A medio siglo del Viborazo en Córdoba

Escribe José Barraza

(En base a un artículo publicado en Prensa Obrera el 8 de abril de 2019)

Tiempo de lectura: 9 minutos

El 15 de marzo pasado se cumplió el cincuenta aniversario del Viborazo en la provincia de Córdoba. Muchos historiadores y referentes de izquierda caracterizaron aquellas jornadas como el “Segundo Cordobazo” colocándolo en el mismo nivel –o superando- que la gesta obrera del 29 de mayo de 1969. Pero habría que preguntarse ¿Qué ocurrió en el Viborazo? ¿Le cabe el rótulo de “segundo Cordobazo”?

Crisis de régimen

A comienzo de 1971, medio gabinete nacional, incluyendo al general Roberto Levingston, se encontraba en la cuerda floja fruto del impasse que atravesaba la burguesía nacional en cuanto a la situación creada por el Cordobazo en 1969, la recuperación de los sindicatos de Fiat y la huelga automotriz cuyo epicentro era la provincia de Córdoba. Justamente a fines de 1970, la burguesía nacional, en conjunto con un sector de las fuerzas armadas, comenzaron a operar por un cambio de frente cuyo objetivo sería el retorno del propio Perón.

La “Hora de los pueblos”, creada por el general exiliado, tenía como intención el desviar y “peronizar” el proceso revolucionario abierto por los obreros cordobeses y el desarrollo del clasismo cuya principal expresión fue la recuperación de los sindicatos de Sitrac-Sitram, a través de asambleas masivas y la ocupación de las fábricas para destituir a la dirigencia peronista ligada a la CGT liderada por Augusto Timoteo Vandor. Un hecho inédito en la historia del movimiento obrero argentino. La central obrera, incluyendo a la gran mayoría de la dirección regional Córdoba, se comprometió a esta política y dio a lugar a un intento por subordinar a los sindicatos clasistas detrás de la institucionalización del país. En un mismo sentido, el Encuentro Nacional de los Argentinos (ENA) bajo la órbita del Partico Comunista (PC) y que contaba con la presencia de Agustín Tosco (secretario general del sindicato Luz y Fuerza de Córdoba) pretendían colocar a la clase obrera como furgón de cola de una salida a partir de un frente popular con sectores “progresistas” de la burguesía nacional. Ambas políticas, la Hora del Pueblo y el ENA, se plasmaron en la tregua social que acordaron con el gobernador cordobés Bernardo Bas.

Sitrac-Sitram

El 14 de enero de 1971, los obreros de las plantas de Fiat rompieron el cerco impuesto por la CGT Regional. Ante el despido de 7 activistas y miembros de la Comisión Directiva del Sitrac, los obreros decidieron nuevamente ocupar la fábrica logrando la adhesión de los operarios de varias empresas metalmecánicas y del sindicato de Luz y Fuerza. La toma culminó al día siguiente con la reinstalación de todos los despedidos.

En primer lugar, el triunfo de los operarios de Fiat levantó la alarma del empresariado nacional, que a través de los principales diarios y comunicados, salieron en coro a defender la propiedad privada frente a lo que ellos consideraban una “huelga salvaje”. En segundo lugar, abrió una serie de movilizaciones que fueron llevadas a cabo principalmente por los empleados públicos y jubilados exigiendo aumento de salarios; los obreros mecánicos desarrollaron una serie de medidas de fuerza en reclamo de ítems como la declaración de insalubridad en secciones como Forja y la inclusión de los premios de producción al salario básico, etc. Con el objetivo de descomprimir y evitar una confluencia de los distintos reclamos obreros, la CGT cordobesa decretó un paro para fines de enero, cuando comienzan las vacaciones la gran parte de los obreros industriales. No obstante, el paro significó la ruptura del “acuerdo social” entre la central obrera y el gobernador de Córdoba, acelerando su renuncia.

La CGT Córdoba y el Sitrac-Sitram

La irrupción de los obreros de las plantas de Fiat abrió una crisis en la dirección regional de la CGT quien se encontraba en crisis luego de la renuncia de Elpidio Torres a la conducción del SMATA después de la huelga automotriz. Además de Torres, el sector compuesto por Atilio López no lograba concretar la reunificación con el sector de las 62 Organizaciones, dejando a la central obrera en una suerte de acefalía en la dirección de la central obrera.

El triunfo de la ocupación de la planta de Fiat le había otorgado una importante autoridad a los sindicatos de Concord y Materfer. Su metodología de deliberación a partir de asambleas y su organización independiente con relación a la burocracia sindical peronista habían convertido al Sitrac-Sitram en un punto de referencia para el resto de los trabajadores. A finales del mes de enero de 1971 se votó la modificación de los estatutos del gremio donde se incluía la destitución de la dirigencia a manos de una asamblea obrera como transcurrió aquel 14 de mayo de 1970.

