Escribe Pablo Busch
La empresa quiere continuar produciendo a pesar de los 35 casos positivos.
Tiempo de lectura: 2 minutos
La planta alimenticia Felfort ya registra 35 casos positivos de Coronavirus, y continúa produciendo sin parar – a pesar de que las golosinas que se fabrican no tienen nada de “esencial”. Los delegados y trabajadores denuncian que no se cumple ni con el protocolo de sanitización, ni con el cerco epidemiológico a los contactos estrechos, ni tampoco se adaptaron los sectores de la planta (el comedor, producción) ni se dispusieron charters para evitar el uso del transporte público.
La planta de Delicias Felipe Fort está ubicada en el barrio de Almagro de la Capital Federal. Trabajan 400 operarios fabricando golosinas de todo tipo. En el arranque de la cuarentena, a mediados de marzo, la empresa recibió el permiso para continuar su producción como esencial; los trabajadores denunciaron que se exponía a los trabajadores al virus innecesariamente, dado que las golosinas no son esenciales. El Ministerio de Trabajo respondió a las denuncias de esta y otras fábricas de golosinas que “todos los alimentos son esenciales”.
Como la empresa no invirtió un peso en adaptar las condiciones de la fábrica al distanciamiento social obligatorio, los casos comenzaron a circular. Los sectores de envasado manual siguieron trabajando amontonados, no se dispuso el servicio de charter ni un sistema de comedor alternativo para que los trabajadores no compartan mesa. Ni siquiera se realizaba el control de temperatura en los ingresos y egresos de los trabajadores a planta.
El primer caso registrado fue el de una empleada administrativa, en mayo; luego, el de una operaria de producción, en junio. A partir de ahí, el número no paró de crecer.
Los protocolos de actuación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), adoptados como propios por el gobierno nacional, no trasponen la puerta de Gascón 329. No se hizo el testeo a los contactos estrechos del “caso 0”, no se paró la planta para sanitizarla e hisoparla sino hasta que los trabajadores hicieron medidas de fuerza. Tampoco se respetó la cuarentena obligatoria de aquellos trabajadores cuyo test dio negativo. Cada hisopado es una batalla entre los trabajadores y la empresa, cuya única intención es continuar la producción; la empresa hasta mandó cartas documento exigiéndoles que se presenten inmediatamente a trabajar a los trabajadores que estaban a la espera del resultado de su testeo. Hasta este fin de semana, ya se contabilizan 35 casos y se siguen sumando.
La conducta del Sindicato de Alimentación, dirigido por Rodolfo Daer, se limita a reclamarle a las autoridades del Estado. Mientras la propagación alcanza un ritmo desesperante entre los trabajadores, el sindicato se somete a los tiempos de los expedientes del Ministerio de Trabajo. Depositar la defensa de la salud de los trabajadores en manos de la burocracia estatal es condenar a los trabajadores a la exposición al contagio, sobre todo teniendo en cuenta que, desde el día uno de la cuarentena, el Estado habilitó la “esencialidad” trucha para la empresa. Tanto la Ciudad como el gobierno nacional han dejado hacer a Felfort cuanto quisiera. La vía administrativa que sigue el STIA es una vía muerta. De la única forma que se logró que la planta pare por 72 horas para sanitizar fue después de una medida de fuerza impulsada por los delegados -pertenecientes a la Agrupación Transparente y parte de la lista opositora a Daer, el frente Bordó-Transparente-Naranja. A los atropellos patronales se los frena con la acción directa.
Es necesaria una campaña en Felfort y en todas las fábricas, por testeos preventivos a todos los trabajadores (a cargo de la empresa), por el respeto a la cuarentena de los contactos estrechos de los casos positivos, por la adaptación obligatoria de los sectores de la fábrica para evitar la congestión de trabajadores, por el servicio de charter. Es necesario poner en pie una comisión de control de higiene y seguridad sanitaria electa por la asamblea, que siga el cumplimiento de todos estos puntos.