Francia: más de 40 días de huelga masiva

Escribe Emi Liano

Tiempo de lectura: 4 minutos

2020 comenzó con dos jornadas de movilización: el 9 y el 11 de enero, con dos millones de trabajadores en las calles. El movimiento obrero mantuvo en pie el paro del transporte en París y las acciones de huelga y solidaridad entre el 17D y el 9E. Los trabajadores en huelga del transporte salieron a pedir que los burócratas no negocien más en su nombre. Se esperan tres jornadas de movilizaciones y huelga “reconductible” para el 14, 15 y 16 de enero. Los huelguistas mantuvieron la determinación de continuar hasta que la reforma sea retirada completamente. Las consignas eran: “retiro de la reforma de jubilación)” “no abandonamos”). Los sindicatos amarillos se habían reunido con el gobierno para plantear una mesa de “discusión de financiamiento”, como si las jubilaciones no fueran salarios diferidos, sino “subsidios” estatales.

Phillipe, el primer ministro, anunció la suspensión del aumento de la edad de retiro de la edad, de manera “provisoria”, para inducir a la burocracia de la CFDT a retirarse de la lucha. Para la patronal, el punto no es prioridad: “Creemos que es mejor bajar la edad y después hacerla crecer”, dijo F. Asselin de la CPME en Matignon.

Phillipe había introducido la “cláusula del abuelo”, que traslada la reforma a las futuras generaciones: que la crisis la paguen tus nietos. Mientras echa lastre, la CGT y FO intentan cerrar filas en la negociación con los amarillistas.

La protesta sigue recibiendo el apoyo de más del 60% de la opinión pública luego de más de 40 días de huelga, y con la ciudad de París muy afectada por el paro en el transporte. Por ejemplo, el 14, manifestantes bloquearon un incinerador en Ivry-sur-Seine, en París. La alcaldesa de la localidad dijo que “el lugar de los cargos electos de la izquierda está hoy en las luchas”. En estos más de 40 días vimos una semi-huelga general que por momentos fue una huelga de masas.

La huelga general

El PTS francés (CCR) sigue con su lógica que la crisis capitalista es “orgánica” y producto del “neoliberalismo”, creando “equilibrios frágiles”. (Juan Chingo, Révolution Permanente, 12/1). Repitiendo eslóganes del mayo francés, dice que el reformismo es utópico y que la revolución es lo único realista. Pero son sólo palabras. “Generalizar” la huelga es una planteo empírico, no constituye una agitación política a favor de una Huelga General y la ocupación de fábricas, que fue la esencia del Mayo del 68. .

El PTS plantea la “nacionalización bajo control obrero”. Pero, ¿se puede impulsar el control obrero sin impulsar la ocupación de las fábricas y lugares de trabajo? Su “radicalidad” es sólo verbal. El oficialismo del PO dice que “Las reuniones de ‘negociación’ se suceden para tratar de ahogar la huelga y las direcciones sindicales se ven obligadas a endurecerse frente a un debate vaciado” (PO, 8/1). ¿Endurecerse? El aparato agrega a las omisiones y limitaciones del aparato, las suyas propias. Ahora que, por fin, tiene a masas movilizadas, no sabe qué hacer, lo mismo que cuando dice que están ‘planchadas’.

La cuestión de la dirección

“La orientación de las masas viene determinada, ante todo, por las condiciones objetivas del capitalismo decadente y, después, por la política traidora de las organizaciones obreras tradicionales. De estos factores, el decisivo es el primero: las leyes de la Historia son más fuertes que los aparatos burocráticos (…) La tarea estratégica del próximo período (prerrevolucionario) consiste en superar la contradicción entre la madurez de las condiciones revolucionarias objetivas y la inmadurez del proletariado y su vanguardia” (Trotsky, El Programa de Transición).

El PTS exige un “plan”: “El único activo del presidente en la situación reside en la ausencia de un plan a la altura de las direcciones sindicales, lo que sugiere a la población que el gobierno podría lograr imponer su reforma” (Révolution Permanente, 13/1), piden “la huelga reconductible e ilimitada”, que es en principio lo que viene ocurriendo desde el comienzo.

Dicen abiertamente que la razón por la que la huelga no se desarrolla es la ausencia de un Partido, pero el propio PTS no hace lo que haría un partido revolucionario, que es agitar por la huelga general y la ocupación de empresas. Se comporta como lo advirtió Trotsky: “Si el partido comunista hubiese dicho a los obreros: ‘Soy demasiado débil todavía para poder dirigirlos, esperen un poco, no se apresuren, no den la señal de combate poniéndose en huelga, ¡dejadme tiempo para crecer!’, se hubiese cubierto de vergüenza para siempre, las masas al despertar hubiesen pasado por encima de su cabeza, y, en lugar de crecer, se hubiese debilitado aún más (…) el partido debe lanzarse con todas sus fuerzas hacia ese ‘movimiento elemental’ o semielemental a punto de evolucionar; no para contenerlo, sino para aprender a dirigirlo, para adquirir autoridad y fuerza en el mismo seno de la lucha” (“El papel de las huelgas en una revolución”, 1931). El NPA dice que hay que desarrollar las capacidades de la clase obrera, “huelgas, bloqueos, manifestaciones, acciones contra miembros del gobierno” (13/1). En ausencia de una política retoma las posiciones de su antecesor, la LCR, en el Mayo francés: el foquismo y los atentados.

Chingo dice que ‘El pesimismo histórico de la extrema izquierda ya no tiene base’” (ídem). Pero, ¿qué otra cosa hace el PTS que exhibir un pesimismo histórico incurable? ¿Es “optimismo histórico” plantear que “Fuera Macron” es hacerle el juego a Le Pen como dijo Chingo? ¿O decir que “Fuera Macri” era hacerle el juego a los K?

El oficialismo del PO hace gala del mismo ‘optimismo’ cuando asegura que la ‘iniciativa histórica’ es de la burguesía. Hace no poco decía que la Tendencia del PO quería diluirse en un partido “amplio”, y ahora ellos invitan a los “partidoamplistas” a formar una organización común.

Piden la “intervención independiente estructurada por los núcleos militantes”, lo mismo que pide el NPA y PTS: “núcleos independientes” que se “autoconstruyen” y hacen “autobombo”. El oficialismo entrevistó a un militante de la fracción pública de ‘L’Etincelle’ del NPA, Lucien Astier (PO, 14/1). El programa de esa fracción es la lucha por un “Partido anticapitalista” compuesto de “trabajadores”.

Suscribite al canal de WhatsApp de Política Obrera