La fusión entre Fiat y Peugeot

Escribe Julio Gudiño

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La industria automotriz a nivel mundial experimenta un proceso de crisis, que se manifiesta en un movimiento de centralización de capital (fusiones). En 2018, la fusión Renault-Nissan dio nacimiento a la tercer mega empresa automotriz a nivel mundial por volumen de producción. Antes lo habían hecho Chrysler y Fiat (CFA), y está semana se conoció una nueva fusión entre CFA y PSA para conformar otra mega empresa: Stellantis. De acuerdo a diversos especialistas de la industria, la nueva empresa sale al mercado con un capital inicial de 52 mil millones de dólares y tendrá bajo su mando directo a más de 400 mil trabajadores en todo el mundo. Stellantis, gracias a la fusión, pasará al cuarto puesto a nivel mundial según volumen de producción y el tercer puesto según volumen de negocios.

Entre las razones que los directivos de FCA y PSA utilizaron para explicar la fusión prevalece la crisis mundial del sector automotriz. Los capitales automotrices asisten a un vertiginoso proceso de migración de la producción hacia vehículos eléctricos y autónomos, que requiere una escala de producción y un capital inicial muy superior a los estándares actuales. En palabras del profesor del Politécnico de Milán, Giuliano Noci, “esta fusión era una cuestión de supervivencia tanto para Fiat como para PSA” (Ámbito.com, 04/01). Giuseppe Berta, profesor de la Universidad de Bocconi de Milán, da un paso más, porque destaca que la “unión con PSA, Fiat-Chrysler podrá reforzar su presencia en Europa (…) En cambio, el grupo francés podrá poner un pie en Estados Unidos” (Ídem).

Centralización del capital

El sistema capitalista de producción funciona a base de crisis económicas más o menos periódicas. Éstas, para poder ser evaluadas adecuadamente, deben inscribirse en una fase histórica determinada de desarrollo del capitalismo: su época de jovialidad o senilidad.

Las crisis económicas son consecuencia del imperio de la ley general de acumulación capitalista. A la salida de cada crisis, el capital tiende a concentrarse como medio de supervivencia en el mercado. Al respecto dice Marx “La lucha de la competencia se libra mediante el abaratamiento de las mercancías. La baratura de las mercancías depende, ceteris paribus, del rendimiento del trabajo y éste de la escala de producción” (El Capital, tomo I). Todo proceso de centralización implica “expropiación de unos capitales por otros”. En el caso de Stellantis, sube al podio la autopartista francesa Faurece, y van a la quiebra varias autopartistas italianas. El ya citado Giuseppe Berta prevé la “expropiación de unos capitales por otros” al señalar que, “con aproximadamente 17 mil millones de ingresos, Faurece es de hecho el mayor fabricante francés de componentes y uno de los más grandes del mundo. Está presente en 102 países y es líder en la producción de interiores de automóviles, electrónica de a bordo (con la conocida marca Clarion), cockpits (la ambición declarada es construir el cockpit del futuro, obviamente súper tecnológico), componentes y sistemas de combustible para el eléctrico y el diésel. Según Berta, todo esto podría crear grandes problemas para los italianos” (www.industriaitaliana.it, 21/09/20).

La centralización del capital y la clase obrera

En todo proceso de fusiones de capitales se procede a lo que la burguesía llama “racionalización”, o sea la reducción del capital variable (fuerza de trabajo) en relación al valor del giro de los negocios.

El presidente ejecutivo de Stellantis, Carlos Tavares, señaló que el propósito de la fusión es “reactivar el negocio del fabricante de automóviles en China, racionalizar un imperio mundial en expansión y hacer frente al enorme exceso de capacidad, así como centrarse, como sus rivales, en la creación de automóviles más limpios.” (lagaceta.com, 04/01/21). Se calcula en 5.000 millones de euros anuales el ahorro de Stellantis por las “sinergias esperadas de la fusión”. El Fondo de Inversión Phitrust, que se opuso a la fusión, advirtió que “Las fábricas francesas podrán convertirse en la variable de los ajustes, generando fuertes pérdidas de empleos” (Ídem).

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