Escribe Nahuel BA
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La camarilla que ha usurpado al Partido Obrero está realizando un viraje político y teórico extraordinario.
En primer lugar, ha abandonado el análisis de la situación política mundial en el contexto de la bancarrota capitalista, es decir, de la etapa de decadencia del capitalismo, la fase imperialista. En la cual, el progreso de la humanidad, y de los trabajadores en particular, es inexistente si hablamos de una mejora de las condiciones de vida.
Por el lado del capital, se agudizan las contradicciones entre distintos sectores de la burguesía que derivan en guerras comerciales, financieras y militares. Por un lado y por el otro, se desarrollan naturalmente, en la etapa imperialista, guerras y revoluciones que desintegran completamente al régimen social y se crean crisis políticas, es decir, de lucha por el poder. Por esto mismo, desde la concepción del socialismo científico/marxismo se ha concluido el agotamiento histórico del capitalismo y, por ende, la necesidad de superarlo luchando por la dictadura proletaria como transición al socialismo mundial. Esta caracterización es la que algunos denominan peyorativamente como "catastrofista".
Hace falta abrir un diario, ir al supermercado o caminar por la calle para darse cuenta de la catástrofe humanitaria en el país y en el mundo. En segundo lugar, la comprensión de lo antedicho con la mayor profundidad de análisis posible es lo que, por un lado, nos da las herramientas para explicar la magnitud de la crisis, que está años luz de ser algo coyuntural, y por otro, evita caer en la vulgaridad política que lamentablemente predomina en las organizaciones de izquierda.
Hay incontables rasgos que la expresan, pero la cuestión de fondo es el rechazo al "catastrofismo", y la teoría de que las crisis capitalistas son cíclicas, es decir, siempre pasa lo mismo, y estaríamos inmersos en un círculo vicioso sin salida (o no). Esta concepción esquemática y determinista, no sólo está alejada de una comprensión marxista de la historia, también de la realidad. Creo que no hace falta aclarar que las crisis y los procesos son únicos e irrepetibles, por sus componentes y sus particularidades, al igual que cada persona en el mundo.
Quienes sostienen esta idea errada, terminan planteando la lucha por el socialismo como un tema moral "porque sería más justo", "porque el capitalismo genera desigualdad", y no como una necesidad histórica por el agotamiento de un modo de producción y de un régimen social.
Entonces, para estas organizaciones el capitalismo no estaría en su etapa de decadencia, no estaría abierto un período de guerras y revoluciones, y mucho menos estarían dadas las condiciones objetivas para la dictadura proletaria y para el socialismo global. Esta teoría se ve expresada en la política cotidiana de la izquierda cuando levantan un conjunto de consignas ambiguas y abstractas sin importar el momento ni el lugar o al revés, se adaptan políticamente al movimiento de moda con consignas ajenas a un planteo socialista. Esto, sumado al parlamentarismo y al electoralismo son síntomas de una organización que no lucha por la dictadura proletaria, es decir, por el poder.
De esta forma se explica la ausencia de consignas y planteos políticos que vayan en ese sentido, y, además, que se haga eje en una delimitación ideológica (sectaria) y no estratégica (lucha por el gobierno de los trabajadores) con el peronismo, lo que deriva en el autobombo infantil y en la marginalidad política. Estos son los pasos que sigue el FIT-U y el PO oficial, lo demostró muy bien Gabriel Solano ayer en su discurso de cierre del Picnic.
En tercer lugar, el abandono del marxismo como método de análisis, te lleva a adquirirlo como dogma y esto se desarrolla en el PO oficial. El partido pasa a ser el dogma, y la organización "superpoderosa" o elemental o como dijo Solano ayer "la fuerza vital capaz de movilizar a los trabajadores". Deberían explicarnos entonces cuál es "la fuerza vital" que no sólo moviliza a los trabajadores que lleva a los trabajadores a realizar huelgas generales en Francia, Bolivia, Ecuador, Haití, China, Colombia, en donde no existe el PO ‘oficial’, esa única "fuerza vital".
Otra vez, alejadísimos de la realidad y con un nivel de autobombo que da vergüenza ajena. Al parecer para Solano y el CC "la fuerza vital" de la revolución socialista no es la clase obrera sino el partido (en especial el que expulsa a mil doscientos compañeros); la revolución no la harían las masas sino el aparato.
Toda una demostración del abandono del clasismo por parte del CC y de una concepción pequeñoburguesa que sustituye el papel histórico de la clase obrera por la clique narcisista.