Escribe Sergio Escalas
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En el contexto de la nueva fase, más rígida, de la cuarentena en el AMBA, sigue sin garantizarse el acceso a la conectividad a distancia de las comunidades educativas pauperizadas de la Ciudad de Buenos Aires.
Recientemente, el gobierno porteño frenó un fallo judicial que ordenaba viabilizar y dar curso a la educación a distancia en las villas. El magistrado fue recusado por la administración de Larreta, luego de haber ordenado una medida cautelar en la que instaba al Gobierno porteño a garantizar computadoras e Internet a todos los alumnos en condición de vulnerabilidad social para que pudieran continuar con la educación a distancia, en el contexto de la pandemia. El juez dispuso la creación de un registro de “estudiantes con necesidades informáticas no satisfechas” en el ámbito de su juzgado y ordenó medidas complementarias para la entrega de equipos informáticos.
La creación de un registro que pudiera ser elaborado por los trabajadores de las escuelas y las organizaciones barriales, permitiría la implementación de un registro de solicitantes, aceleraría el mecanismo de entrega de las computadoras, e instalar wifi en las villas y barrios de emergencia de la Ciudad. En cambio, con su negativa, el Gobierno de la Ciudad busca evitar el cumplimiento, tanto como garantizar los medios técnicos que le faciliten su aprendizaje a cientos de estudiantes que ya se vieron perjudicados en medio año escolar por no tener acceso. Que se pretenda "sostener" la continuidad pedagógica mediante la recepción de un cuadernillo impreso, no hace más que acentuar las inequidades de la población pauperizada.
Tomando en cuenta que según el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), en el último semestre del año pasado, la cantidad de chicos menores a 14 años pobres en la Argentina llegaba a 52,6% y a fines de 2019, los índices de pobreza en la Ciudad de Buenos Aires llegaban al 13,5%, es de esperar que todo se haya agravado y se agudice más aún, en los próximos meses, por efectos de la crisis capitalista que demuestra la completa inviabilidad de un sistema que no es capaz de garantizar las condiciones de salubridad de su fuerza de trabajo. Y mucho menos, en ese sentido, de las adecuadas relaciones de enseñanza y aprendizaje.
Es imperioso desarrollar la más amplia deliberación en las comunidades educativas de la Ciudad, haciendo foco en la gravedad que se vive en la población escolar más afectada por las carencias materiales que emanan de la actual etapa de educación en la virtualidad. En un contexto en el que también se verifica una degradación del vínculo entre enseñanza y aprendizaje, por el congelamiento salarial, el ataque sobre los aguinaldos, la hiperexplotación docente, la sobrecarga de tareas sobre familias y estudiantes con serias carencias en la conectividad, impulsemos una salida que se oriente a la proliferación de asambleas por distrito y por escuela.