos en Avellaneda, planteamos a todas las organizaciones subir en forma unificada al puente Pueyrredón y hacer un acto conjunto, donde se leyeran los documentos de ambos agrupamientos. Si hubo dos documentos fue porque no todos tuvimos la oportunidad de debatir uno solo, unificado. Tampoco podíamos suscribir el del “frente de lucha”, ya que carecía de una perspectiva para el movimiento de desocupado y la continuidad a la acción común del día 11 de junio.

Desde nuestro punto de vista, hubiera significado la realización de asambleas, congreso de las organizaciones sociales y barriales para discutir no solo un programa reivindicativo sino un debate de la situación de hambre y miseria social, sanitaria y económica al que nos somete el gobierno de Alberto Fernández.

Como no hubo acuerdo, hicimos nuestro propio acto, en el que hablaron compañeros de cada organización y cerró Vanina Kosteki, con un impresionante reclamo de justicia y denuncia contra los responsables políticos impunes que hoy forman parte del gobierno -Felipe Solá, Eduardo Duhalde, Aníbal Fernández.

Los compromisos de pago de la deuda con bonistas y el FMI traerán más ajustes. Más temprano que tarde, se impondrá la necesidad de realizar acciones en común y el movimiento de desocupados deberá plantearse la coordinación, mediante asambleas y congresos, no solamente para discutir cómo conseguimos alimentos y trabajo genuino sino también para intervenir políticamente. El gobierno está firmando un pago de deuda que va a significar más hambre y miseria, luego de salir al rescate de las empresas, retaceando los recursos para salud y asistencia social. Debemos discutir cómo el movimiento desocupados se une a la clase obrera que está luchando por los protocolos, que discute el salario y que está peleando contra los despidos. Unificar la lucha en torno a un programa contra el pago de la deuda, aumento de salarios y jubilaciones, medidas sanitarias para hacer frente a la pandemia y preservar la vida de los trabajadores.

Llamamos a sacar las conclusiones del acto de este 26 de junio.

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