Seaboard (ex Tabacal) juega con la vida de sus trabajadores y de todo el pueblo de Orán

Escribe Violeta Gil

Tiempo de lectura: 2 minutos

Este lunes se produjo la muerte de un obrero de la cosecha en el Ingenio ex Tabacal. Con la muerte de este compañero, ya son cuatro los obreros los que perdieron la vida bajo la responsabilidad directa de la patronal Seaboard E.R. y del gobierno de Gustavo Sáenz.

La Seaboard le niega la realización de los testeos al conjunto de los trabajadores, incluso a quienes fueron contactos estrechos con los compañeros que perdieron la vida. No garantiza el cumplimiento de ningún tipo de protocolo de seguridad ni tampoco el aislamiento obligatorio de los obreros con síntomas.

Por el contrario, la patronal oculta la información de cuántos son los trabajadores que permanecen aislados. Le niega el ingreso a la planta al personal médico de Irigoyen para registrar las condiciones sanitarias de los trabajadores. Como si esto fuera poco, acaba de anunciar un “bono covid19” de 2 mil pesos para la categoría 1, para que los trabajadores con síntomas o carpeta médica vuelvan a trabajar por una miseria.

Además de una maniobra criminal, este bono covid19 es una estafa, dado que está condicionado a la molienda extraordinaria de 15 mil toneladas de caña. En 2019, la Seaboard no les pagó el bono a los trabajadores, cuando días antes de finalizar la zafra, por orden de la gerencia, se detuvo la cosecha antes de alcanzar el objetivo.

En cualquier caso, las ganancias para las patronales son extraordinarias y se deben a la destrucción de las condiciones de trabajo de los obreros que están poniendo en juego su vida.

Seaboard es responsable de la muerte de los cuatro obreros y de los contagios en la planta y ahora también entre los obreros del campo. Esta situación traerá consecuencias directas sobre todo el pueblo de Hipólito Irigoyen, hermanado históricamente con el Tabacal. La localidad de Irigoyen ya se encuentra en un colapso sanitario, sin personal para la atención de la decena de pacientes. Recientemente, se habilitó un “hospital de campaña” en una capilla, pero no hay enfermeros, ni respiradores, ni oxígeno para la atención de los enfermos. La obra social de los obreros azucareros viene haciendo todo lo posible para atender a sus afiliados sin ayuda alguna del Estado, pero la creciente cantidad de contagiados por la desidia patronal hace caer en saco roto los esfuerzos de su directiva y el sindicato del azúcar, el STA.

Fueron los trabajadores oraneses los que voltearon a Josefina Medrano como ministra de Salud, frente a la catástrofe sanitaria. Ahora Sáenz ensaya un recambio, pero mantiene intactas las medidas de flexibilización que habilita a patronales como Tabacal a continuar adelante con la zafra, a pesar de la muerte y el contagio masivo de los obreros y sus familias.

Los trabajadores en la planta, y ahora también en el campo, empezaron a discutir que, en estas condiciones, no pueden seguir trabajando. Se requiere poner un freno a la avanzada patronal que se lleva puesta la vida de los trabajadores y esto solo lo podrán llevar adelante con su lucha y con el apoyo de todo el pueblo de Orán.

Es necesario el inmediato cese de la actividad del Ingenio, hasta que no estén garantizadas las condiciones de seguridad y salubridad en todas las áreas, sin que se afecten los puestos de trabajo ni el salario de los trabajadores. Urge el testeo masivo bajo el control obrero, que permita determinar cuál es el grado de contagios y propagación real del virus; el aislamiento y la internación en hospital para todos los obreros infectados. Todo protocolo debe ser discutido, aprobado y controlado por los propios trabajadores. Poner freno a las muertes y a los contagios en Tabacal debe ser una causa de todo el pueblo de Orán.

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