Balance de las elecciones en Unilever: una derrota del clasismo

Escribe Pablo Busch, Cristian Hermoso, Hugo Montenegro

Tiempo de lectura: 3 minutos

En la semana que pasó, la agrupación clasista de Unilever fue derrotada en la planta Knorr por 11 votos. Las elecciones en Hellmanns, donde no se presentó lista opositora, fueron ganadas por la lista clasista, a pesar del llamamiento de un sector a no asistir a votar.

Aunque ajustado y parcial, el revés electoral implica un golpe al clasismo del Sindicato de la Alimentación, que dirigía esta planta desde hace 8 años. Queremos compartir este balance con todos los compañeros de la agrupación y de la fábrica. Es ajeno a nuestro método disfrazar los retrocesos con excusas.

Ocho años

La Interna clasista de Unilever nació en 2011, en el contexto de conquista de decenas de comisiones internas. Desde el comienzo hemos enfrentado conflictos muy duros, con métodos de lucha y de clases. Frente a los despidos en Planta Knorr votamos paros (2012 y 2013) y obligado a la multinacional a modificar sustancialmente su política en Planta Pilar. En los últimos años no existieron despidos, a pesar de que la empresa los implementó en el conjunto de sus plantas incluso en forma masiva (Gálvez, Gualeguaychú, Mendoza y el cierre de planta La Rioja). Entendió que nuestra lucha había puesto un límite.

Con nuestra interna clasista, los trabajadores conquistamos el descanso del fin de semana, algo fuertemente sentido en vastos sectores del movimiento obrero. La burocracia sindical, en cambio, negociaba ese descanso por pagos extra por para todos los fines de semana.

En 2014 los trabajadores de planta Knorr desenvolvieron esta lucha en soledad - Hellmanns estaba dirigido entonces por la Verde-, reduciendo la velocidad de las líneas por un mes y conquistando el descanso del sábado a la tarde.

En el 2015, después de varios intentos, un reagrupamiento clasista recuperó la Comisión Interna de Hellmanns de manos de la Lista Verde. Esto abrió paso a un proceso de unidad de ambas plantas y a la realización de asambleas en común en varias situaciones.

Ya en el 2016 libramos unidos una batalla para conquistas el descanso del domingo por la noche, con asambleas, paros y piquetes en los portones. Además, se conquistó una suma puente y un charter por Acceso Oeste. De esta lucha salió el impulso para conformar por primera vez una oposición clasista en el Sindicato de la Alimentación (STIA), integrada por 50 candidatos de Unilever y a delegados y activistas de más de 20 fábricas.

A diferencia de un sinfín de experiencias en contrario en el gremio de la alimentación, la CI de Knorr primero y la CI de Hellmanns después, basamos nuestro funcionamiento en el método de la asamblea general de la planta.

Una escisión

La última gestión, 2017/2019, empezó con una campaña contra la reforma laboral y previsional de Macri, movilizando un centenar de compañeros. Impulsamos el rechazo, votado por unanimidad en las asambleas y firmado por más de 50 delegados de todo el país, a la paritaria del 30% firmada por STIA. Después de las PASO de este año, impulsamos el reclamo de aumento de emergencia ante la devaluación del salario -conquistando una suma de 20mil pesos que sacudió el tablero sindical. También arrancamos el reconocimiento de la Obra Social para los Efectivos de Temporada y organizamos el reclamo judicial por la discriminación en los medicamentos, entre otras campañas.

La experiencia clasista de Unilever, en especial después de la presentación de la lista Naranja provincial, adquirió una visibilidad superlativa en todo el gremio. Trabajadores, delegados y activistas de fábricas de todo el país se identificaron con el proceso antiburocrático de Unilever. Este fenómeno representó un enorme esfuerzo de algunos compañeros de la Interna. Sorprendentemente, fue explotado negativamente por un ex integrante de la Naranja, que fue apartado de la lista por los compañeros. Luego de esta separación, y en su afán por atacar a la interna, argumentó que ésta le dedicaba demasiado tiempo al armado de una oposición antiburocrática. Como si la lucha por conquistar la dirección del sindicato no fuera beneficiosa para la fábrica. Raramente se ha visto un planteo de este tipo en el movimiento obrero. Pero a partir de este ataque, y con la promesa de “concentrarse en lo que pasa adentro” (de la planta), armó la lista Azul. La burocracia Verde apoyó bajo cuerda a esta escisión y colaboró no presentando una lista propia en la elección interna.

La Azul apeló asimismo a una campaña ‘antipartido’, en el sentido de que la militancia política sería nociva para la lucha reivindicativa, luego de haber comprobado lo contrario durante años. No se puede ignorar una influencia de la Verde en este planteo, ni la relación con las elecciones nacionales, en las que el FIT-U sufrió un desplome, y dejó de representar un canal para los activistas que sentían el peso muerto de la burocracia sindical.

La Naranja, a prueba

Nos enfrentamos a la necesidad de atravesar de nuevo por una tentativa de encarar los problemas de la explotación capitalista por medio de una política de conciliación de clases, e incluso de ilusiones en el gobierno que asume en un par de días. Nos esforzaremos más que nunca para demostrar que el camino consecuente es el que nos marcan nuestros hermanos de Ecuador, Chile, Bolivia y Colombia.

Un paso atrás al que seguirán dos adelante.

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