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Israel atraviesa una segunda ola de contagios de Covid19. Según datos oficiales, hay 43.668 contagios y 375 muertos (Infobae, 15/7) en una población de 9 millones de habitantes. Los casos se dispararon después que el gobierno de Netanyahu decidiera abrir progresivamente la economía.
El número de contagios alcanza casi los 2.000 diarios. El ministro de Salud, Yuli Edelstein, declaró que, de llegar a ese número, no hay mucha más que hacer y que la cuarentena total es inevitable al menos que suceda un “milagro médico”.
Crisis social y movilización popular
En lo que va de la pandemia, el desempleo ha crecido del 3,4% en febrero al 27% en abril, con un leve descenso en mayo, hasta ubicarse en el 23,5% (ídem), lo que equivale a 850.000 desocupados.
Para hacer frente al derrumbe económico, el gobierno prometió un “plan universal” de asistencia, que va desde 750 shequels (190 euros) para los solteros sin hijos a los 3.000 shequels (370 euros) para las familias con tres o más hijos, con el objetivo declarado de “reactivar el consumo y dinamizar la actividad económica”.
A la crisis económica se le suman las movilizaciones multitudinarias que se vieron Tel Aviv pidiendo la renuncia del primer ministro. Estas fueron convocadas por el grupo “Bandera negra”, que se viene movilizando desde hace meses contra Netanyahu. Este enfrenta varias acusaciones de corrupción. En últimas movilizaciones participaron 10.000 personas y se vieron pancartas que decían “fuera Netanyahu”, "Netanyahu, tu corrupción nos cuesta la salud".
La imagen del primer ministro cayó 20 puntos entre la primera y la segunda ola de contagios. Es la peor imagen en 10 años de mandato.
Varios factores ponen en jaque al líder sionista: la crisis económica y sanitaria es inocultable. Luego de cinco mandatos, Netanyahu tiene que enfrentar no solo las causas judiciales si no también navegar la peor crisis política de su gobierno.
