Escribe Mauri Colón
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El próximo 26 de diciembre terminarían oficialmente los beneficios por desempleo, si el Congreso norteamericano no toma ninguna otra decisión al respecto. Esto dejaría a más de 12 millones de estadounidenses sin seguro social, en la peor crisis que vio el país desde el crack de 1930.
Según los datos recopilados por la Century Foundation, se estima que 7.3 millones de trabajadores perderán sus beneficios a través del programa de Asistencia por Desempleo Pandémico (PUA), mientras que 4.6 millones de trabajadores perderán el acceso al programa de Compensación por Desempleo de Emergencia Pandémica (PEUC). También, hay otro grupo de personas en la lista de los afectados: son los 4,4 millones de personas que verán agotadas las ayudas anuales. Esto significa que más de la mitad de los 21 millones de personas que reciben algún tipo de compensación perderán los beneficios por desempleo después de Navidad.
Estos programas, con la (casi) inocua ley de moratoria de desalojos, son las únicas medidas que separan a millones de trabajadores de la indigencia. Son 30 millones de inquilinos en peligro de desalojo.
El congreso no se ha puesto de acuerdo sobre ningún nuevo paquete de estímulo para las personas desempleadas. En los últimos días, incluso, las noticias fueron negativas para los más necesitados. En el Washington Post, Nancy Pelosi, la reelegida líder de los demócratas en la Cámara de Representantes, dijo que no se estaba en agenda un nuevo proyecto de ley de ayuda.
La expiración de los beneficios a los desempleados es solo el principio de una catástrofe social. Los pedidos de asistencia por desempleo aumentaron de 31.000 a 742.000 en la semana que concluyó el pasado 14 de noviembre (Reuters, 19/11).
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