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A pesar del decreto en el inicio de la cuarentena (329/29) de Alberto Fernández prohibiendo el despido en concordancia con las cúpulas sindicales, el desempleo aumentó en el segundo trimestre, arribando a la tasa de desocupación más alta desde el 2004. Perdieron el empleo más de 3,6 millones de trabajadores cuentapropistas, trabajadores en relación de dependencia, en su gran mayoría informales y pequeños productores y comerciantes (Clarín, 19/9). En este contexto la desocupación pasó del 10,4% al 13,1%. La actividad económica disminuyó un 19%.
La población activa (ocupados y desocupados que buscan trabajo), cayó de casi 20 millones a poco más de 16 millones, lo que agudiza el sub-registro de desempleo. Esto es así porque casi 4 millones de personas que en el primer trimestre estaban ocupados o buscando trabajo, no buscaron o no pudieron buscar en el trimestre siguiente (Clarín, 23/9). Por lo tanto, la tasa de actividad bajó del 47,1% al 38,4%. Esto explica que el número de desocupados haya crecido apenas en 60.000 personas, hasta llegar a 2,1 millón de personas (Clarín, 23/9). Los trabajadores que más sufrieron la desocupación por el impacto de la pandemia fueron los de construcción, restaurantes, hoteles, y personal doméstico (Clarín, 24/9).
Según el gremio de trabajadoras de casas particulares (UTDA), que engloba a 1,5 millones de empleadas de casas particulares, “el 18,5% unas 277.000 fueron cesanteadas a través de renuncias concertadas a cambio de una contraprestación económica, muchas veces equivalente –e incluso inferior- a la deuda salarial acumulada durante la cuarentena” (Clarín, 19/9).
Las empresas privadas despidieron y suspendieron con baja del salario a trabajadores a lo largo y ancho de todo el país. Las suspensiones se concretaron bajo el esquema acordado entre la CGT y la UIA que permite a las empresas suspender a sus trabajadores con el aval de sus sindicatos con una rebaja de hasta el 25% de la remuneración aplicando el artículo 223 bis de la Ley de Contrato de Trabajo (Clarín, 04/7). El Ministerio de Trabajo registró en abril 228.400 trabajadores menos que en marzo y 364.000 menos que en igual mes del de 2019. También reveló hace algunas semanas que sólo el 19% de los trabajadores cerró un acuerdo salarial en lo que va del 2020. Las cifras oficiales convalidaron que los aumentos de sueldo ofrecen su peor registro en años (BAE, 20/9).
En el Conurbano bonaerense el número de ocupados pasó de 5.046.000, a 3.787.000 en el 2° trimestre.
En CABA de 1.561.000 ocupados bajó a 1.246.000. Todos estos datos nos llevan a comprender el aumento en la pobreza sumando nuevos pobres e indigentes en los que va del año especialmente durante la Pandemia. La pobreza en el 1° trimestre de este año fue del 34,6%. Según INDEC, en el 2° trimestre la pobreza saltó al 46%: son casi 21millones de personas en todo el país (Clarín, 24/9). Agustín Salvia, del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, estimó que en el 2° semestre superará el 47%.
El salario promedio de los que trabajaban cayó un 16% en términos reales en la comparación anual, el 10% más pobre vio descender sus ingresos un 28,7% y el 10% más rico de la población mucho menos, una caída de 11,9% (Clarín, 24/9). Aumentó -también según el INDEC- la brecha de ingresos entre pobres y ricos.
El IFE (de 8.857.063 personas), que representan 18,5% de la población, abarca el 44% de los 20,1 millones de población económicamente activa (PEA). Estos míseros ingresos no alcanzaron a compensar la caída de los ingresos por la pérdida del empleo, y aumentó en 2,5 millones la población que no tuvo ingresos, ni laborables ni ayudas del Estado. La desigualdad creció y el coeficiente de Gini subió del 0,434 al 0,451 entre los 2 segundos trimestres de 2019 y 2020 (Clarín, 24/9).
Refiriendo la pobreza a la Ciudad de Buenos Aires, 1 de cada 3 porteños es pobre según datos oficiales de la Ciudad. En el 2° trimestre la pobreza aumentó a 33,6% y creció la cantidad de hogares sin ningún ingreso, aumentando en un año 11.5% (Clarín, 16/9). La indigencia tuvo un salto mayor: del 6,2% un año atrás al 15,7% en el 2° trimestre del 2020. Son 480.000 personas que no cubren la canasta básica de alimentos.
El Informe Oficial dice: “en la comparación interanual caen en la pobreza 119.000 hogares y 353.000 personas. En particular pasan a la indigencia unos 93.000 hogares y 292.000 personas”. Cabe destacar que los hogares encabezados por las mujeres la incidencia de pobreza es de 37, 8% mientras en aquéllos en que son los varones representan el 29,9%, los que tienen niños menores de 14 años (43,7%), y los que tienen a su jefe desocupado se triplica la incidencia total (Clarín, 16/9).
En la población infantil, afectada en un 50% por la falta de recursos básicos en sus hogares (vivienda, alimentación, acceso a la salud, escolaridad), se observa la carencia de vacunas y controles de salud, seguridad alimentaria, periodicidad en la conectividad en los niños escolarizados (UCA, “Las Infancias en tiempo de cuarentena, informe en el área metropolitana de Bs.As.”, mayo del 2020).
En mayo se postergaron las vacunas del 22,2% de los niños, y el 44% de los controles de salud. Dentro de estos grupos los niños más pobres no recibieron estos cuidados en mayor medida, pero también los niños de clases medias no fueron asistidos ni controlados. La inseguridad alimentaria severa, que afecta especialmente a los niños, se incrementó. La continuidad educativa sin los recursos necesarios para desarrollarla, con carencia de recursos de conectividad, profundiza las desigualdades preexistentes.
La crisis capitalista se lleva puesto este gobierno cuyo programa de inicio fue rescatar la deuda y empresarios. La Pandemia agudiza la crisis, las masas trabajadoras resisten, con paros, tomas de tierras, protestas en las calles de todo el país.