Cordón Industrial San Lorenzo: ocho meses aplicando “inmunidad de rebaño”

Escribe Cacho Calarota

Tiempo de lectura: 4 minutos

Decretada oficialmente la cuarentena el 20 de marzo, el gobierno de los Fernández declararon a la mayoría de las industrias “esenciales”, en primer lugar los pulpos agroexportadores.

A fines de julio fue el brote de 12 casos en Cofco y uno en Bunge, otro en Renopack, y se extendió en todo el Cordón Industrial.

El título tiene una significación más drástica que la conducta “trumpeanesca o bolsonarista”, veamos a grandes rasgos:

Muy bajo nivel de limpieza, nada de sanitización efectiva.

El personal de limpieza contratado por distintas empresas que realizan su trabajo en todas las fábricas y cerealeras, se viene contagiando como el resto de los obreros y empleados. Más allá de guantes y tapabocas común, no les proveen otra cosa.

El uso de cloro al 2% y alcohol al 70%, no se puede aplicar a cualquier superficie.

  1. No se pulverizan aunque sea con solución de cloro y agua los camiones que ingresaron e ingresan a todas las empresas, desde San Lorenzo hasta Timbúes.

Solamente Vicentín en su Planta de Ricardone puso un arco pulverizador para los camiones que ingresan, posiblemente por su proximidad con Renopack donde se envasa aceite (de Vicentín Family Group). También al comienzo de la pandemia, la Comuna de Ricardone pulverizaba las ruedas de los camiones y vehículos, procedimiento que lentificaba el recorrido de los camiones desde la playa que tiene Vicentin en el límite de la Comuna, hasta la planta atravesando toda la población. La Comuna suspendió el pulverizado.

De igual manera al comienzo de la pandemia, la Comuna de Timbúes, pulverizaba los camiones y tomaba temperatura a los conductores, fue increpado por el mismo gobernador Perotti. Se hacía mucho más lento el ingreso a Renova, Cofco, Dreyfus.

  1. Los transportes de personal contratados por las empresas, no son inspeccionados por nadie. Una misma unidad hace servicios a distintas plantas a lo largo de un día (tres turnos). Los choferes no están aislados de los pasajeros y la sanitización es discrecional de cada empresa de transporte.
  2. La flexibilización laboral se aplica furiosamente en mayor medida que antes de la pandemia. Ante aislamiento de grupos de trabajo por caso positivo o sospechas fuertes, dividen los grupos de trabajo, incorporan algunos contratados, pero la misma tarea la realizan menor cantidad de personal. Obligan en muchos casos a extender el horario de trabajo con horas extras para satisfacer la fuerza de trabajo que necesitan las empresas. Esto sobre todo en empresas contratistas que en un altísimo porcentaje realizan tareas de personal efectivo.
  3. Las ART no cubren los gastos de testeos, hisopado, etc. El Covid no es considerada enfermedad laboral. Cuando una empresa decide hacer testeos por su cuenta, no informa a las autoridades sanitarias. Solamente lo declara cuando entre los obreros toma estado semi público o público. Como declaró a los medios el Sec. Gral. del SOEA, Pablo Reguera, cuando lo convocaron los obreros de Cofco que paralizaron la actividad por el brote de contagio, él fue por solidaridad porque no tiene incumbencia con el tema del COVID, y el paro fue responsabilidad de los obreros.

Con el caso de Bunge, prometió en esa misma nota, pedirle una entrevista virtual a los empresarios, porque es la empresa de origen del mismo Reguera. Pero no hubo cambios en la sanitización y seguridad en Bunge.

  1. Hasta donde pudimos chequear, una sola cerealera, pulveriza con amoniocuaternario diariamente y en plena actividad, lo que implica el abandono de los lugares de trabajo durante 10 – 15 minutos (tiempo necesario para que actúe el producto) Es el desinfectante con mayor espectro y efectividad.

Un obrero de otra cerealera comentaba textualmente: te dan solamente un frasquito de alcohol en gel, la mascarilla común de papel, les retacean los guantes de látex y arreglátelas como puedas.

Algunas empresas chicas que cerraron la producción recibieron una partida de ATP, pero lo insólito es que lo recibió también Vicentin SAIC, que se fugó U$S 1.500 millones!!!

Los ATP implicaban la mitad de los sueldos eran hasta un máximo de $33.000. (ahora $22.680, el 120% del salario mínimo)

  1. Tempranamente los amarradores en la zona de Timbúes se negaron a recibir barcos provenientes de Brasil, para cargar cereal, porque la documentación mostraba que solamente habían pasado tres días desde que zarparon y exigían que su tripulación cumpliese con los 15 días de cuarentena. Fueron duramente castigados por el gobierno provincial que les aplicó “conciliación obligatoria”, es decir violar el protocolo nacional para las personas que vengan del exterior.

Esta breve descripción alcanza para mostrar los múltiples motivos por la que se extendió la pandemia, con contagios entre los más elevados del país, para la zona de Rosario y el Cordón Industrial.

Los sindicatos con intervención en las industrias y el SOEA en particular, han mirado para otro lado y han aceptado pasivamente que el Covid no sea incluido como enfermedad profesional ni movido un dedo por las mejoras en un protocolo de seguridad e higiene concreto y efectivo.

Ni que hablar de paritarias o aumento salarial.

La china Cofco entregó unilateralmente un “Bono Covid” de $80.000 del cual se toma Reguera para “sugerir” el mismo tratamiento en el resto de las aceiteras, y reclama el tradicional Bono de Fin de Año (equivalente a sueldo). Los que son no remunerativos ni bonificables pero entran en el impuesto a las ganancias.

Con un mínimo no imponible a los trabajadores o 4° categoría de $55.000 para el soltero y de $73.000 para el casado con dos hijos, la presión de la olla obrera está en ebullición.

Por ahora solamente URGARA está en plan de lucha por un 42% de aumento para la paritaria vencida.

La inflación imparable y en flecha ascendente, preanuncia un fin de año muy caliente.

Lo que nos plantea y a todo el activismo estar muy atentos porque una rebelión de la base en cualquier sector importante se puede extender como aceite en el agua.

Suscribite a Política Obrera