Mansfield: un mes de lucha

Escribe Gabriela Jorge

Tiempo de lectura: 3 minutos

Hace más de 30 días los trabajadores despedidos de Mansfield sostienen un acampe de lucha por su reincorporación en medio de una batalla titánica contra la patronal multinacional, el Estado y la burocracia sindical.

Mansfield Minera SA es propietaria del proyecto Lindero que explotará el oro de Salta. Junto a la contratista privada Valle EDVSA, despidieron ilegalmente a 250 trabajadores, pero los trabajadores dicen que son muchos más. Las jornadas de trabajo eran de 12 horas diarias. Debido a los despidos, no pudieron cobrar ningún beneficio. La empresa planea quedarse con 400 de sus 1.500 empleados (página12, 6/6).

Los trabajadores exigen la devolución de sus puestos de trabajo ya que sus actividades estaban vinculadas al mantenimiento y construcción de la mina, una actividad es esencial, por lo que los despidos son ilegales. Mansfield no afronta ninguna crisis, al contrario, está en pleno desarrollo de la instalación para extraer oro. El oro es uno de los pocos productos que no perdió valor durante la pandemia.

El martes 7 de julio los trabajadores marcharon en la capital provincial pidiendo reincorporaciones y terminar con la tercerización laboral. Desde la Cámara minera de Salta fueron a la Legislatura, donde fueron recibidos. Decidieron continuar con el acampe.

El Estado representa a Mansfield

El 16 de junio, la Secretaría de Trabajo convocó una audiencia de conciliación. Sin la representación de los despedidos, no se trató su reincorporación ni sanciones contra la empresa por la violación a leyes laborales vigentes. Vía libre para ratificar los despidos.

El gobierno y las patronales saben que la reincorporación de los mineros, reforzaría el conjunto de las luchas que se están desarrollando ante el avance del Covid-19. Así, desarticular la acción de la lucha de los mineros despedidos se vuelve una tarea de primer orden.

En esa línea, con la diputada provincial Salva de San Antonio de Los Cobres a la cabeza, lanzó una campaña antiobrera bajo la bandera de que los mineros despedidos “roban el trabajo a los puneños”. Los que roban el trabajo son las mineras que pagan sólo el 1% de sus ganancias millonarias y violan la ley.

La burocracia sindical vs los trabajadores

Los despidos fueron defendidos por la burocracia sindical de AOMA y UOCRA, garantes de la tercerización y precarización laboral. El sindicato minero se lavó las manos diciendo que los trabajadores “no serían de su rama”. La UOCRA pasó de negarse a intervenir porque los despedidos “pagan sólo una cuota social”, a sentarse, sin ningún aval de los trabajadores, en la conciliación pro patronal de la Secretaría de Trabajo.

El burócrata sindical de la CGT, Jorge Guaymas, entró al ruedo para tratar de condenar la lucha a un impasse (como en el pasado en las luchas de los obreros de San Isidro o de los choferes de UTA). Quiere derrotar la lucha con la conciliación obligatoria. La acción de un paro no vendrá de las burocracias enquistadas en los sindicatos, sino de un desarrollo de la clase obrera.

Coordinar las luchas

A 30 días, queda marcado a fuego que el cabildeo con el Estado, sus instituciones y representantes no ha hecho otra cosa que estirar la resolución del conflicto. Sólo la iniciativa de la clase obrera puede torcerle el brazo a las patronales y al Estado cómplice.

La batalla está colocada en convocar a los compañeros despedidos que decidieron no seguir la lucha y a los trabajadores activos de la minería que enfrentan a las patronales por protocolos obreros ante el Covid-19, la reincorporación de todos los despedidos y por la defensa de convenios y derechos laborales. El contagio de 58 mineros de la minera Exar de Jujuy, reavivó el debate y la organización por protocolos, como en el caso del campamento minero de Olacapato de Santa Rita.

Empalmando en esta lucha se puso en pie una coordinadora, por parte de los trabajadores mineros, artistas independientes y remiseros (que exigen la libertad de siete compañeros brutalmente reprimidos y detenidos por reclamar licencias), que movilizó en la capital el 30 de junio. Su desarrollo, sin dudas, marca un camino para los trabajadores de la provincia y arremete contra la histórica fragmentación y atomización de la clase obrera y sus luchas.

Por el contrario, la victoria de los compañeros no será por una acción externa a ellos, sino por el desarrollo de su propia acción que abra un nuevo cuadro de fuerzas para quebrar a las patronales, a la burocracia sindical y al Estado.

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