El Colectivo lleva al CEFyL a una bancarrota política

Escribe Pablo Fridman

Recuperemos una perspectiva de lucha.

Tiempo de lectura: 3 minutos

¿Dónde pueden los estudiantes de Filosofía y Letras reclamar los finales virtuales, sin que se vulneren derechos propios ni de la docencia?¿Por qué canal denunciar una cursada plagada de cargas excesivas y arbitrarias dada la precariedad de la virtualidad de la gestión?¿Por qué organismos y con qué métodos pueden debatir sobre la reformas de los planes de estudio o el arancelamiento de contenidos como la ESI, que apuntan a descalificar la formación profesional? Con seguridad, no será en el CEFyL dirigido por el Colectivo.

Organizadores de todas las derrotas

En efecto la ‘asamblea’ del pasado 19, escasamente difundida y postergada un mes, puso al desnudo el rol llamado a cumplir por “El Colectivo” (La Cámpora + La Mella): el de un cuerpo de funcionarios estudiantiles, preocupados por abreviar los tiempos de intervención y debate, y torpedear cualquier medida de lucha y organización efectiva. Echando mano de un ‘modus operandi’ ya probado en la anterior asamblea virtual, en una instancia que nuevamente contó con más de 200 estudiantes, la conducción promovió y obtuvo la abstención a todo lo que respondiera a una agenda de lucha. Esto fue así frente a la propuesta de un pliego de reclamos por la cursada a través de una movilización virtual al consejo directivo, así como la apertura de instancias de debate por las reformas de los planes de estudio. La abstención permanente también se aplicó a la hora de considerar de medidas de lucha contra el arancelamiento de la ESI, así como cualquier moción que contemplara movilizar por alguna causa actual (Guernica, acampe de enfermeros en Constitución, docentes universitarios).

Que el centro esté ´paralizado´ no es una descripción precisa de lo que sucede. La conducción del CEFyL está muy activa en desarmar cualquier intento de organización y lucha. Esto ocurre en un cuadro de derrumbe social, político y económico general, que por supuesto repercute en nuestra educación y nuestras condiciones de trabajo, salud y vida. “El Colectivo” nos hace pagar un costo muy alto por su integración al gobierno y a la gestión de la Facultad. Se ha degradado a la propia asamblea del CEFyL, que conquistó el edificio anexo de la facultad en el 2010 e impulsó los ‘estudiantazos’ bajo el macrismo. En cambio, hoy se desconocen los propios métodos del movimiento estudiantil, al desarrollar asambleas que no son resolutivas y que actúan como campo de maniobras que frustra una intervención unificada y de lucha de los estudiantes.

La bancarrota de la conducción del CEFyL, en efecto, va al compás de la crisis universitaria y de la propia facultad. Las autoridades no han garantizado los recursos mínimos para estudiar y por eso ya evalúan un temerario regreso ´protocolar´ a la presencialidad. Los que no han podido organizar una virtualidad en condiciones pretenden que les dejemos el monopolio de decisiones que afectarán nuestra salud y nuestra vida.

La ‘violencia´

“El Colectivo” intentó hacer de la ‘violencia’ un eje en sus intervenciones durante la asamblea. En ese sentido, las críticas de los estudiantes a su política fueron presentadas como ´ataques´ y los representantes de la conducción se colocaron en el lugar de ´víctimas´. En realidad “El Colectivo” convocó a todas las instancias que tuvieron lugar este año a regañadientes, presionado por la realización de las mismas de todas formas. La Cámpora en Exactas ya anunció que no convocará asambleas por ́ violentas ́, y que busca “nuevas formas”. La asamblea, sin embargo, sí tuvo un hecho violento y fue la decisión de “El Colectivo” de torpedear una declaración en homenaje a Mariano Ferreyra a 10 años de su asesinato. En efecto, la conducción contrapuso una moción a la presentada por la izquierda. Esa contramoción omitía las responsabilidades políticas detrás de su asesinato. Esa violencia causó una indignación generalizada y decenas de estudiantes independientes y de agrupaciones se pronunciaron contra la maniobra de la conducción, que iguallmente la impulsó por cuerda separada mientras daba su abstención ante la declaración original.

¿Qué hacer?

La presión estudiantil que se manifestó en petitorios, comisiones de base y asambleas por carrera, ha forzado la convocatoria de las cuatro asambleas del CEFyL. También ha tenido algunas conquistas parciales, como recuperar la promoción directa y finales virtuales para el segundo cuatrimestre. Esta tendencia se desarrolla y se reaviva, con la incorporación de nuevas camadas de estudiantes que atraviesan la experiencia compulsiva de una virtualidad sin recursos en un cuadro social explosivo. La desorganización que promueve conscientemente “El Colectivo” revela a una conducción que no tiene planteo alguno para ofrecerle a los estudiantes. Desde la UJS Tendencia le proponemos al activismo, a las organizaciones independientes, a la izquierda y al conjunto del movimiento estudiantil a sacar un balance de la bancarrota que transita nuestro centro de estudiantes y, sin mayor dilación, darnos a un reagrupamiento que ponga por eje la lucha por nuestros reclamos. La primera instancia es impulsar la asamblea contra la privatización de la ESI votada en comisión directiva del CEFyL, y ninguneada por la conducción.

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