La democracia sindical es irrenunciable

Escribe Mariano Hermida

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En la última asamblea llevada a cabo en el Suteba Matanza el pasado 1 de julio, ocurrió un hecho que no puede ser pasado por alto.

Hacia el final de la asamblea, un compañero de Democracia Obrera denunció, discutiblemente, el voto favorable de los legisladores porteños del FIT a la ley impulsada por el gobierno y la oposición en la legislatura de CABA, que tipifica como “antisemita” cualquier denuncia contra el Estado de Israel. Caracterizó que no se trató de un “error”, sino de una adaptación política al parlamento, al votar “sin leer” una resolución promovida por los partidos del régimen. (Delegados destacados del gremio han escrito cómo incluso puede ser usado contra la libertad de cátedra de los docentes a la hora de enseñar historia o temas vinculados a la ocupación de territorios palestinos).

Decimos “discutiblemente”, porque los temas de una asamblea que no se encuentran en la agenda establecida, deben ser preparados mediante la difusión y debate de las posiciones divergentes en una eventual controversia. Un método diferente se presta a la disputa faccional.

En el contexto de esta crítica, el compañero caracterizó al PTS como una fuerza “estalinista” por una posición vinculada a la autodeterminación del pueblo kurdo, que el conjunto de la asamblea desconocía. Un despropósito en el marco de la asamblea. La Marrón (PTS) propuso entonces una “moción de privilegio” - ya que se habían cerrado las intervenciones - para que se votara un “repudio” (sic) al “ataque” del compañero. Los compañeros del PTS mencionaron que se habían visto afectados “moralmente”.

Los compañeros de Tribuna Docente (T) pedimos la palabra y señalamos en nuestra intervención que ninguna caracterización, ni posición política o crítica que realice un compañero puede ser sometida un “repudio”, y que no correspondía someterla a votación de la asamblea. Propusimos, en cambio, que la polémica debía ser abordada con el método del debate, a través de una intervención oral de los compañeros aludidos o bien de manera escrita, en los medios partidarios correspondientes. La forma extemporánea de la intervención del compañero de DO ha sido reiteradamente empleada por el PTS, por ejemplo, en el movimiento piquetero de 2001/3.

La moción del PTS fue recogida, sin embargo, por la secretaria general de la seccional, y se sometió a votación. Las fuerzas del FIT votaron en bloque a favor del “repudio” y casi el 40% de la asamblea votó en contra o se abstuvo, incluyendo a varios integrantes de la Comisión Directiva del Sindicato. Otros compañeros directamente se negaron a votar. La reacción de esta franja importante de la asamblea, incluidos militantes del FIT-U, es una prueba de la salud política del clasismo. Al día siguiente (y al día de hoy), el “repudio” no figuró, entre las resoluciones que la dirección del sindicato dio a conocer al conjunto de la docencia.

En los casi ocho años, que va a cumplir la conducción Multicolor al frente del SUTEBA Matanza, nunca se ha visto un episodio semejante. Tampoco en ninguna de las otras seccionales, dirigidas por la oposición. "Repudiar" a un compañero por defender una determinada posición política en nombre de que otros se ven "atacados", es improcedente. Lo ha usado en forma reiterada la burocracia sindical, que se ha servido de estos pretextos para expulsar activistas. SUTEBA Matanza, bajo la conducción de la agrupación celeste, ha expulsado en el pasado a compañeros críticos, que hoy revisten en la lista multicolor.

Hacemos un llamado al conjunto de la docencia y los activistas a defender la más amplia democracia sindical, que es la que debe primar en toda organización de trabajadores para conquistar sus propósitos.

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