[CORREO DE LECTORES] Una trilogía de películas que aportan a la comprensión sobre la burocracia (mafiosa) en los sindicatos

Escribe Cabezón

Tiempo de lectura: 2 minutos

“Cuando laburaba en OCA estaba a cargo de una sección en la que había un chabón que todo el tiempo rompía las pelotas con el salario, la carga, horas extras… Un día me llamaron los del sindicato y me dijeron “si (…) sigue jodiendo vos avísanos y lo desaparecemos”. En ese momento no podía creer que tenía la vida de una persona en mis manos”. Fui testigo de este relato en un asado de cumpleaños en mi barrio. ¿A que vengo con todo esto? En la última semana vi una trilogía de películas sobre el sindicato de camioneros norteamericanos: FIST (1978) con Sylvester Stallone y Noman Jewlson (director); “Hoffa un pulso al poder” (1992) con Jack Nickolson y bajo la dirección de Tim Burton; y el “Irishman” (2019) con Al Pacino y Robert De Niro dirigida por Martin Scorcese. Me decidí a verlas luego de la crítica a la última por de Diego Rojas en esta nota. Ahora bien, las tres películas –desde distintas miradas- coinciden en visualizar el proceso de degeneración de uno de los sindicatos por rama más importantes de los Estados Unidos. Desde mi humilde opinión quisiera aportar una serie de elementos destinados a elevar el debate y sobre todo aportar a la formación política, a través del arte, de las camadas de trabajadores que se acercan y discuten con nuestra organización.

Trilogía: Estado-Burocracia-Empresa

Lo interesante de las películas es que muestran el proceso por el cual un determinado grupo de trabajadores, en algunos casos activistas, comienzan a sufrir un proceso de `desclasamiento´ o mejor dicho de alejamiento de los intereses genuinos de su propia clase en la misma medida que van adquiriendo nuevos privilegios (puestos jerárquicos y manejo de dinero), su integración en el mundo del hampa y la paulatina, pero creciente, integración al Estado. En una de las películas se puede visualizar a partir de los servicios de matonaje y sicariato que provee la burocracia sindical o el entrelazamiento con los servicios de inteligencia, donde se decía que Jimmy Hoffa era “un informante del FBI”. De la misma manera, su integración como engranaje al sistema capitalista se dio a partir de la asociación con los negocios delictivos: narcotráfico, sustancias alcohólicas, prostitución y el juego. En la actualidad, por ejemplo, existen miles de camiones que cumplen el rol de “mulas” transportando desde drogas a inmigrantes.
Otro aspecto esencial que pude rescatar de las películas es que la formación de una burocracia sindical no es un fenómeno nacional. Cualquier trabajador puede comparar a Jimmy Hoffa con el burócrata de su sindicato respectivo. Pero la importancia de las películas, es que muestran que la burocracia sindical es una suerte de gangrena que busca propagarse hacia el conjunto de la clase obrera. Su expulsión y la recuperación de los sindicatos por parte de los trabajadores adquieren un carácter de salud pública.
Pero también plantea una lucha política, en términos revolucionarios, contra el Estado y la adaptación al régimen. Las películas son muy claras a la hora de mostrar la envergadura que alcanza el transporte en los Estados Unidos así como la estructura de uno de los sindicatos más importantes. No dejaba de preguntarme la importancia estratégica y las potencialidades que puede ofrecer en la solución de las demandas más inmediatas para nuestra clase. Esto requiere, tener un programa a la altura de la etapa que estamos atravesando. La trilogía de películas mencionadas no solamente debe ser recomendada para que un trabajador las vea de manera individual. Sino que debiéramos organizar proyecciones colectivas con decenas de trabajadores, para generar un disparador e impulsar debates y fijar las tareas políticas en común.

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