La cuenta regresiva de la transición F-F

Escribe Marcelo Ramal

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La cercanía de la asunción del gobierno F-F podrá despejar dudas respecto de algunos nombres del futuro gabinete presidencial. Pero no ocurre lo mismo con las contradicciones explosivas que enfrenta. Las marchas y contramarchas del binomio F-F han comenzado incluso antes de que les calcen la banda.

Rescate de los fondos macristas

Guillermo Nielsen, el negociador de la deuda, ha expresado una convicción cuestionable: dijo que el proceso actual de negociación tiene la ventaja de enfrentar a Argentina con un par de fondos internacionales, en contraste con lo ocurrido con 2005, cuando del otro lado había numerosos tenedores pequeños. En primer lugar, porque aquella tropa de inversores no negoció nada sino a través de los bancos que les vendieron la deuda de Argentina, y que eran por tanto responsables por las pérdidas ocasionadas por el default. Varios de esos bancos, obligados a indemnizar a sus clientes, le pasaron la factura a Argentina. En el afán de poner buena cara al mal tiempo, Nielsen parece disfrutar con que el otro lado de la mesa sea ocupado por los Fidelity, Templeton, Pimco o BlackRock – nada menos que los fondos buitres que gestionan activos, en su conjunto, por 1 billón de dólares. Los actores ‘chiquitos’ tampoco han desaparecido: los fondos comunes atiborrados de deuda argentina manejan el dinero de numerosos ahorristas, que sacan el dinero de sus cuentas sin esperar a negociaciones, sean salvajes o civilizadas.

Una nota de Clarín (20.11), por otra parte, registra con mucha demora lo que ya era sabido: que un bando de acreedores suscribió títulos de Argentina a su precio de origen, cuando fueron emitidos, y otros a un precio considerablemente menor, cuando se derrumbaron las cotizaciones. No dice, sin embargo, que los más golpeados han sido los buitres, que no solamente compraron las ofertas iniciales sino que se atiborraron con bonos en pesos, con la ilusa sospecha de que una baja de la inflación elevaría los intereses reales que debían cobrar.

Estos buitres se sientan ahora a la mesa con la intención de recuperar fortunas perdidas. En aquella operación de rescate de Caputo y compañía, los fondos aportaron 5.000 millones de dólares al macrismo, para detener, infructuosamente, la corrida cambiaria de mayo de 2018. Los vencimientos de deuda en pesos de los primeros meses de 2020 – que se reparten entre estos fondos y organismos estatales- suman u$s15 mil millones, unos $900 mil millones – más de la mitad de toda la actual base monetaria.

La lista de acreedores, sin embargo, no termina allí: en la cola, espera el Fondo Monetario El FMI, que no figura entre los complicados acreedores pequeños que execra Nielsen, reclama un tratamiento prioritario para la devolución de los casi 50.000 millones de dólares ya prestados a la Argentina. El diálogo amigable de Fernández con la nueva presidenta del FMI incluyó un ultimátum de la funcionaria: Argentina, dijo, “debe vivir dentro del límite presupuestario”, exactamente lo contrario de la promesa de AF - “poner dinero en el bolsillo de los argentinos”.

Vaca Muerta y la deuda

El defol ha dejado a la clase capitalista sin financiamiento. Para salir de este pozo, el FdeT ha propuesto “reestructuraciones y “reperfilamientos” de una deuda impagable. Pero por sobre todo la apuesta a convertir a Vaca Muerta en un imán de inversiones que bombee dólares y pesos por las arterias de la economía. Sin embargo, un estudio de la consultora Analytica, escrito por encargo de las petroleras, afirma que la futura exploración del megayacimiento “será inviable sin financiamiento, algo imposible de conseguir con un riesgo país superior a 2.000 puntos básicos”. (Cronista, 20.11). Por eso alerta que “un canje demasiado agresivo con quitas elevadas genera un precedente grave y dificultad para captar financiamiento en el futuro” (id). Estamos ante la trampa del laberinto: para habilitar Vaca Muerta hay que gatillar el pago de la deuda, y para hacer esto se necesitan los dólares que se inviertan en Vaca Muerta. Además, los "precios locales (de los combustibles) deben ser parecidos al internacional para que el mercado sea atractivo", o sea que las inversiones serían financiadas por los consumidores, cuyos ingresos se encuentran en un piso histórico. Para Clarín (20.11), dolarizar Vaca Muerta “podría estar reñida con el anuncio de Alberto Fernández de ´desdolarizar´ las tarifas” (Clarín, 20.11).

