Después del acto de guerra

Escribe Jorge Altamira

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Con el asesinato del general iraní Qassam Soleimani y sus acompañantes en el aeropuerto de Bagdad, Trump ha extendido la prerrogativa que se ha asignado Estados Unidos desde hace tiempo a los ajusticiamientos selectivos judiciales o extrajudiciales, en su propio país o fuera de él, a los representantes públicos de estados extranjeros. Toma forma de este modo el establecimiento de un estado de excepción internacional, que entierra todo el mentiroso sistema de la ‘comunidad internacional’ y sus instituciones. La posición de los ‘estados democráticos’ sobre este golpe de estado internacional fue hecha pública por la OTAN, que lo respaldó en forma incondicional. Algunos políticos estadounidenses no pudieron evitar de reconocer que esto mismo implicaba una usurpación del poder constitucional excluyente del Congreso de Estados Unidos para emitir declaraciones de guerra. El acto de guerra fue perpetrado en este caso desde el suelo de otro país, lo cual debería derivar en una orden de arresto contra sus autores materiales e intelectuales. Nunca una mejor ocasión que esta para activar las tan mentadas ‘alertas rojas’ de Interpol.

Más guerras

El crimen de Bagdad, de este modo, anuncia el ingreso a un período de mayores guerras, con independencia de las especulaciones de los analistas, abundantes por estos días, acerca de si se trata de un hecho aislado o que alcanzaría un cambio de gobierno en USA para revertir su alcance estratégico. La diplomacia internacional pasa a ser como nunca una variante de los “acuerdos de Munich”, o sea operaciones de engaño, auto-engaño y encubrimiento de nuevas iniciativas de guerra. La conclusión acerca de este cambio político no puede ser más concluyente: no hay retorno a la ‘comunidad internacional’ u otros dislates mentirosos, ni la democracia nacional puede poner fin a esta marcha acelerada hacia una guerra mundial. El arma de la paz es, más que nunca, la revolución mundial.

Enseguida después de declarar que el asesinato Soleimani fue una acción de ‘prevención’ de una guerra, Trump mandó miles de efectivos al Medio Oriente, incluidas tropas aerotransportadas, y aclaró que ya había designado 50 objetivos para atacar. Luego de la votación del parlamento de Irak, que ordena la salida de EEUU del país, Trump respondió que simplemente destruiría a Irak por medio de sanciones económicas. Irán respondió con el disparo de tres decenas de misiles balísticos contra dos bases estadounidenses en Irak, que fueron descalificados por los encargados de guerra psicológica de EEUU, como previamente arreglados, para evitar víctimas.

Si el acto de guerra perpetrado en Bagdad es visto por muchos como contradictorio con la estrategia de Trump, expuesta incluso con bastante anterioridad a su llegada a la Presidencia, de querer retirar a EEUU de Medio Oriente, esto sólo demuestra la futilidad de esa ‘estrategia’. De un lado porque el escenario tiene a protagonistas estratégicos de la OTAN, como Arabia Saudita, los emiratos del Golfo y, sobre todo, Israel.

Los descubrimientos de gas en el Mediterráneo oriental alcanzan para estrechar al Medio Oriente con Europa, en este caso involucrando en forma directa a Israel, Grecia, Chipre, con un potencial enfrentamiento con Turquía, que ya ha salido a cubrir sus espaldas en el norte de África, con el envío de tropas al campo de batalla de Libia. La finalización del gasoducto ruso-turco, que llega a Bulgaria y esquiva a Ucrania, muestra de nuevo la inviabilidad de la política que pretende disminuir y no aumentar, la injerencia del imperialismo yanqui. Por último, aquellos que encuentran en el auto-abastecimiento de gas y petróleo que alcanzó en Estados Unidos, una explicación para la retirada, no entienden cómo funciona el capitalismo y están además atrasados con lo que ocurre. Controlar a Irán, el principal proveedor de petróleo a China, y como llegaría a serlo Irak, es esencial en la guerra económica de Trump contra China. Si bien es cierto que la intervención de Putin en Siria es muy onerosa para Rusia, desplazando a EEUU, y que la factura por el empantanamiento en Medio Oriente es cada vez mayor, Putin se ha servido de ella para avanzar en lucrativos negocios de gas y otros no menos lucrativos de armas – los sofisticados misiles vendidos a Turquía.

