Escribe Federico Cano
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Se realizó en varios distritos de la provincia de Buenos Aires el pasado miércoles 18 la jornada de lucha resuelta en plenario provincial convocado por las seccionales Multicolor del Suteba. En esas seccionales y en algunos en los que conduce la Celeste de Baradel, activistas y delegados de escuela dieron forma a variados actos en las puertas de Secretarías de Asuntos Docentes, Consejos Escolares y municipios.
En La Matanza las compañeras y compañeros se movilizaron al Consejo Escolar distrital, donde no fueron recibidos y se realizó una radio abierta. Algo similar sucedió en San Isidro, donde la SAD y CE no sólo estaban cerrados sino que aún tenían pegados en sus puertas los carteles de la última acción similar, más de un mes atrás. En Bahía Blanca se presentó una nota al Municipio reclamando conocer las asignaciones del Fondo Educativo, verdadera caja negra de los intendentes que malversan los escasos fondos para educación. En Lanús se realizó un “semaforazo” y en General Sarmiento se volanteó una carta abierta a la comunidad educativa. En Mar del Plata, la concentración en la Municipalidad tuvo impacto mediático. En Tigre las y los docentes alzaron la voz al grito de “¡Fuera Acuña!”, frase que quedó estampada en cada actividad de toda la provincia. Por señalar algunas.
Las actividades hicieron eje en el rechazo a los Planes Jurisdiccionales de Kicillof, Vila y las autoridades distritales, que elaborar un protocolo a espaldas de los docentes y familias a la medida de las escuelas privadas y el inmenso lobby patronal y mediático que día a día azota a los docentes y las comunidades para forzar la vuelta a la presencialidad en escuelas que, desde hace largo tiempo, no están en condiciones. El gobierno de Kicillof, después de batir el parche del plan “Escuelas a la obra”, no avanzó sino a cuentagotas y arbitrariamente en algunos arreglos. La crisis de infraestructura escolar merece una inversión histórica, contrapuesta a los intereses del gobierno provincial. Las expresiones de odio hacia los trabajadores de la educación de la ministra porteña, Soledad Acuña, recogieron la bronca de una docencia que llega exhausta a fin de año y en todas las manifestaciones se exigió su renuncia.
El rechazo a los Planes Jurisdiccionales agrupó al conjunto de demandas que la docencia viene sosteniendo en toda la última etapa, marcada por la sobreexigencia laboral: la realización de las obras de infraestructura escolar, la conectividad gratuita, infraestructura digital y dispositivos para alumnos y docentes, la creación de cargos y horas institucionales, la cobertura de todos los cargos, la garantía salarial y contra la precarización laboral y el manoseo de nuestro estatuto. La defensa del IOMA y el IPS ocuparon un lugar destacado al momento en que el FMI aterriza en el país con la exigencia de reformas.
Las actividades fueron sostenidas por los activistas y las agrupaciones docentes. El frente Multicolor debe involucrar e interesar al conjunto de la docencia, dando curso a las iniciativas que de ella surjan e incentivando la realización de asambleas, reuniones por escuela y pronunciamientos, como los que permitieron la semana pasada poner un freno al pretendido trámite de firmar “protocolos” que ninguna escuela conocía hasta entonces en las reuniones de UEGD donde se redactaron. Es el camino de organización, en tiempos de profunda incertidumbre educativa y una exigencia que pretende hacer caer el peso de la crisis en la espalda docente, que han tomados las comunidades en Capital Federal y en numerosas provincias del interior.