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Al anunciar que suspendía la reglamentación de la ley que habilitaba el uso de sustancias contaminantes en la minería, el gobernador mendocino Suárez dejó instalada una crisis que excede largamente a su provincia y a su fuerza política.
La reforma a la ley minera había sido aprobada con el voto de una parte sustancial del pejotismo mendocino. Según algunas fuentes, el pejota fue el verdadero inspirador de los cambios que habilitaban al uso de cianuro y otras sustancias contaminantes del agua. El gobernador Suárez –y su jefe, Cornejo– habían acompañado desde el comienzo la sesión de Diputados que debía sancionar la “emergencia económica” que reclamaba AF. De este giro albertista participó otro lobista minero, el jujeño Gerardo Morales. No era para menos: esa “emergencia”, que abunda en subas de impuestos por todos lados, hizo lo contrario con las retenciones mineras, las que bajó del 12 al 8%.
Es claro, entonces, que el freno a esa ley, después de lo que se definió como “la marcha popular más grande de la historia de Mendoza”, es un golpe de advertencia al gobierno F-F. AF ha participado de todo tipo de cónclaves con empresarios mineros, para activar los proyectos de litio y silicio. De todos modos, las ilusiones albertistas enfrentan otros problemas: el precio internacional de litio se viene desplomando como resultado de la sobreoferta mundial, y lo seguirá haciendo, según prevén los especialistas, en los próximos años. En Argentina, las inversiones mineras se derrumbaron a partir de la aplicación del cepo, que el gobierno F-F – por más ´minero´ que sea – no tiene condiciones de desmontar.
A todos estos obstáculos, se añade ahora otro decisivo – la rebelión popular, que se expresó en Mendoza. También en Chubut, contra la amenaza de una habilitación a las mineras, se está reconstruyendo el clima asambleario y de movilización que vivió la provincia durante buena parte de 2018.
El gobernador mendocino “interrumpe” la reglamentación de la ley pro minera, pero no la deroga. El proyecto de derogación que envió a la Legislatura es de tratamiento incierto. En cualquier caso, la ´suspensión´ es un golpe monumental a los planes capitalistas, en el marco de la presente ‘transición’, las expectativas de un ‘pacto social o la “desindexación” a salarios y jubilaciones. En estas horas, el fuego de la inflación se vuelve a avivar con la restauración del IVA a los alimentos esenciales, con la devaluación que ha puesto en marcha el dólar “solidario” a 81 pesos o los impuestazos provinciales a los ingresos brutos.
El recule mendocino es también un golpe a las expectativas del capital internacional sobre la capacidad del gobierno F-F para arbitrar la crisis y rescatar la deuda en default, o sea la pretensión oficial de convertir los urgentes compromisos de deuda en un pagaré a cuatro años. Ese reperfilamiento de deuda, en definitiva, está fundado en otro pagaré –el de la pretendida “capacidad de contención del kirchnerismo”, que acaba de ser cuestionada.