Escribe Gustavo Fenoy
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Frente a las tendencias a la rebelión que recorre a la docencia de Santa Fe -expresadas en paros y huelgas autoconvocados- la dirección provincial de Sonia Alesso urdió un “reglamentazo” con el propósito de regimentar la vida del gremio. En un verdadero golpe de estado en una reunión de Comisión Directiva ampliada, aprobó con el voto de 15 delegados seccionales, la modificación del estatuto de Amsafe que establece que las medidas de acción directa se resuelven por el voto directo de los afiliados.
Este golpe de mano responde a un claro e indisimulable propósito: borrar la voluntad de lucha de toda la docencia santafesina, que viene desarrollando una lucha por sus reclamos, aún antes de la pandemia y que la dirección de Alesso abandonó, para reaparecer como correa de trasmisión del gobierno de Perotti. Su “rechazo” al miserable bono de tres mil pesos dispuesto por el gobernador fue una maniobra para acomodarse frente a la bronca generalizada de la docencia. Le siguió un furibundo ataque a las direcciones seccionales que canalizaron e impulsaron la lucha contra el ajuste del gobierno provincial y una cerrada negativa a convocar a asamblea provincial. Este intento fue rechazado rápidamente por la docencia del Cordón y le dio más fuerza a la lucha democrática por asambleas de departamento y provincial.
En una reunión de delegados, llamada por la burocracia celeste, denunciamos el intento de bloquear la voluntad de lucha de la docencia y hacer pasar el ajuste, y defendimos la democracia sindical. Las delegadas de la Tendencia dieron esta lucha política, y la dieron teniendo presente una radicalización de la base docente. De la reunión de delegados salieron tres mociones; la que llevaron adelante nuestras delegadas -rechazo al decretazo y 15 días de paro-; el PO “oficial” propuso paros de 48 y 72 horas, negándose a fusionar su moción con la de la Tendencia; y finalmente, la de la burocracia, de parar 48 y 48 horas.
La votación quedaba en manos de los delegados que debían organizar en sus escuelas cómo se votaba y con qué mecanismos. La defensa del voto y de la fiscalización era central para garantizar el pronunciamiento de la docencia. La moción de nuestra Tendencia resultó ampliamente ganadora (481 votos), la del ´aparato´ del PO quedó atrás con 383 y la de la burocracia, última, con 329 votos. Se registraron dos votos en blanco y 15 abstenciones.
La fiscalización misma se convirtió en un gesto de rebelión; delegados y docentes de base tomaron como propia nuestra moción y se lanzaron a defenderla. Compañeros que habían participado en el frente gremial “4 de Abril”, opositor a la Celeste, se pusieron en primera línea para defender el voto. Muchas escuelas sin delegados fueron asistidas por nuestros compañeros. El voto no era secreto, pero, pese a ello, los docentes votaron a viva voz y saltaron el intento de disciplinar e intimidar a los compañeros.
La derrota de la burocracia en nuestro departamento no fue un hecho aislado. En ocho departamentos la celeste fue derrotada - San Martín, Castellanos, San Lorenzo, entre otros. En el departamento de capital, la celeste se negó a publicar los resultados.
Este fuerte pronunciamiento de la docencia santafesina nos marca el camino para poner en pie un programa por la defensa del salario, las condiciones de trabajo y la educación.
Los docentes de la provincia venimos recorriendo un camino de lucha contra el ajuste del gobernador Perotti, incluso antes de la pandemia. Su gobierno comenzó con la aprobación en la legislatura santafesina de la Ley de Emergencia Económica, continuó con la eliminación de la cláusula gatillo y dictó un aumento de salarios por decreto del 3%. Esto fue enfrentado con caravanas, paros y petitorios virtuales.
Impulsemos asambleas de escuelas donde no existan.
Por la coordinación de las asambleas Por la derogación del reglamentazo Por un plenario provincial de delegados que fije un programa y defienda un plan de lucha.