Sin vacunas, sin licencia: otro enfermero muere en San Fernando

Escribe Florencia Blumen

Tiempo de lectura: 2 minutos

Mauro, enfermero de 35 años del Hospital Cordero de San Fernando, murió de covid19 el día domingo 21/02 luego de una tortuosa estadía de cuarenta días en Terapia Intensiva. Según los estudios, se trató de una reinfección. Ya había contraído la enfermedad anteriormente. Este segundo contagio terminó siendo fulminante. La vacuna, para éste trabajador de la salud, nunca llegó para garantizarle la vida y sus derechos. “Tendría que haber generado anticuerpos”, llegaron a decir. Este caso, uno nuevo, se suma a la extensa lista de trabajadores de la salud. La “Vacunación VIP” decide entre la vida y la muerte. Su papá, con quien convivía, también falleció por el coronavirus.

Mauro era paciente de riesgo (era diabético y tenía un principio de obesidad) con lo que tenía que estar licenciado, pero nadie lo cuidó. El compañero dolorosamente fallecido era parte de ese grupo de trabajadores que en el Cordero y en todo el sistema de Salud, hacía un año que trabajaba a destajo. Mauro prestó sus servicios en Neonatología años anteriores, en este caso, se sumó el agravante de que el traslado parece responder más que a razones sanitarias, al destrato y el abuso de autoridad de los jefes hospitalarios. Sin vacuna, con enfermedades preexistentes que lo convertían en un paciente de riesgo, Mauro fue víctima de la desidia estatal como de los manejos discrecionales que vienen siendo tónica en el hospital sanfernandino.

En el largo año que transcurre desde la llegada de la pandemia a nuestro país, el estado nacional y el provincial no han solucionado ni revertido ninguno de los problemas que los propios trabajadores señalan desde el comienzo de la crisis sanitaria. El colapso del sistema de salud no tiene fecha límite. Mientras tanto, los salarios siguen muy por debajo de la canasta familiar. El virus se extiende entre las familias de las y los trabajadores de la Salud. Es un cuadro catastrófico. Sin el personal necesario y con un presupuesto a la baja, los trabajadores del Cordero denuncian además situaciones abusivas por parte de los jefes y autoridades que hacen imposible el mínimo clima laboral.

La flexibilización de la cuarentena (que ahora pretenden desmontar en su totalidad con la vuelta presencial a las clases) aumentó la circulación social del virus. La presión patronal, de la UIA, las cámaras empresariales y de todo el arco político se pagan en vidas entre los trabajadores de la Salud, que siguen siendo sometidos a jornadas laborales extenuantes.

Sus compañeros recordaron a Mauro en redes sociales como “muy querido por sus colegas, amigos y pacientes que lo conocieron en sus más de diez años de carrera. Un profesional de la enfermería que amaba su trabajo y siempre estaba dispuesto para ayudar a quien lo necesitaba”. Mauro tenía 35 años y dejó a su esposa y a sus tres hijos. La conmoción entre los trabajadores del Cordero no atenúa.

Los trabajadores de la Salud necesitan, como nunca, un programa y una lucha unificada para poner de pie una organización que efectivamente atienda sus reclamos y reivindicaciones. Al enorme descontento los sindicatos parecen darle la espalda. Es fundamental oponer un reclamo unificado, comenzando por el fin del hostigamiento, el abuso y el maltrato laboral en el Cordero, avanzar en un salario que tenga el básico equivalente a la Canasta Familiar (¡hoy por encima de los 90 mil pesos!), la incorporación urgente de más personal en blanco y protocolos y material de trabajo para todos los sectores.

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