El capital financiero ha vetado, entonces, el intento de encapsular a Vaca Muerta en un “régimen especial”, que no sería aplicado al resto de la economía. La caída del precio internacional de los combustibles quita incentivos al incremento de la producción, en especial con un yacimiento cuyos costos exigen un piso de 55/60 dólares el barril. En Estados Unidos, donde los costos son la mitad de los de Vaca Muerta, hay una onda de cierres y de quiebras, que las grandes compañías aprovechan para monopolizar la producción. La exportación de gas, por otro lado, exige inversiones en el país y en el exterior, para licuefacción, transporte y regasificación en destino.

Es llamativo, de todos modos, que el encargado de renegociar la deuda sea el lobbysta de las petroleras internacionales, Guillermo Nielsen, de manera que hay algún ´toma y daca´ en el asunto. La situación energética se ha cruzado ahora con la crisis continental, puesto que el gobierno golpista de Bolivia se inscribe en la línea, quebrada por la lucha del agua y del gas de 2001/3 (y la insurrección de octubre de 2003), de reinstalar la pretensión de exportar el fluido boliviano por el Pacífico, a México, por un lado, y al Sudeste de Asia, por el otro. En función de ello, los golpistas han anunciado una “revisión” del volumen y el precio del gas exportado a Argentina.

Debut inflacionario

En el juego de las promesas y los trascendidos se destaca un proyecto de moratoria impositiva para 400 mil Pymes, cuyos defensores aseguran es la llave de la reactivación. Las llamadas Pymes son, sin embargo, un conglomerado desigual y contradictorio, porque una mayoría de ellas opera como tercerizadas de los grandes grupos de la industria y del comercio. En estos casos, habrá una transferencia de beneficios de la periferia al centro (gran capital), en especial si se suma una reforma laboral o una amnistía de cargas previsionales. De otro lado, solamente una ingenuidad interesada puede suponer que la moratoria promoverá la inversión industrial, con independencia de lo que ocurra en la economía en su conjunto. El planteo que esgrime una parte de la izquierda, a favor de la pequeña producción, lo cual incluye a la moratoria, convierte a la consigna ‘que la crisis la paguen los capitalistas’ en su contrario.

En el plano de la crisis social, Fernández arriba al gobierno con un 40% de pobreza y una caída del salario del 20% pero sólo para los trabajadores “registrados” (para los precarizados es muy superior). El umbral de tolerancia de las masas está muy cerca de cero. Frente a ello, Fernández se aferra a un “plan contra el hambre” que podría ser devorado por la carestía, pero que sirve de coartada para postergar las paritarias, en nombre de “priorizar lo más urgente”. La coalición pejotakirchnerista es muy débil de cara a todas estas contradicciones. A la luz de todo este escenario de conjunto, es que arribamos a la conclusión de que “Argentina va a convertirse, como consecuencia de la etapa abierta, en el epicentro de la crisis de dominación política de la burguesía en América Latina” (“Conclusiones de la primera conferencia nacional del PO Tendencia”). La lucha por un programa de reivindicaciones inmediatas –aumento de emergencia, salario mínimo de 70.000 pesos; 82% móvil; apertura de todas las fábricas cerradas y ocupadas por sus trabajadores – es el camino para unir a la clase obrera e iniciar la experiencia de los trabajadores con la gestión F-F.

La capacidad de arbitraje del próximo gobierno nace deteriorada, al margen de la victoria electoral, que tampoco ha sido plebiscitaria, o del entierro del macrismo, que ya se advierte en la emigración que se anuncia en sus filas. La coalición del FdeT registra la precariedad de su poder de arbitraje en todos los terrenos – por ejemplo en la formación de bloques parlamentarios. No obstante, las masas explotadas y todas las clases sociales deberán atravesar la experiencia que se inicia para desarrollar sus propias conclusiones. En este proceso de concientización, lucha y organización, se unirán a las de Ecuador, Chile, Haití, Bolivia, Colombia en la experiencia común de impulsar una lucha revolucionaria y socialista a nivel continental e internacional.

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