Chubut: un gobierno débil ve crecer otra vez las movilizaciones

Escribe Iván Marín

Con fuertes críticas a la burocracia sindical, se movilizaron más de 600 trabajadores estatales en Rawson.

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Este lunes más de 600 personas se movilizaron en Rawson, capital de la provincia, en reclamo de los salarios del mes de junio y julio y el medio aguinaldo adeudados y contra las políticas de ajuste en general. Lo novedoso de la jornada se expresó en dos concentraciones claramente divididas aunque se encontrasen en el mismo lugar. La actividad fue autoconvocada por las bases ante la pasividad de las conducciones sindicales, lo que provocó que la Mesa de Unidad Sindical (MUS) se viera obligada también a llamar a movilizar.

Mientras que autoconvocados y un sector de “No a la Mina” llamaron a concentrar en Casa de Gobierno, la MUS lo hizo en el ministerio de Economía para luego marchar hacia donde se encontraba la otra concentración. Los pases de factura hacia la dirigencia no tardaron en llegar: “Se va a acabar, se va a acabar, la burocracia sindical”, se escuchó más de una vez durante la jornada de protesta. Además de los carteles exigiendo el cobro en tiempo y forma de los salarios, la mayoría de los agravios fueron dirigidos hacia el gobernador de la provincia, la consigna “Fuera Arcioni” fue levantada casi por unanimidad por las bases, que incluso fue incorporada a la convocatoria para una nueva movilización este jueves 27 de agosto.

Una vez que trascendió esta última convocatoria, la MUS hizo lo propio, pero llamando a marchar el miércoles 26, un día antes, en lo que no puede sino ser leído como una tentativa para que no les birlen la iniciativa y el protagonismo ante el furioso descontento con el que los trabajadores estatales transcurren ya más de un año el cobro de su salario fuera de tiempo y forma.

La bancarrota del Estado y la debilidad de Arcioni

Quienes se apresuraron en observar, ya sea por derecha o izquierda, un supuesto fortalecimiento de la figura de Mariano Arcioni tras la aprobación en Legislatura Provincial por 25 votos contra 1 la habilitación al gobierno para negociar la reestructuración de la deuda con los acreedores internacionales, se verán en serios problemas para explicar el resurgimiento de las movilizaciones en curso, cuyo escenario a medida que se flexibiliza la cuarentena se asemejará cada vez más al de finales del segundo semestre del año pasado y comienzos de 2018.

La velada lectura de una supuesta iniciativa estratégica del gobierno, en realidad tiene como telón de fondo una bancarrota económica, política e institucional de la provincia que supera los tres años y nunca estuvo cerca de ser resuelta. Los intentos del Gobierno para descargar la crisis sobre los trabajadores se toparon con enormes movilizaciones que pusieron en jaque su “gobernabilidad” en más de una oportunidad.

Como dijimos en su momento en Política Obrera, nada asegura que la renegociación con los acreedores llegue a buen puerto para el Gobierno, si se tiene en cuenta que los fondos internacionales vienen cobrando religiosamente la deuda, cuyo importe se devenga automáticamente de las regalías hidrocarburíferas. Una propuesta “superadora” para que sea aceptada vendrá necesariamente con un aumento de la deuda, promesas de “reestructuración del Estado” para asegurar su pago y nuevos intentos por impulsar la megaminería en la provincia. Pero el Gobierno no está en condiciones de llevar adelante nada de eso, si se tiene presente que cuando lo intentó en otras oportunidades fue derrotado en las calles. La caracterización de la crisis estructural del Estado y la consiguiente debilidad del Gobierno tiene que ser el fundamento sobre el cual los trabajadores aborden cualquier tipo de iniciativa para afrontar el escenario en curso.

A las recurrentes prácticas de las burocracias sindicales para contener, desviar y dividir la lucha, las bases deben contraponerles la más firme unidad. Se hace imprescindible la reorganización más amplia posible del activismo, que se vio de alguna manera dispersado producto de la pandemia y la propia cuarentena. Las convocatorias a asambleas de bases para deliberar democráticamente planes de lucha volverán a actualizar la coordinación incipiente que se dio en otras oportunidades, como con las Interhospitalarias de Cordillera, el Plenario de Delegados Docentes o las asambleas intersectoriales. Solo con ese método se podrá construir un verdadero plan de lucha contra el ajuste que obligue a las conducciones sindicales a ponerse al frente del proceso o caer junto al gobernador Arcioni.

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