Escribe Cacho Calarota
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Decretada oficialmente la cuarentena el 20 de marzo, el gobierno de los Fernández declararon a la mayoría de las industrias “esenciales”, en primer lugar los pulpos agroexportadores.
A fines de julio fue el brote de 12 casos en Cofco y uno en Bunge, otro en Renopack, y se extendió en todo el Cordón Industrial.
El título tiene una significación más drástica que la conducta “trumpeanesca o bolsonarista”, veamos a grandes rasgos:
Muy bajo nivel de limpieza, nada de sanitización efectiva.
El personal de limpieza contratado por distintas empresas que realizan su trabajo en todas las fábricas y cerealeras, se viene contagiando como el resto de los obreros y empleados. Más allá de guantes y tapabocas común, no les proveen otra cosa.
El uso de cloro al 2% y alcohol al 70%, no se puede aplicar a cualquier superficie.
Solamente Vicentín en su Planta de Ricardone puso un arco pulverizador para los camiones que ingresan, posiblemente por su proximidad con Renopack donde se envasa aceite (de Vicentín Family Group). También al comienzo de la pandemia, la Comuna de Ricardone pulverizaba las ruedas de los camiones y vehículos, procedimiento que lentificaba el recorrido de los camiones desde la playa que tiene Vicentin en el límite de la Comuna, hasta la planta atravesando toda la población. La Comuna suspendió el pulverizado.
De igual manera al comienzo de la pandemia, la Comuna de Timbúes, pulverizaba los camiones y tomaba temperatura a los conductores, fue increpado por el mismo gobernador Perotti. Se hacía mucho más lento el ingreso a Renova, Cofco, Dreyfus.
Con el caso de Bunge, prometió en esa misma nota, pedirle una entrevista virtual a los empresarios, porque es la empresa de origen del mismo Reguera. Pero no hubo cambios en la sanitización y seguridad en Bunge.
Un obrero de otra cerealera comentaba textualmente: te dan solamente un frasquito de alcohol en gel, la mascarilla común de papel, les retacean los guantes de látex y arreglátelas como puedas.
Algunas empresas chicas que cerraron la producción recibieron una partida de ATP, pero lo insólito es que lo recibió también Vicentin SAIC, que se fugó U$S 1.500 millones!!!
Los ATP implicaban la mitad de los sueldos eran hasta un máximo de $33.000. (ahora $22.680, el 120% del salario mínimo)
Esta breve descripción alcanza para mostrar los múltiples motivos por la que se extendió la pandemia, con contagios entre los más elevados del país, para la zona de Rosario y el Cordón Industrial.
Los sindicatos con intervención en las industrias y el SOEA en particular, han mirado para otro lado y han aceptado pasivamente que el Covid no sea incluido como enfermedad profesional ni movido un dedo por las mejoras en un protocolo de seguridad e higiene concreto y efectivo.
Ni que hablar de paritarias o aumento salarial.
La china Cofco entregó unilateralmente un “Bono Covid” de $80.000 del cual se toma Reguera para “sugerir” el mismo tratamiento en el resto de las aceiteras, y reclama el tradicional Bono de Fin de Año (equivalente a sueldo). Los que son no remunerativos ni bonificables pero entran en el impuesto a las ganancias.
Con un mínimo no imponible a los trabajadores o 4° categoría de $55.000 para el soltero y de $73.000 para el casado con dos hijos, la presión de la olla obrera está en ebullición.
Por ahora solamente URGARA está en plan de lucha por un 42% de aumento para la paritaria vencida.
La inflación imparable y en flecha ascendente, preanuncia un fin de año muy caliente.
Lo que nos plantea y a todo el activismo estar muy atentos porque una rebelión de la base en cualquier sector importante se puede extender como aceite en el agua.