Por último, el ‘shale oil’ y el ‘shale gas’ norteamericano están llevando a la quiebra a las empresas que lo explotan – el “flujo de fondos” no cubre los vencimientos de deuda en que han incurrido. Por último, la vida útil de los yacimientos rocosos sería considerablemente menor a los estimados.

La represalia de Irán contra las bases de USA en Irak tienen un fuerte perfil político – lograr el retiro yanqui. Las bancadas kurdas y sunníes no asistieron a la sesión que votó la salida militar norteamericana de Irak, que el gobierno es incapaz, por otra parte, de implementar. El norte del país, el Kurdistán, es uno de los dos grandes polos petroleros de Irak; Trump podría favorecer la división del país, e incluso incorporar a Turquía a ocupar posiciones en la zona turcómana, como lo ha reclamado Erdogan. La unión de fuerzas entre EEUU e Irán, que permitió la expulsión del Estado Islámico de Mosul, tuvo por base el mantenimiento de la unidad de Irak. El estado iraquí es, sin embargo, un ente fallido, incapaz de organizar la producción y proveer los servicios básicos. El gobierno en funciones es sólo interino. Irak no puede existir como estado en un marco de guerras y saqueos. La crisis militar en desarrollo ha dejado en un segundo plano, por cortísimo tiempo, el desenvolvimiento de la revolución iraquí.

La revolución y la guerra

Este mismo escenario histórico ha llevado a una gran crisis política a Irán, que atraviesa por una ola de rebeliones populares y la represión mortal de parte del régimen de los Ayatollas. En las calles y lugares de trabajo se reclama el retiro de Irán de todos los escenarios extranjeros, para destinar los recursos del estado a la satisfacción de necesidades básicas. Trump reivindica estas manifestaciones para presionar por el retiro de Irak por parte de Irán, y a favor de un ‘cambio de régimen’ en Irán. Irán, por su lado, atiza el odio de las masas por los crímenes de USA y el sionismo para reclamar el retiro de EEUU – aunque como arma de negociación política. El régimen iraní admitió la supervisión de sus labores en el campo nuclear, por la parte de la Agencia Internacional de Energía y las grandes potencias, a cambio de un aflojamiento de las sanciones económicas de Estados Unidos. Irán es una aliada de Rusia en Siria, a pesar de Putin, que tiene el control aéreo de Siria y permite los bombardeos de Israel contra las milicias iraníes y el ejército sirio. Sin el concurso de Irán no hubieran podido tener lugar las ocupaciones de Afganistán (2001) e Irak (2003) por parte del Pentágono.

Todo esto lleva a una gran cuestión política para los trabajadores de todo el oeste de Asia. Las masas iraquíes, en especial en el sur, reclaman la expulsión de EEUU, por un lado, y de Irán, por el otro, con la consigna de “tener un país” y la laicidad del régimen político. En El Líbano, las masas rebeldes reclaman la salida de las milicias iraníes; en Irán, que su país se retire de todos los escenarios de guerra. El nacionalismo árabe o iraní, islámico o laico, tiene un definido carácter burgués, y ha aspirado y aspira a ocupar un papel dominante en la región. Es lo que ha ocurrido y ocurre con Egipto, Turquía, Irán y Arabia Saudita (comandada ahora por un príncipe bonapartista sangriento). Es necesaria siempre una caracterización concreta del nacionalismo burgués. Es claro también que las reivindicaciones populares plantean una acción internacional de esas masas, y la conciencia, sobre todo, de que el objetivo de emancipación política y progreso social sólo puede materializarse por medio de una unión de gobiernos de trabajadores, socialista, en el Medio Oriente.

Es necesario un amplio debate internacional sobre este punto. Lo que es definitivamente claro es que la ausencia de un programa frente a la guerra y un planteo de poder constituye una limitación poderosa para alcanzar una victoria histórica de los explotados.

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