Escribe Jacyn
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Para las elecciones del SUTNA, que tendrán lugar del 23 al 25 de septiembre, los partidos de ´la izquierda que se une´ (FIT-U) se encuentran mortalmente divididos. La lista Negra se presentará mutilada por la partida de varios miembros de la Comisión Directiva y activistas, que han formado la lista Azul, encabezada por Maximiliano Bronzuoli, uno de los directivos con mayor predicamento en el sindicato, y la lista Naranja (independiente), con fuerte representación en la seccional de San Fernando. Habrá cuatro listas nacionales y catorce listas seccionales –tres en Llavallol, cuatro en Merlo, cinco en San Fernando y dos en Córdoba. Las listas del FIT-U -virtualmente intrascendentes- se repartirán entre la Negra, en el caso del aparato del PO; la Azul, en el caso del MST; la Naranja, el Nuevo MAS; y la lista solitaria del PTS, la Granate, con la Roja (PRC). La vieja burocracia seguirá con su lista Violeta. [El FIT-U, en definitiva, ha convertido al SUTNA en un campo de lucha faccional, en medio de centenares de despidos (la mitad del padrón fabril). Como pretendido instrumento de unidad política independiente de los trabajadores, el FIT-U es un caso de bancarrota no declarada, y un precario sello electoral. Esta caracterización es irrefutable.
Para el aparato del PO, “las diferentes listas que se presentaron son la expresión del cuadro que enfrentan los trabajadores, y las presiones patronales a la que diferentes sectores se adaptan” (Prensa Obrera, 13/8). El “cuadro que enfrentan los trabajadores” es la frase vacía utilizada para encubrir los despidos sin lucha por parte de la dirección del SUTNA, cuando estaba unificado. Los “sectores que se adaptan” no son individualizados, porque el principal de ellos es el aparato del mismo PO. Es, además, un caso sobresaliente de reemplazo de la claridad en el lenguaje por el eufemismo. A continuación, sostiene -sin el menor asomo de vergüenza- que los compañeros de la lista Negra (ignorando la salida de decenas de activistas de esa lista) “han demostrado desde la recuperación del gremio la perspectiva independiente de las patronales, los gobiernos y la burocracia sindical”. El Neumático, sin embargo, es una de las industrias más flexibilizadas de Argentina en términos de convenios de trabajo, y recientemente enfrentó una gran crisis debido al intento de la Directiva de imponer un reglamento de trabajo reclamado por Madanes Quintanilla –el patrón. Debido a la pelea faccional, el aparato no vacila en acusar al MST de haber “cruzado la línea de clase”, nada menos, y haber “carnereado todas y cada una de las medidas de lucha”, haciendo caso omiso de que, el 16 de agosto próximo, acusados y acusadores compartirán un nuevo ´plenario del sindicalismo combativo´ en la Facultad de Sociales. Son las fuerzas ‘afines’ que alberga el Frente de Izquierda Unidad.
En este cuadro político tóxico, el PTS ha decidido no tomar partido con ninguna de las alternativas, pero sin tomar posición por la guerra civil desatada en el FIT-U por el control del SUTNA. El MST atribuye esta posición a una alianza soterrrada entre el PTS y el PO, en cuanto a candidaturas electorales. En un artículo en que recurre al ejemplo del “perro que ladra y tiene cuatro patas”, el Nuevo MAS denuncia al PTS por desconocer que la dirección del SUTNA se ha convertido “en una burocracia”. Mientras pide el voto por Del Caño “para reforzar las luchas en las calles y en el parlamento”, el PTS se esfuerza por ocultar que la experiencia del SUTNA demuestra lo contrario, o sea que el FIT-U es un instrumento de parálisis, confusión y división en lo más alto del activismo de la clase obrera.
En este cuadro de liquidacionismo estratégico del clasismo, aparece también una denuncia por desfalco de la obra social, por parte de la lista Independiente-Naranja. El PTS la interpreta como un propósito “de introducir al Poder Judicial (el más casta y antidemocrático de todos los poderes del Estado) en la vida interna de nuestra organización obrera”, sin denunciar que la Directiva bloquea la clarificación de la denuncia mediante una investigación interna. El contador del SUTNA es Pablo Heller, un alto funcionario del PO.
El PTS viene de formar en el Congreso un Interbloque con el kirchnerismo -el Frente de Izquierda-Nacional y Popular- pero se declara al margen de las pugnas en el SUTNA, cuando ha votado a favor del cambio de sistema de trabajo, acordado entre la Directiva y Madanes. Atribuye a la lista Negra la “estrategia” de “buscar subordinar todas las acciones y medidas sindicales a una política de negociación con las patronales, cuando estas no querían ninguna negociación”. Se anima a más: “Crespo, dice, se negó a enfrentar los despidos en el gremio con la fuerza disponible que había entre los trabajadores para hacerlo y sin llamar nunca a un gran encuentro de todos los sectores combativos para coordinar un plan de lucha para enfrentar a estas patronales y al gobierno”. No hay ninguna constancia, sin embargo, de que el PTS haya mocionado por una huelga general o la ocupación de las empresas. El eje de la lista Granate-PTS ha sido “la reforma del estatuto burocrático que nos legó Wasiejko y la lista Violeta (…) Lo que, de lograrse, cambiaría cualitativamente la democracia y participación obrera en el SUTNA”, asegura. En esto coincide con el MST, que reclama “un sindicato más democrático, más abierto y más participativo, menos personalista, que sea independiente de los partidos y de las patronales y de los gobiernos. Un cambio urgente del viejo Estatuto Gremial” (Periodismo de Izquierda, 21/7).
Un cambio de los estatutos, por ultrapositivo que sea, no cambia la naturaleza de un sindicato ni de su directiva. Lo cambia la lucha de clases de ese sindicato y el carácter revolucionario del partido que inspira a la dirección sindical. Es lo que enseña Trotsky en su folleto “Los sindicatos en la época del imperialismo”. El FIT-U no ha sido esa dirección revolucionaria – ha sido lo contrario: contrarrevolucionaria. Lo advirtió Jorge Altamira en los boletines internos de 2016 del Partido Obrero, sin recibir ninguna respuesta del aparato, que además relegó sus artículos como un pie de página. Tempranamente, el aparato del PO confinó al SUTNA al ámbito de un fantasmal “plenario del sindicalismo combativo”. Esa orientación se acentuaría con la expulsión masiva de los militantes que actualmente formamos Política Obrera. Planteábamos que el SUTNA debía ser el eje de una convocatoria dirigida a todo el movimiento obrero y debía desarrollar un protagonismo político y sindical como el que tuvo lugar, antes de 2016, por parte de la seccional de San Fernando, en el norte fabril bonaerenese. El aparato del PO, en cambio, se empeñó en instrumentar al SUTNA en su disputa faccional al interior del FITU. Consagró el monopolio de su propia facción en la conducción, al extremo de proclamar a Crespo como “conducción”, por encima del mismo sindicato. En definitiva, para caracterizar la crisis terminal que atraviesa el SUTNA, que el FIT-U ha convertido “en un campo de disputa” (tesis del PTS), cuando debiera ser una herramienta de lucha y de educación clasista y socialista, hay que denunciar el rol liquidacionista en el que se empeñaron el FIT-U y todas sus corrientes, sin excepción.
Este es el verdadero FIT-U –el que no aparece en la televisión ni en las redes, ni en la “renovación generacional”.