Andreani: contagios masivos y ausencia de protocolo

Escribe Itati Asis

Tiempo de lectura: 3 minutos

Trabajadores y familias de la empresa Andreani denunciaron, días atrás, 27 casos positivos de COVID19 en la planta Norlog, emplazada en Tigre. El comunicado que emitieron acusa diferentes irregularidades en la aplicación del protocolo, incluso descuentos a quienes se encuentran por licencia de riesgo y/o quienes deben ser aislados preventivamente por ser contactos estrechos, y exigen testeos masivos para todo el personal.

Correo Andreani forma parte de los sectores “esenciales” desde el inicio de la cuarentena. De hecho, con la absorción de una gran parte de la logística para Mercado Libre, el trabajo ha aumentado sustancialmente. La planta de Tigre cuenta con 500 empleados, siendo el centro de distribución más grande de la empresa en zona norte; en la zona también se encuentra la Planta Benavidez, en la cual se aglutinan, bajo la tercerizada FARMANET, laboratorios como ANDROMACO, GADOR, CASSACO, entre otros.

Condiciones de trabajo y convenio

En el año 2019, Andreani realizó un cambio de gerencia. La nueva gestión propuso la modalidad de trabajo “por objetivo”. Es decir, incrementando los ritmos de trabajo.

Apoyándose en la “esencialidad”, la patronal incitó a que las y los trabajadores dupliquen su “producción”, en las mismas 8 horas de trabajo. Respecto a las y los trabajadores licenciados por ser población de riesgo, la empresa procedió a descontarles del salario la comida y los viáticos; sin embargo, a estos mismos trabajadores les fueron enviadas, a sus propios domicilios, ¡cargas para realizar tareas de empaquetado!

Norlog, un foco de infección

Sólo en la planta Tigre se mueven diariamente 300mil bultos. Las “naves” de las plantas no poseen ventilación natural: el sistema de aireación es regulado mediante aire acondicionado para garantizar el buen estado de la mercadería que allí se deposita y manipula.

Los 27 casos conocidos han destapado la caja de pandora. Una vez efectuada la denuncia, la patronal se limitó a suspender las actividades del turno mañana, intentando presionar a los trabajadores del otro turno a alcanzar “el objetivo”, pese a la ausencia de la mitad del personal. Recurrió también a rotar a trabajadores de la planta Benavidez a la planta Tigre y viceversa, sin ninguna garantía sanitaria, aumentando el riesgo de contagio. Otro artilugio patronal vale respecto a los “contactos estrechos”: queda a merced de las posibilidades de cada trabajadora o trabajador la realización de hisopados, tanto para ellos mismos como para sus familias.

La patronal y el sindicato, contra los trabajadores

Los trabajadores de Andreani denuncian la inexistencia de un protocolo en resguardo de la salud y la vida. Es decir, allí se trabaja bajo las mismas condiciones previas a la pandemia e inclusive peores, ya que se presiona a las y los trabajadores a duplicar el objetivo de producción. Claramente no se ha aplicado ningún protocolo: siguen trabajando las mismas personas en los mismos metros cuadrados, durante las mismas 8 horas; a esto se le suma la incorporación del personal tercerizado a los espacios. La única “medida preventiva” que habilitó la patronal fue una aplicación para que cada trabajador se realice una prueba. En el caso de reconocer algún síntoma, la indicación es “no presentarse” a trabajar; otra vez dejando bajo la responsabilidad de las y los trabajadores el control de los contagios. Por su parte, los delegados se han abocado a “apretar” a aquellos trabajadores que expresan dudas o descontento respecto a la falta de aplicación de un protocolo y medidas de resguardo. Pero esto no podría darse sin la complicidad del Municipio de Tigre, que solo se apersona en la empresa para intercambiar con su gerencia, sin haber nunca realizado una inspección ocular en las naves.

Recorre entre los trabajadores el reclamo de testeos masivos y el establecimiento de un protocolo sanitario propio de los trabajadores, además del pago del salario integral tanto para los trabajadores de riesgo y los contactos estrechos. Las industrias esenciales, por priorizar la producción en vez de la salud, marchan a un colapso de su mano de obra.

Como se ve, ante el levantamiento de hecho de la cuarentena, la cuestión de la salud de los trabajadores se convirtió en una lucha de clases estratégica.

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