Escriben Omar Merino y Lisandro Martínez
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En la madrugada del martes pasado, David Navia y Roberto Pereyra, trabajadores del sector limpieza de los depósitos ferroviarios de Lavallol, se subieron al techo de una formación para higienizarla, como lo hacían todos los días, y recibieron una descarga de 25.000 W. Uno de ellos sufrió graves quemaduras y salió despedido, mientras que el otro compañero fue retenido por la energía eléctrica, con consecuencias fatales. Ambos trabajadores fueron trasladados al Hospital Gandulfo.
Hay responsabilidad de la empresa concesionaria y también del gobierno nacional. Una vez más la falta de previsión patronal ante los evidentes riesgos profesionales que se presentan en la actividad laboral arroja como resultado pérdidas de vidas obreras. Los derechos laborales a trabajar con la más absoluta seguridad han sido dejados de lado por la negligencia empresaria y la desidia. Esta constante se presenta al tener como objetivo la mayor ganancia con el menor costo posible. El gobierno, por otra parte, no controla a la concesionaria Trenes Argentinos, mascarón de proa de las viejas concesionarias que parasitan el presupuesto público.
Sin medidas de seguridad necesarias es imposible prevenir accidentes.
La responsabilidad de los gremios frente a estas carencias es notoria. Hay que establecer un protocolo obrero sobre seguridad. Las Comisiones de higiene y seguridad deben ser electas por asambleas y estar bajo el control independiente de los trabajadores de cada sector y sección.
En estas situaciones dramáticas salen a la luz la carencia de un servicio médico de urgencias que ha sido dinamitado por el concesionario, sin que la UF y demás gremios digan una palabra.