Tiempo de lectura: 4 minutos
Quienes hoy planteamos la refundación de ATM, somos un colectivo de trabajadores del subte que venimos luchando desde hace años asociados a la construcción del Partido Obrero, en la convicción de que los trabajadores necesitamos construir una alternativa política propia.
¿Por qué entonces hablamos de refundación? La respuesta está ligada a un debate en la izquierda en general y en el Partido Obrero en particular, donde se acaba de cumplir un año de la expulsión de más de mil militantes, entre ellos cuadros del movimiento obrero, donde no fueron excepción los compañeros del subte, y dirigentes históricos como Altamira o Ramal, “castigados” por sostener divergencias con la actual dirección que pasó a revisar la política y los métodos históricos de esta organización.
Antes, durante y después de las expulsiones, la actual dirección del Partido Obrero -elegida a través de un Congreso atravesado por calumnias y métodos repudiables como el espionaje- estableció una política deliberada de censura y hostigamiento hacia los compañeros que no adherían o cuestionaban su posición cada vez más electoralista y adaptada al régimen. Comenzaron a observarse censuras en el periódico, en las candidaturas, y hasta en las charlas y actos, intentando relegar al silencio a quienes no comulgaban con las posiciones de la dirección.
Uno de los primeros debates tuvo que ver con la consigna “fuera Macri”. Los expulsadores rechazaron esta consigna desde un año antes de las elecciones presidenciales, en nombre de que a futuro “beneficiaría electoralmente al kirchnerismo”. Con el foco puesto en el “adversario electoral”, el Frente de Izquierda dejó de lado la lucha contra quien detentaba el poder político y atacaba con ajuste a la población. Para fin de año un dirigente del sector expulsador del PO, llegó a declarar –en sintonía con la CGT y el FPV- “Queremos que Macri gobierne hasta el último día”. Sin un planteo de poder para la clase obrera, una izquierda con personalidad devaluada, finalmente termino con un retroceso electoral.
Sin embargo, la expulsión no fue el fin de estas políticas, es hasta el día de hoy que el pedido de reconocimiento de la Tendencia es rechazado, y recientemente en un nuevo acto escandaloso, salió a luz que notas de autores como Altamira o Ramal han sido borradas, lo mismo hemos comprobado de notas firmadas por Charly Pérez y Matías Cisneros, su firma ha desaparecido de los archivos de Prensa Obrera, un intento de “desaparecer” de su historia que es nuestra historia.
Una mayoría de militantes y dirigentes históricos del Subte exigieron a la dirección “dejar sin efecto todas las expulsiones”, Aquel pronunciamiento firmado por numerosos delegados y ex delegados del Subte, señalaba: “Los abajo firmantes hemos librado desde hace años una lucha en defensa de que se nos deje organizarnos y expresarnos porque entendemos que es un derecho de la clase obrera Este pronunciamiento es la continuidad de nuestra actitud frente a la vida.”
El Comité Central ninguneó este pronunciamiento, jamás lo publicó en ámbito alguno, ni le dio respuesta. Aplicando su política expulsiva de atropello a los derechos militantes, a la inmensa mayoría de la militancia del PO en el subte. En contraste las expulsiones fueron avaladas en una raquítica declaración de la Coordinadora Sindical Clasista firmada por solo 3 militantes “por la naranja del subte”, dos del subte y en el colmo del aparatismo, un tercero médico, que del subte solo ha sido pasajero. Llamamos a esos compañeros a romper con esta política que nada tiene que ver con nuestra historia.
A continuación, los expulsadores usurparon las redes sociales de ATM y la Naranja del Subte (Lista que constituimos para las elecciones de la AGTSyP), sin plenario y siendo una minoría pasaron a publicar en las redes a su antojo. Hoy, sin cursar invitación a los miembros de la tendencia, claro, convocan “reuniones abiertas”, una picardía lingüística viniendo de parte de quienes apoyan la expulsión de disidentes. La usurpación de la Naranja muto en vaciamiento. La política de expulsiones masivas, al mejor estilo del “Tribunal de Ética” de la UTA, es lo contrario a la lucha que históricamente llevó adelante ATM contra la burocracia sindical y sus métodos, que repelen la democracia obrera y la deliberación.
Las crisis y situaciones excepcionales son parteras de crisis y fracturas de las organizaciones que intervienen en ella. La lucha interna en el PO reflejó y refleja un debate más general de la izquierda. Asistimos a una crisis mundial sin precedentes, de la cual Argentina es uno de los eslabones más débiles. A la profunda recesión sobrevino el coronavirus, intensificando un derrumbe que planteara una agudización de la lucha de clases, por quien paga esta crisis y en definitiva, por el poder político.
A contramano de la realidad, los expulsadores veían a nivel mundial una “iniciativa estratégica” en manos de la burguesía, más precisamente de Trump y Bolsonaro, un análisis derrotista que no resistió el paso del tiempo. “Yo no veo rebeliones populares en ninguna parte” llego a afirmar Pitrola en la TV polemizando con nuestras posiciones. El derrotismo (que justifica el reduccionismo electoral) también se reflejó en una caracterización de “planchazo” de la clase obrera Argentina, mientras se producían puebladas provinciales como el chubutazo.
Quienes en el PO nos rebelamos a los métodos antidemocráticos y pugnamos por la perspectiva revolucionaria histórica de nuestro partido, en contrapartida a los que han hecho del medio parlamentario un fin, estamos asociados a la rebelión chilena y sus consignas: la asamblea constituyente y la huelga general, y a los levantamientos que se verificaron en América Latina durante todo el año pasado.
Con esta perspectiva de clase refundamos ATM, defendiendo su tradición y su postura histórica, defendiendo en el plano del movimiento obrero el frente único obrero, y las reivindicaciones e intereses del conjunto dem la clase, contra los acuerdos de tendencia que priorizan a auto-construcción de capillas. Llamamos al activismo a sumarse a esta lucha apasionante, en defensa de la salud, el salario y las condiciones de trabajo. En defensa de nuestro sindicato, por su reconocimiento definitivo y por una orientación clasista para el mismo, asociando nuestras reivindicaciones inmediatas a la lucha por la emancipación del hombre por el hombre.