Protocolo universitario: a la medida de las autoridades y el gobierno

Escribe Fede Fernández

Tiempo de lectura: 3 minutos

El ministerio de Educación ha elaborado junto a los rectores de universidades públicas y privadas un “protocolo para el retorno a las clases presenciales” (Página/12, 8/7). El mismo constituye “un piso mínimo de requerimientos”, entre los cuales inscribe “condiciones edilicias básicas y elementos de higiene”, dos aspectos en los que el sistema educativo universitario ya corre en desventaja.

El anuncio del CIN y del Ministerio de Educación debe ser puesto en el contexto de la situación política nacional. Mientras que en el país asistimos al peor momento en materia de contagios, el gobierno ha decidido avanzar en el levantamiento de la cuarentena a fin de privilegiar la reapertura económica, que no es otra cosa que las ganancias capitalistas, por encima de la vida de los trabajadores. La vuelta a clases presenciales se coloca como parte de la imposición de la "vuelta a la normalidad". Ésta, a su vez, constituye un riesgo para la población en general, toda vez que las universidades son una de las mayores causas de traslado en el transporte público hacia los lugares céntricos, es decir, la presencialidad pondría en aumento los contingentes que se ubican en uno de los más grandes focos de contagio como trenes y colectivos.

El protocolo, más allá de las condiciones sanitarias de cada lugar, pone en manos de los rectores la última palabra. Las “condiciones edilicias y de higiene”, por lo tanto, serán juzgadas por los principales responsables de su deterioro. El criterio de realidad no es demostrado siquiera en el balance de la primera etapa de cuarentena. Jaime Perczyk (presidente del CIN) celebró "los objetivos alcanzados”, por haber “sostenido el derecho a la educación” y “garantiza(do) la calidad académica para 2.200.000 estudiantes” (Perfil, 9/7). La virtualidad universitaria, en realidad, ha expuesto como nunca la fragilidad del entramado social y educativo.

Quienes han vehiculizado el vaciamiento educativo, como se ha demostrado en el estado de las universidades, en la mitad del estudiantado que quedó por fuera -según UNESCO- de la cursada virtual y en la situación laboral y económica miserable de la docencia, no pueden ser los que estén a cargo de elaborar las condiciones de salubridad de las que depende la vida de la comunidad educativa.

"Nueva normalidad"

Un aspecto fundamental del protocolo universitario va a residir en el diseño de sistemas de clases a distancia con "alternancia presencial". En un escenario impredecible con relación a la extensión del virus, se discute un nuevo formato educativo, nuevamente sin la voz de los que lo ponen en marcha a diario. La imposibilidad de aglutinar estudiantes, exacerbada por el estado calamitoso en materia edilicia, pretende ser emparchada con la modalidad virtual. La presencialidad quedaría reservada a la excepción.

Asambleas, comités, poder de veto

Frente al protocolo inconsulto de las camarillas y el gobierno nacional es necesario desarrollar instancias deliberativas. En las últimas semanas el movimiento estudiantil ha comenzado a entrar en escena en algunas facultades, como es el caso de Psicología de la UNLP, el de la UNA, entre otros. Ese es el camino. Convocamos a poner el pie asambleas por facultad y a organizar comités de higiene con poder de veto. Es necesario la elaboración de un protocolo alternativo, que pueda realmente cumplir su función educativa y de preservación de la salud.

En ese protocolo exigiremos el plan de obras edilicias correspondiente y la garantía de los medios para la cursada virtual, bajo el control de las asambleas. Un protocolo verdaderamente educativo tiene que atender los déficits de herramientas y capacitación tecnológica, aumentar los salarios para cubrir una canasta familiar y ampliar el plantel docente para combatir la precarización. Es necesario el aumento del presupuesto universitario, bajo control de estudiantes y trabajadores de la educación. Las becas y subsidios para evitar el abandono educativo tienen que ser parte de este plan alternativo. La adaptación del formato "combinado" requiere de un diseño pedagógico que contemple todos los aspectos del proceso educativo. Convocamos a una deliberación de docentes y estudiantes integral. Los problemas de la pandemia deben abordarse considerando el cuadro político de conjunto. El camino lo marcan los trabajadores y sus luchas.

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