Rebelión contra la violencia policial en Colombia

Escribe Hernán Gurian

Tiempo de lectura: 3 minutos

En la jornada de conmemoración por el Día de los Derechos Humanos, una honda rebelión popular se produjo en Bogotá y en otras ciudades de Colombia frente al cruel asesinato del abogado Javier Ordoñez por el gatillo fácil policial durante la madrugada del miércoles 9. Ordoñez falleció luego de recibir diez descargas eléctricas con una pistola taser en un procedimiento policial. Un video filmado por un ciudadano registró los momentos en que se escuchan los desgarradores gritos de Ordóñez, pidiéndoles a dos policías que por favor cesaran la agresión. Los agentes no se detuvieron siquiera por los gritos de los vecinos que decían que la escena estaba quedando grabada. Estas imágenes hicieron que estallara la indignación popular y decenas de personas salieron a protestar contra este crimen policial, dando inicio a una enorme jornada de movilizaciones y luchas en las calles contra la represión policial que se inició posteriormente. El saldo final fue de 7 nuevos asesinatos a manos de la policía y más de 100 heridos. Decenas de vehículos fueron quemados. Varias tanquetas del Esmad fueron utilizadas por la policía contra los manifestantes.

Frente a esta rebelión popular, en la mañana de este jueves, el ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, brindó una rueda de prensa para intentar desmovilizar a las multitudes enfurecidas por este crimen, "asegurando que cualquier oficial de la fuerza pública que actuara fuera de los lineamientos sería sancionado debidamente" (El Espectador, 10/9).

Se esperan nuevas marchas por las calles de Bogotá por parte de la población trabajadora y la juventud de los barrios, cansados de la represión, abusos y arbitrariedades de las fuerzas policiales que se suceden cotidianamente. "Tan fuertes son las imágenes que, para muchos, el hecho se compara con las recientes agresiones de policías contra afroamericanos en Estados Unidos. Además, el episodio se suma a la lista de denuncias por excesos policiales en la cuarentena, con recordados casos como el del hombre que fue capturado frente a sus hijas por no llevar tapabocas, los vendedores informales retirados de las vías públicas, las denuncias de mujeres trans e incluso, el caso de un periodista de este diario que casi retuvieron de forma agresiva por no llevar su cédula. En todos se denunciaron procedimientos que se consideraron excesivos. Así las cosas, Javier Ordóñez es el nuevo rostro del abuso policial en Bogotá, cuando no ha pasado un año de la muerte de Dyilan Cruz, en medio de una jornada de protesta el año pasado" (ídem). (Dylan Cruz, de 18 años, murió en septiembre golpeado en la cabeza por una bomba aturdidora lanzada por el Escuadrón Antidisturbios (Esmad) de la policía, durante las movilizaciones convocadas por movimientos sociales y sindicatos obreros contra de las políticas sociales, económicas y de seguridad del Gobierno de Duque. Luego morirían otras 3 personas en otras ciudades durante la represión a estas mismas jornadas de lucha).

Para desactivar la movilización popular que pide el castigo a los policías culpables de la muerte de Ordoñez, durante la tarde del miércoles la alcaldesa de Bogotá se reunió con la Procuraduría para definir “reformas” a la Policía, mientras los parientes y amigos de Ordóñez señalaron que continuarán protestando. “No nos vamos a quedar quietos. Haremos una velatón todos los días por justicia y por memoria, hasta que judicialicen a los policías que lo asesinaron”, dijo Eliana Garzón, amiga de Ordóñez.

El gobierno derechista de Iván Duque ha salido en forma casi provocadora a felicitar el accionar de las fuerzas represivas en su accionar contra los manifestantes, con su saldo de muertos, heridos y detenidos al por mayor: "Hemos visto hechos dolorosos el día de hoy, pero hemos visto también la actitud gallarda, férrea no solamente de los comandantes de la Policía sino también del ministro de la Defensa y de toda la institucionalidad". El gobierno de Duque, acorralado por la crisis política y social en Colombia, que se agudizó con la pandemia, teme con razón de que estos asesinatos reenciendan las llamas de las enormes movilizaciones populares que llevaron a millones de colombianos a las calles a fines del año pasado y a las tres huelgas generales. El asesinato de líderes sindicales y populares es sistemático. La clase trabajadora y las masas populares colombianas han vuelto a tomar las calles contra las reformas antiobreras (laboral y previsional) y tienen enormes chances de sacarse de encima a este gobierno derechista hambreados y represor retomando las tareas inconclusas de finales del 2019.

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