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El miércoles, la Cámara de Diputados postergó la votación de la propuesta del reajuste del salario mínimo del gobierno. Las y los diputados de “oposición” acordaron darle un día más para que “mejore su propuesta” de aumento $0 de ese salario, que justifica “por la pandemia”.
El salario mínimo actual está en $320.500, y el gobierno ofrece un 0,4% de reajuste nominal, que lo dejaría en $322.000. La línea de la pobreza para una familia promedio establecida por el mismo gobierno está en los $451.000. A pesar de que los diputados de centroizquierda y algunos de gobierno, calificaron el reajuste como “impresentable” e “indigno”, ninguno lo rechazó. Esperan que el ministro de Economía ‘mejore’ la propuesta.
El Partido Comunista y el Frente Amplio, se han colocado detrás de la propuesta de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) que en el discurso reclama un salario mínimo de $400.000 – igualándolo al monto máximo del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) para una familia con 4 integrantes. Por debajo, sin embargo, ya ha lanzado un salvavidas al gobierno: que acepte discutir el salario mínimo nuevamente en marzo del 2021, en lugar de septiembre siguiente.
Desde la Unión Democrática Independiente, de derecha, el diputado Melero planteó tomo el salvavidas de la CUT, para justificar un cuarto intermedio en la sesión. Melero prometió gestionar para que el gobierno se avenga a un reajuste igual a la inflación proyectada a marzo del 2021, un 2%, que representaría un aumento de $6.500. Esto equivale a un pasaje en Metro ida y vuelta por cuatro días, e incluso, está por debajo del 4,5% que han subido el precio de los alimentos en lo que va de año. Aun con este límite, no sería una corrección al proyecto oficial, sino un pedido para que lo presente el propio gobierno.
Para el gobierno el problema del salario mínimo es un problema de costos de producción, de cuánto le cuesta a una empresa emplear a una trabajadora o a un trabajador, igualando a la fuerza de trabajo con el gasto que el empresario hace cuando paga la luz de su local o compra escobas para barrer. Es por esto que durante el debate del salario mínimo el gobierno coloca la prioridad en que no suban los costos de los empresarios, pero nunca lo coloca desde la perspectiva de las y los trabajadores, sobre si con el salario que reciben logran o no asegurar la sobrevivencia y reproducción de sus familias. En Chile quienes ganan el mínimo no son un grupo minoritario, son alrededor de 900.000, personas un tercio trabaja en las grandes empresas y esto no solo los afecta a ellos, sino que también influye en los salarios generales porque el 50% de las y los trabajadores tiene un salario menor a $400.000. Si tomamos la línea de la pobreza del gobierno, todos los días la mitad de la gente que trabaja, va a su trabajo y cumple su jornada y no logra sacar a su familia de la pobreza.
Es por esto, que es necesario que en los sindicatos y las asambleas populares se desarrolle la discusión y la lucha por el salario mínimo que logre pasar por encima de los acuerdos entre el gobierno y la burocracia que dirige la CUT. Por un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, que, haciendo un cálculo rápido y limitado, si considera un arriendo básico por $300.000, dos personas pagando dos pasajes diarios por $48.000, alimentación básica para 4 personas por $170.000, pago de cuentas básicas por $80.000 y $20.000 para entretención, una canasta familiar no podría estar por debajo de los $750.000.
En medio de una pandemia que ha dejado millones cesantes, donde aún son más 500 mil quienes se siguen pagando el 55% de sus salarios desde sus propios fondos de cesantía y en donde se avizora que el brutal endeudamiento de las familias obreras que antes de la llegada del virus rondaba el 75% de los ingresos disponibles se dispare aún más, urge organizar el reclamo porque los suspendidos cobren el 100% de sus salarios en ejercicio a cargo del Estado y por un salario mínimo y un IFE igual a la canasta familiar, para que la crisis no la sigan pagando las y los trabajadores.