Trabajadores fallecidos y desaparecidos del Repunte: un crimen social

Escribe Gabriela Sánchez

Tiempo de lectura: 3 minutos

El naufragio de Repunte no fue un accidente, porque un accidente es algo que no podemos evitar y sucede de forma imprevista. Sin embargo, aquí, frente a esta tragedia que dejo un saldo de tres fallecidos y sietes desaparecidos, tenemos que hablar de otra cosa.

Si no fue un accidente, ¿qué fue?

De manera clara y directa lo podemos definir como un crimen social. ¿Pero en sentido estricto a qué llamamos crimen? ¿Y qué vendría a ser un crimen social?

La voz latina designa al crimen como un delito grave. Tal vez una acción indebida o reprensible. Podría significar matar o herir gravemente a alguien. Podría, en consecuencia, aludir al quebrantamiento de la ley. No queda suficientemente claro. Para dilucidarlo, hay que echar un vistazo a la historia, al origen del término.

Quien primero usó la noción de crimen social fue Federico Engels, filósofo y revolucionario alemán, amigo de Carlos Marx, con quien redactó el Manifiesto Comunista. Pero si vamos a ser fieles al derecho de autor, habría que decir que los primeros en acuñar la expresión fueron los trabajadores ingleses. De ellos Engels tomó la frase y la plasmó en su obra “La situación de la clase obrera en Inglaterra”, escrita entre septiembre de 1844 y marzo de 1845.

¿Qué querían decir los trabajadores ingleses cuando hablaban de crimen social? Se referían a los miles de muertos por el hambre y las enfermedades, que empezaba a cobrarse el capitalismo temprano. Los trabajadores culpaban de ello a la sociedad -o sea, a la burguesía, a la clase dominante- que toleraba y estimulaba la comisión de semejante crimen. Engels se pregunta si los trabajadores ingleses tenían razón en llamar crimen social a esto. Y para verificarlo avanza sobre los siguientes pasos lógicos:

Primero, cuando un individuo hace a otro individuo un perjuicio tal que le causa la muerte, decimos que es un homicidio.

Segundo, si el autor obra premeditadamente, consideramos su acto como un crimen.

Tercero, cuando la sociedad expone a centenares de proletarios a una muerte prematura y anormal; cuando quita a millares de seres humanos los medios de existencia indispensables, imponiéndoles otras condiciones de vida, de modo que les resulta imposible subsistir; cuando ella los obliga por el brazo poderoso de la ley a permanecer en esa situación hasta que sobrevenga la muerte.

Un crimen muy parecido al cometido por un individuo, salvo que en este caso es más disimulado, más pérfido, un crimen contra el cual nadie puede defenderse, que no parece un crimen porque no se ve al asesino, porque el asesino es todo el mundo y nadie a la vez, porque la muerte de la víctima parece natural, y que es pecar menos por comisión que por omisión. Pero no por ello es menos un crimen.

Esto es lo que les paso a los tripulantes del Repunte, por eso decimos que es un crimen social.

El Estado a través de Prefectura tenía que controlar que la embarcación estuviera en condiciones y no lo hizo. El Consejo Federal Pesquero mantuvo al empresario un permiso de pesca a pesar de que la Ley Federal de Pesca marca claramente que a los 180 día de inactividad un barco pierde el permiso. El Repunte estuvo abandonado casi cuatro años y el CFP le mantuvo al empresario el permiso de pesca. Un gremio que debía cuidar su seguridad firmo como veedor de los trabajos del Repunte y este salió a navegar en pésimas condiciones. Y un empresario inescrupuloso que le importó más la ganancia que las vidas de los tripulantes.

Luego cuando el barco pide auxilio porque se está hundiendo, Prefectura tarda más de cuatro horas en enviar el helicóptero, dejándolos en el medio del mar y solamente rescatando a un sobreviviente y el cuerpo de un fallecido.

Y ahora, después de 39 meses, las familias de los desaparecidos todavía seguimos luchando porque las viudas y sus hijos puedan tener el certificado de presunción de fallecimiento que les permitiría tener una pensión y obra social.

El abandono, la desidia y desprecio que hemos sufrido es total, pero no nos amedrenta, al contrario, nos da más fuerza para seguir luchando por ellos, que les arrancaron la vida por la corrupción de la mafia pesquera. Vamos a seguir luchando porque los responsables vayan a la Justicia, por cambios en la industria pesquera para que no se repitan estas tragedias evitables.

¡Repunte Presente!

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