Colapso sanitario (y político) en Brasil

Escribe Emiliano Monge

Tiempo de lectura: 3 minutos

En la UTI del Hospital “Getulio Vargas” de Manaos, en el nordeste brasileño, los profesionales de la salud tienen que elegir a quién le dan oxígeno y a quien no, escogiendo quién sobrevive una noche más en las terapias intensivas colapsadas. El gobernador de Amazonas dijo ayer que “estamos en un estado de guerra”. “Nuestra principal dificultad ha sido adquirir oxígeno”, debido al rápido aumento de pacientes que requieren hospitalización. Casi 220.000 personas han sido infectadas y 5.879 han muerto por el virus en el estado. Con más de 8,6 millones de casos y 206.000 muertes, Brasil ha tenido uno de los peores brotes del mundo (NYT, 15/1). No es que Brasil no tenga recursos para abastecer a los hospitales, sino que no ha habido ningún tipo de planificación, centralización de la salud y, por el contrario, el gobierno de Bolsonaro recortó recursos para enfrentar esta pandemia.

Un médico del Hospital declaró: “Era una escena del Titanic, cada uno tomando su salvavidas, que era el cilindro de oxígeno y tratando de salvarse. Todos corriendo de lado a lado, tomando un pequeño cilindro, conectándose al ventilador. Y los cilindros pequeños no alcanzaban para todas las camas, había que elegir a quién colocar, es decir, qué pacientes que tenían mejor pronóstico para salir de la crisis de Covid, el paciente más joven. Tuvimos que elegir a quién salvar”.

Otro relata que “Los pacientes entraban en paro (cardiopulmonar) y no teníamos nada que hacer. No pudimos resucitar porque no había oxígeno”. “Dentro de la UTI también habían personas que no estaban entubadas, pero usaban máscaras. Tuvimos que salvar a los pacientes que no estaban sedados. Optamos por salvar a quien estaba lúcido, porque quien estaba sedado no iba a sufrir. Así lo hicimos” (cartacapital, 14/1).

Durante el fin de semana, las Fuerzas Armadas brasileñas comenzaron a transportar oxígeno de empresas en São Paulo y Fortaleza a Manaos, pero los recursos no están llegando en la medida necesaria.

La empresa White Martins, que abastece de oxígeno para Manaos, informó que importará oxígeno de Venezuela. La demanda creció cinco veces en los últimos quince días (cartacapital, 15/1). Según representantes de la empresa, la demanda sigue creciendo fuera de control y de cualquier tipo de previsibilidad. Durante la pandemia, Bolsonaro presionó para cerrar las fronteras con Venezuela y evitar la migración, y que los venezolanos se atendieran en los hospitales brasileños. Ahora importará oxígeno venezolano para salvar vidas brasileñas.

Brasil sigue luchando para conseguir vacunas. El ministro de Salud dijo que iban a comenzar a vacunar el miércoles, pero no es seguro. De los 354 millones de dosis de vacunas que ha confirmado el ministerio de Salud para este año, sólo hay 6 millones de vacunas Sinovac almacenadas en el país y espera recibir este lunes 2 millones de AstraZeneca importado de India para poder iniciar la campaña de inmunización con 8 millones de dosis (uol, 14/1). Brasil tiene una población de 210 millones de personas

Crisis sanitaria

Manaos no es la única región en emergencia sanitaria. Con una ocupación del 99,8% de camas de UTI en la red pública (Fiocruz - Fundación Oswaldo Cruz), el estado de Río de Janeiro lidera el ranking nacional de tasas de mortalidad por covid-19 y alcanzó el promedio más alto de muertes por día (169) debido al coronavirus desde el 23 de junio, uno de los meses más críticos de la pandemia. El promedio nacional de muertes es de 98 por 100.000 habitantes, pero en el estado de Amazonas llega a 142 / 100.000. Solo lo superan Río de Janeiro (158) y Brasilia (145).

El alcalde Eduardo Paes (DEM) anunció esta semana un plan de restricción de bares, restaurantes, gimnasios, cines y teatros, y dice que la situación es de “muy alto riesgo”. Para Alexandre Telles, presidente del Sindicato de Médicos de Río de Janeiro, “fue una decisión equivocada inutilizar el Hospital de Campanha do Riocentro sin una planificación adecuada y sin haber acordado previamente las camas con el sector privado” (uol, 15/1).

Bolsonaro acaba de confesar: “Brasil está quebrado”. Bolsonaro también. En el Congreso brasileño los diputados hacen fila para registrar sus pedidos de juicio político al Presidente, que no contaría con la ventaja de Trump del final del mandato. Es el punto que está condicionando la elección de las autoridades parlamentarias que debe tener lugar en estos días.

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