UNSa: victoria parcial en Humanidades

El martes 6 de octubre pasado, en la sesión del Consejo Directivo, luego de una lucha política por parte del único consejero estudiantil del El Frente Estudiantil (UJS + independientes), logramos quebrar a las camarillas y autoridades. Ante el silencio del resto de los consejeros estudiantiles, mientras el decanato insistía en extender su propio proyecto (suspensión de correlativas para cursar, pero no para promocionar ni rendir ni regularizar), logramos que se suspendan las correlatividades para promocionar y rendir hasta diciembre y la extensión de la condición de regularidad. Este triunfo se asienta sobre tres cuestiones: porque se abrió una crisis debido al recorte universitario por parte de Nación; el paro docente virtual que tuvo lugar ese mismo día; y porque las autoridades no han podido garantizar ni los exámenes ni la virtualidad.

Exámenes para todos ¿Un derecho?

Esta discusión se planteó necesariamente porque las mesas de exámenes esta restringidas solo para aquellos estudiantes que le falta un 30% para finalizar la carrera. Esto abrió la deliberación de un sector de estudiantes de que los exámenes virtuales deberían ser para todo el mundo, porque es un derecho.

El problema de este planteo es que esconde que en realidad la facultad no abre las mesas porque no las puede garantizar. Primero, la garantía de los exámenes para lo que se tienen que recibir se hace bajo la base de una sobre explotación docente. Abrirlos para todos implicaría revertir las condiciones de los equipos de cátedras. Segundo, el protocolo de examen exige tener dos dispositivos tecnológicos: una computadora y cámara web o en su defecto, un celular. Esto es ridículo, porque la virtualidad dejó afuera, en el mejor de los casos, a un 50% de estudiantes porque no tienen las condiciones necesarias. Hay barrios y pueblos cuyas instalaciones por parte de las empresas son tan malas que no pueden soportar una transmisión de Zoom.

No es el problema del derecho sí o no, porque incluso abriéndolas para todos, solo podrían rendir aquellos que tengan todas las condiciones materiales necesarias, que siguen siendo una minoría. Ahora bien, con esta conquista, para aquellos que no tiene que recibirse, van a poder promocionar o aprobarla sin necesidad de tener la correlatividad, que era el principal problema y que la facultad se había negado a otorgar hasta ahora.

Régimen de arbitrariedades

Al cierre del primer cuatrimestre un sector de estudiantes, el que pudo cursar la virtualidad, va a poder promocionar sin tener la correlativa. Esto demuestra que nada tiene que ver con el aprendizaje la existencia de las correlativas. Este régimen existe porque se basa en lógica de una educación del tipo escolástica, es decir, que, en vez de evaluar el saber, evalúa el mérito (la asistencia obligatoria, por ejemplo) y crea un colador. Ahora bien, existen diferentes formas de evaluar dentro de este sistema, así cada cátedra termina teniendo criterios distintos. Pero esto no se soluciona atacando la libertad de cátedra, creando una homogeneidad de enseñanza, sino eliminado la traba arbitraria que se coloca. En última instancia, que sean los propios estudiantes quienes determinen qué materia cursar primero, adaptándose a sus conocimientos previos y hasta sus horarios de trabajo.

Esta conquista parcial del movimiento estudiantil deja sentado una base para avanzar por el resto de las reivindicaciones – primero, que se cumpla, pero además están planteados la extensión para el 2021, el rechazo al recorte presupuestario, que se completen los equipos de catedra, las herramientas para la virtualidad, aperturas de comisiones, contratación masiva de docentes, las becas para todos los estudiantes, la infraestructura necesaria cuando este planteado volver a la presencialidad y el apoyo a la lucha docente por el aumento del 40%.

Estas reivindicaciones y las que faltan mencionar van a ser conquistadas a través de la organización independiente estudiantil que se trace como perspectiva la superación de las actuales direcciones.