Francia: la huelga semi-general entra en el segundo mes

Escribe Emiliano (Belgrano)

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El 9 de enero, en el 36° día de huelga, la más larga de la historia francesa, se lanzó una nueva movilización interprofesional (pública y privada) para tirar abajo la reforma previsional. La CGT dice que 400 mil personas coparon las calles de París. Más de 200 mil en Marsella, y más de 100 mil en Toulouse y Bordeaux. Los sindicatos reclaman un millón de manifestantes en –al menos– 27 movilizaciones en todo el país. Mientras los medios anuncian con bombos y platillos la caída de la cantidad de huelguistas, la mayoría de la población apoya a los huelguistas y opina que Macron debe retirar la reforma previsional.

La federación de puertos y muelles de la CGT convocó un día “puertos muertos”. Al igual que en manifestaciones interprofesionales anteriores, el sindicato de controladores de tránsito aéreo USAC-CGT llamó a la movilización. Air France está en huelga desde el 6. Todas las refinerías están cerradas. Servicios públicos, salud, servicio postal, abogados y bomberos, se suman a la huelga. El fondo de huelga superó los dos millones de euros.

El 10 se espera una nueva reunión con los sindicatos en Matignon. El aumento de la edad de retiro, que hoy es de 64 años, podría ser apartada de las negociaciones de manera temporaria, a cambio de una rebaja de los aportes patronales, para sacar de la huelga a la CFDT. Para “trabajos peligrosos” sería exceptuada.

Impasse de la tregua y huelga por “procuration”

La UNSA y CFDT han fracasado en obtener una tregua en las empresas de transporte público. Desde la manifestación de París, Philippe Martínez (CGT) expresó “dudas sobre [la] voluntad de discutir” del gobierno, todavía poniendo expectativas en una “salida negociada”.

Cuando Olivier Besancenot del NPA fue preguntado por qué no había sido derrotado el gobierno si esta huelga es más larga e importante que la de 1995, respondió: “debido al capitalismo neoliberal y la represión estatal” (Pas de Quartier, 7/1). Le faltó decir que “venimos de 20 años de derrotas, desde el Contrato del Primer Empleo hasta ahora”, que es la justificación de las burocracias. Las direcciones sindicales se oponen a llamar a la huelga general, o sea al sector privado excluido de la lucha, ni qué decir de una ocupación de empresas. Esto fue lo que ocurrió, sin embargo, en mayo del 68.

Anasse Kazib huelguista de Sud-Rail, militante de la Corriente Comunista Revolucionaria (CCR) del PTS, explicó, en el mismo programa, que “los chalecos amarillos consiguieron que fuera retirado el impuesto sobre el carburante porque pasaron a la ofensiva, la huelga debe pasar a la ofensiva”. Para eso propone la “grève par procuration”, término acuñado en 1995, por la dirigencia de CGT-FO, en referencia a la huelga de solidaridad de los no huelguistas: es el “Todos Juntos” de Lutte Ouvriere, que tampoco implica la huelga general. La izquierda se maneja con ‘prudencia’, hace gala de moderación, en el entendimiento que 36 días de huelga inter-profesional no es evidencia suficiente de un espíritu ofensivo o de lucha de las masas en su conjunto.

Lucha de clases y poder obrero

Un estado del ánimo social actual fue mostrado tras el asesinato de un joven, Cédric Chouviat, durante un control policial en la ruta, pocos días atrás. El padre dijo que la muerte era responsabilidad del Estado y de Macron. Los medios empezaron a hablar de una “guerra de clases”.

La semana pasada, ferroviarios y chalecos amarillos ocuparon la central de Black Rock, famoso hedge fund que quiere gestionar los activos previsionales. “BR, gritaban, es la jubilación por capitalización, no queremos la capitalización”. Macron focaliza la negociación con la burocracia sindical la edad de retiro, para salvar todo el paquete, que es una jubilación al nivel de un subsidio y recrear cajas privadas para compensar la caída del sistema público. Esto ya sucede con el argumento del “suplemento” (20%) jubilatorio en el sector privado. De aquellos que pueden pagarlo.

El ya citado dirigente del PTS señaló que “si se observa este último período, hay un montón de huelgas masivas, por todos lados, movilizaciones, no se trata de hablar de la lucha contra la reforma de retiro, sino de hablar de una situación revolucionaria, hay que hablar de cómo tomar el poder, de cómo expropiar, de la reforma agraria”, sin mencionar la editorial de Révolution Permanente (La Izquierda Diario francesa) de Juan Chingo que afirmaba que el planteo de “Fuera Macron” sin un partido que pudiera capitalizar esa fuerza (¿electoral?) sería hacerle el juego a Le Pen. Estas contradicciones nos ofrecen un ejemplo de cómo las posiciones conservadoras se derriten bajo el empuje de las masas

Para el oficialismo del PO, “El proletariado francés ingresa a esta lucha decisiva sin un partido revolucionario, y con una decena de organizaciones que pretenden ocupar ese lugar. Tampoco existen estructuras nacionales que organicen a los militantes sindicales combativos, que son decenas de miles. Es el obstáculo (??) más evidente para una intervención independiente” (3/1). El “obstáculo” es la burocracia y la izquierda conservadora, que se disfraza con un lenguaje radical; las “decenas de miles de militantes combativos” son un activo, que no se siente atraído por una izquierda que le ha dicho hasta ahora que Macron tenía la “iniciativa estratégica”. Como en las notas del oficialismo no hay críticas a la izquierda, debemos concluir que pretende “unidad de la izquierda”, no la construcción de un partido revolucionario, que agite la huelga general y la ocupación de empresas. El método de “FIT en todos lados” olvida que el PTS es parte del NPA y pretende serlo del PSOL brasileño, con la vista puesta en las elecciones.

La negociación de la burocracia de los sindicatos con Macron se acerca a su punto de crisis final. Quedará en evidencia que la huelga general y las ocupaciones de empresas son la alternativa contra un retroceso.

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