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En Bahía Blanca, una caravana de autos de trabajadores de enfermería pertenecientes a hospitales privados se hizo sentir sobre el mediodía frente al Municipio, en reclamo de una jornada laboral de 6 horas, jubilación a los 55 años por trabajo insalubre, contra la precarización laboral y en memoria de los compañeros fallecidos por COVID. El pase a planta es una reivindicación central cuando las patronales de la salud mantienen un alto porcentaje de enfermeros y otros sectores trabajando en negro.
La manifestación tiene lugar cuando se ha anunciado el retorno a fase 3 del ASPO en Bahía Blanca y en un cuadro de inminente colapso sanitaria denunciado hace varios días por múltiples organizaciones médicas. Unos días atrás se informaba el fallecimiento de un reconocido cirujano del Hospital Regional Penna, el segundo caso en la ciudad. Por COVID ya han muerto 60 personas en la ciudad y otras han sido mortalmente afectadas por la falta de camas para internaciones médicas. Para el Intendente Gay, sin embargo, “en ciudades grandes no ha funcionado el cambio de fase” (lanueva.com, 21/9) esto porque “depende de la ciudadanía”. Lo que sí depende de él y del gobierno municipal es la centralización del sistema de salud -muchas de las camas disponibles están concentradas en hospitales privado-, de la contratación de más personal con jornadas que no excedan las 6 horas, un aumento salarial y una inversión extraordinaria para camas, respiradores e insumos. Mientras el personal de salud esta conmocionado, una buena parte aislado y los Hospitales -especialmente los públicos- colapsados, Gay se queja por las “libertades perdidas” que impondría el retorno a una fase 3 que, sin embargo, sigue teniendo en funcionamiento una enorme cantidad de actividades, esenciales y no esenciales. Los pulpos exportadores que operan en el Puerto de Bahía Blanca reportan ingresos récord.
En Coronel Suárez, localidad ubicada a 200 km de Bahía Blanca, 200 enfermeros y prácticamente todos los trabajadores del Hospital Municipal "Raúl A. Caccavo” -el único centro sanitario del pueblo- realizaron un abrazo solidario autoconvocado que contó con un amplio apoyo de vecinos. El reclamo central fue la necesidad de un aumento salarial y con sumas que se integren al básico (el básico de los municipales de Suarez se encuentra en $18000). “No nos sirven los ´plus´, no nos sirven los bonos. Si somos tan indispensables, nuestro salario también es importante” manifestó una de las voceras de la protesta. También por las condiciones de trabajo y los faltantes de equipamiento. Desde el Municipio conducido por Ricardo Moccero -de prolongada trayectoria contra las condiciones salariales y laborales de los municipales del distrito-, a contramano de estos importantes reclamos, exigieron a los trabajadores de la salud que “no festejen su día y estén preparados para enfrentar un agravamiento de la situación”. El STM de Suarez, que posee una cantidad importante de delegados de la salud pública, viene reclamando por la reapertura de paritarias que no tienen lugar desde septiembre de 2019.
Los trabajadores de la salud se han hecho sentir este 21S en el sur de Buenos Aires, marcando una agenda obrera de salida ante una crisis sanitaria que no para de crecer. Son el punto de partida para el desenvolvimiento de asambleas interhospitalaria y una coordinación de todos los trabajadores de la salud que conquiste estas importantes reivindicaciones.