Italia cierra escuelas, el foco de una “tercera ola”

Escribe Joaquín Antúnez

La presencialidad prioriza el lucro a la vida.

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Italia sufre en estos días un nuevo desborde a causa del coronavirus y la aparición de nuevas cepas. El desastre de marzo 2020 quedará superado por los números actuales, más de 17 mil casos diarios, casi 400 muertos por día, más de 92 mil muertos.

El foco de las infecciones se ha concentrado en las escuelas y ha disparado los contagios entre educadores y, sobre todo, entre los niños que asisten a clases. Es por esto que las principales medidas anunciadas por las autoridades se han centrado en el cierre de las escuelas para evitar que sigan expandiéndose los focos de contagio.

Julio Algañaraz comenta en Clarín (02/03) que “en la región Emilia Romaña, en las tres últimas semanas se contagiaron seis mil chicos, muchos de ellos de las primarias y hasta del jardín de infantes”, mientras que “en la ciudad septentrional de Varese estallaron focos en escuelas y el alcalde de la ciudad decidió hoy cerrar los colegios hasta que pase la emergencia.”

El grupo etario más afectado es el de los jóvenes de 14 a 19 años. Estos se han convertido en los mayores portadores y transmisores del virus a su entorno familiar. Esto agravado por la difusión de la variante inglesa del virus, cuya velocidad de circulación supera a la variante original de un 30% a 60%. Desde el 18 de febrero pasado esta ha pasado a ser la variante dominante del virus que circula en Italia – entre 54 y 60% de incidencia.

El gobierno italiano atraviesa una verdadera encerrona. Por un lado, se ve obligado a cerrar las escuelas para evitar un nuevo colapso sanitario o, al menos, intentar retrasarlo unos días. Por el otro, sufre la presión patronal por la reapertura de escuelas “para normalizar la economía”. El resultado son medidas que no logran ninguno de ambos cometidos. Algañaraz señala: “el gobierno continua con la división de los riesgos por colores: rojo, anaranjado, amarillo y blanco. En las regiones marcadas de rojo, en particular Basilicata y Molise, las escuelas seguirán cerradas. La estrategia consiste en declarar zonas “rojas” dentro de regiones que tienen otros colores para combatir los focos que se declaran, sobre todo por la variante inglesa” (ídem). "Salvemos la presencialidad a como sea".

La disposición establece que la habilitación para cerrar las escuelas estará permitida cuando los contagios superen los 250 cada 100 mil habitantes. En muchas regiones esto ya ha sucedido. “Las regiones de Campania, Umbría y Puglia clausuraron todas las escuelas, desde el jardín de infantes a los colegios secundarios. En otros casos, como la Emilia Romaña, los cierres se concentraron en las zonas rojas internas declaradas para combatir los brotes” (ibídem). Con 240/9 seguirán abiertas. Estamos ante la manifestación más grotesca de la defensa del capitalismo contra una catástrofe humanitaria.

En Emilia Romaña la situación no mejora de todos modos, y se incrementaron las restricciones – se ha declarado zona roja la capital Bologna y su área metropolitana. Las clases continúan en estas zonas mediante el sistema de Didáctica a Distancia (DAD).

La vacunación continúa a cuentagotas en Italia, como ocurre en toda la UE, por el empeño de las autoridades en sabotear a las vacunas de China y Rusia, en medio de la crisis de la de Astra-Zeneca.y el incumplimiento de entregas por parte de otros laboratorios. Austria, Dinamarca y Hungría han decidido cambiar de política.

El caso italiano desnuda los resultados catastróficos de la reapertura escolar que reclaman las patronales. La presencialidad prioriza el lucro capitalismo sobre la vida.

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