Venezuela: Maduro echa lastre para dividir a la oposición

Escribe Jorge Altamira

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Como repiten monótonamente los medios de comunicación, alrededor de cincuenta estados han reconocido a Juan Guaidó como Presidente ´legítimo´ de Venezuela – entre los que se encuentran los que integran la Unión Europea y la mayor parte de América Latina. Pues bien, ha sido precisamente la UE la que piloteó la maniobra política que provocó la ruptura de la coalición que apoya a Guaidó en Venezuela. Henrique Capriles, un ex candidato a Presidente, que probablemente haya ganado las elecciones en que enfrentó a Maduro, en 2014, anunció que su partido estaba dispuesto a participar en las elecciones parlamentarias previstas para diciembre próximo, en oposición al boicot ya anticipado por Guaidó. El catalán Joseph Borrell, canciller de la UE, se valió para producir este giro de Turquía, una aliada de Maduro, quien ´masajeó´ el operativo al amnistiar a cien opositores, entre presos políticos, exiliados o refugiados en el extranjero. Para el Financial Times, lo ocurrido “ha profundizado la grieta diplomática entre Washington y la UE”. En el marco de la campaña electoral norteamericana, se trata de un golpe político a la candidatura de Trump, y más allá de eso a los gobiernos ´macristas´ de América Latina. Borrell había dejado claras las intenciones de la UE cuando fue interpelado por sus negociaciones con Lukashenko, el pseudo presidente de Bielorrusia, cuya legitimidad ha sido rechazada por la UE luego de las elecciones fraudulentas de hace más de un mes. “Al igual que como con Maduro”, replicó, “hay que discutir con quien tiene el poder”.

La envoltura intelectual que Borrell da a sus palabras cada vez que tiene que decir algo, no debe inducir a engaño – con Venezuela, siempre se trata del petróleo (también del oro y otros minerales), y los intereses de la española Repsol y la francesa Total. Es una batalla planetaria, porque la ruptura del acuerdo nuclear con Irán, de parte de Trump, hace dos años, no tuvo otro motivo que bloquear las inversiones de las petroleras europeas, rusas y chinas en ese país – mientras Netanyahu distraía a la prensa con la presunción de una amenaza militar del país persa. Putin, por un lado, y el turco Erdogan, por el suyo, participan intensamente en el tráfico clandestino del declinante petróleo venezolano, para sortear el bloqueo criminal impuesto por Trump contra Venezuela. Aunque el precio internacional del petróleo sufre caídas recurrentes como consecuencia de la recesión mundial y del derrumbe del comercio internacional, Venezuela, con las mayores reservas mundiales, es más que nunca una pieza codiciada en la pelea capitalista.

Capriles anuncia la decisión de participar en las elecciones (aunque él mismo se encuentra proscripto, al menos por ahora) ante la manifiesta incapacidad de Guaidó y Trump, cuyos designios de atentados, golpes e invasiones han terminado en el ridículo. De acuerdo a encuestas opositoras, Guaidó cotiza hoy por debajo de Maduro – 12% de intención de voto, contra 13%. Capriles, sin embargo, no ha obtenido las garantías de transparencia de la elección, ni el levantamiento de numerosas proscripciones. Borrell tampoco. Piden una dilación del voto para contar a tiempo con observadores internacionales. Los partidos tradiciones, como Copei y Acción Democrática, e incluso una mayoría de los distritos de los partidos golpistas, han decidido secundar la opción del recuento de las urnas.

Bien que para el Financial Times, todo esto “ha fortalecido el control del poder”, por parte de Maduro, las cosas no perfilan de ese modo. Lo mismo opina Granma, el órgano del partido comunista de Cuba. Es ignorar que la pandemia se conjuga en Venezuela con una crisis desconocida en los anales históricos de cualquier país. Las bajas mortales en el personal de salud crecen de día en día; la vulnerabilidad de la población se acentúa por una alimentación cada vez más deficiente y el deterioro de los servicios básicos. El ingreso real de los trabajadores, de un lado, y de quienes perciben asistencia, del otro, oscila en torno de cero, como consecuencia de una inflación que no se ha detenido. El trabajador venezolano atraviesa el peor de los ´ajustes´ - una economía que se dolariza a todo ritmo, mientras una mayoría aun cobra en bolívares. La base económica de la estabilidad precaria del gobierno es precisamente este ingreso de dólares, que sirve para acaparar activos a precios de ganga, y consumos baratos. Maduro ha logrado lo que ningún gobierno antes de él – poner fin al congelamiento indefinido de las naftas y derivados domésticos. El gobierno cree, a sus expensas, que está sentado sobre un volcán extinguido. No soportaría la agitación política que provocaría un proceso electoral tradicional. Pocos medios de prensa mencionan que Maduro ha disuelto su Asamblea Nacional Constituyente sin preaviso y en forma sigilosa - la había convocado para apartar del camino a la Asamblea Nacional controlada por la oposición, y para ´re-refundar´ a Venezuela, luego del primer intento, cuando Chávez llegó al gobierno.

Las elecciones parlamentarias son vistas como claves por parte de todos los protagonistas, porque la Asamblea Nacional tiene el arbitrio constitucional para proceder a la privatización completa de los yacimientos petroleros y mineros. La privatización, a su turno, mandaría al archivo las sanciones internacionales; varios pulpos norteamericanos están anotados en la aventura. Venezuela siempre está más cerca de USA que el Medio Oriente. El pacto con la oposición no se circunscribe a las elecciones – tiene en vista este objetivo estratégico.

El desmembramiento político en desarrollo no se manifiesta solamente en la oposición. Varios gobernadores ‘chavistas’ han anunciado listas independientes de las del PSUV – las representaciones de algunos estados son objetos de disputas de camarillas. También se conoció el apartamiento de las listas oficialistas del partido comunista y, en principio, del partido tupamaro. Aunque no son claros los alcances de estos realineamientos, forzosamente aguijonearán las disputas políticas. Por último, aunque para nada menos importante, antes de diciembre se vota en Estados Unidos. Es cierto que el ´establishment´ demócrata es decididamente anti-chavista y ha apoyado las sanciones contra Venezuela, pero también que enfrenta limitaciones. La principal es que Biden intentará revitalizar el ´atlantismo´, o sea la alianza con la UE contra Rusia, cuando la UE está mediando a favor de una ´transición´ en Venezuela y la inserción en el país de sus monopolios petroleros.

El tablero político de este juego es más amplio, porque antes de diciembre habrá elecciones en Bolivia y Ecuador, donde se presentan con posibilidades partidos ´bolivarianos´, y el plebiscito constitucional en Chile y las municipales en Brasil. Las elecciones (¿quién dijo que no?) también importan.

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