Volviendo a la CGT Córdoba, en un plenario de gremio se decide la conformación de una “Comisión de Lucha” compuesta por los principales gremios en lucha en ese momento, como Luz y Fuerza, UTA, Smata y la UOM. Es decir, sería una Comisión de Lucha que representaría a la mayoría del movimiento obrero cordobés. Gregorio Flores, como representante del Sitrac-Sitram, lleva el mandato de negarse a participar de la comisión. Esta posición será más adelante justificada por el asesor de los sindicatos de Fiat, Alfredo Curutchet: “Y no integramos el Secretariado porque entendemos que en este momento con una relación burocrática de fuerzas desfavorable, perderíamos independencia política y crítica frente a enemigos de la clase que queremos desenmascarar suficientemente. Con otro secretariado, otra relación de fuerzas, otra profundización de la unidad y la lucha por las bases, podríamos integrar la dirección de la CGT manteniendo nuestras posturas combativas. O sea, vamos a integrar la CGT cuando la controlemos Como furgón de cola de “las 62”, los “independientes”, no” [1]. Esta posición dejaba en evidencia un planteo extremo y ultraizquierdista cuando la situación ameritaba todo lo contrario: la intervención en la central gremial para establecer un puente con el conjunto del movimiento obrero, por ejemplo a través de un congreso de delegados de base. De hecho, este fue el reclamo de un representante del sindicato de petroleros luego de escuchar la intervención del dirigente de Fiat Concord. La afirmación de Curutchet reflejaba las enormes contradicciones que operaban en la dirección del Sitrac-Sitram, que expresaban las diversas tendencias políticas que anidaban en su interior. En aquel momento, Política Obrera en ese momento: “el petardismo, sea en su variante foquista o en su variante ultraizquierdista, es la negación de las masas antiimperialistas bajo la hegemonía proletaria (…) el petardismo es la contrafigura de la burocracia: la ruptura de la unidad política y social de las masas” [2].

El Viborazo

El nuevo gobernador de Córdoba, José Camilo Uriburu, pronunció un discurso en la Fiesta Nacional del Trigo en la ciudad de Leones, a la que asistió el presidente Levingston. Allí Uriburu manifestó: “Nadie ignora que la siniestra organización antiargentina que dirige a los que quieren dirigir la contrarrevolución, ha elegido a Córdoba (…) por definición se anida una venenosa serpiente cuya cabeza quizá Dios me depare el honor histórico de cortar de un solo tajo” [3].

En el marco de un país convulsionado, la CGT Regional Córdoba votó como plan de lucha la toma simbólica de los establecimientos de 10 a 14 horas. Detrás de esta acción se escondía una maniobra que pretendía que el conjunto de los trabajadores se quedase en sus lugares de trabajo y que no confluyesen en una sola movilización por el centro de Córdoba junto a los obreros de Fiat, cuyos sindicatos habían votado el abandono de tareas y la movilización. En otras palabras, la CGT Córdoba no quería sacar los pies del plato y abrir el camino a un nuevo Cordobazo.

Los representantes de los sindicatos de Fiat rechazaron aquella moción. Si bien plantearon la movilización hacia el centro de la ciudad, evitaron denunciar aquella maniobra divisionista de la burocracia sindical. El 12 de marzo, los operarios de Fiat se movilizaron y cortaron la ruta 9, siendo reprimidos por la policía. En la represión resulta muerto el obrero Cepeda y dio comienzo a un enfrentamiento con la formación de piquetes y barricadas que logra involucrar tanto a los obreros de Fiat como a los vecinos de los barrios aledaños expulsando a la policía.

Aquella movilización, también fue conocida como “Ferreyrazo”, fue lo que abrió camino al Viborazo. Luego de los eventos ocurridos en la zona de Ferreyra, la CGT Córdoba llamó a continuar el paro activo hasta el 15 de marzo. El Sindicato de Empleados Públicos (SEP), la UOM y el SMATA, nuevamente llamaron a ocupar simbólicamente las reparticiones y establecimientos fabriles. La misma postura asumió Agustín Tosco quien llamó a ocupar el área operativa ubicada en Villa Revol.

Durante la movilización, las columnas encabezadas por los obreros del Sitrac-Sitram, Perkins superaron las 7 mil personas, siendo las más numerosas. En la plaza Vélez Sarfield se congregaron alrededor de 12 mil personas, y a partir de ahí se dio comienzo a una guerra de consignas, algunos entonaban la marcha peronista o coreaban “Perón y Evita, la patria socialista”; otros cantaban “ni golpe ni elección, revolución” o “lucha, lucha armada, viva el che Guevara”; los militantes del PC entonaban “el pueblo unido jamás será vencido”. Entre los oradores, el primero fue Canelles, del PC y enviado por Tosco, con el objeto de llamar “a la unidad y movilizarse en solidaridad con la ocupación en Villa Revol. Luego intervino Carlos Masera y Florencio Díaz por el SiTraC-SiTraM, quienes hicieron un planteo retórico preguntanto adónde estaba la CGT. En su respuesta habló Bagué del Smata, quien afirmó que los dirigentes de la CGT “se encuentran ocupando los barrios” lo cual “debemos imitarlos, hay que ocupar Córdoba”. Allí se dio comienzo a una dispersión del grueso de la movilización a los barrios. Un sector se retiró hacia Villa Revol, otro hacia barrio Güemes, etc.

En los barrios se dieron una serie de saqueos. Por un lado, se trataba de “expropiaciones” como atestiguaron Gregorio Flores y Domingo Bizzi, organizadas por el PRT-ERP, como fue el caso del supermercado “El Tábano”. Por el otro, la policía, a través de infiltrados, siguió con la rotura de negocios. Aquel proceso que comenzó con la ocupación de Fiat, la rebelión popular en Ferreyra y el copamiento de la plaza Velez Sarfield culminaba con destrozos y una metodología ajena a los métodos propios de la clase obrera.

¿Está bien comparar el Viborazo con el Cordobazo?

El Cordobazo fue una huelga política de masas organizada principalmente por el activismo obrero como el de IKA-Renault, Perdriel y área metalúrgica de DINFIA pero en un frente único con los choferes y los trabajadores de EPEC (empresa eléctrica provincial). La principal consigna del 29 de mayo de 1969 fue la de “luche, luche, no deje de luchar, por un gobierno obrero y popular” y no la vuelta de Perón. Es decir, la clase obrera intervino con un planteo político propio.

El Viborazo expresado por la contundencia del paro activo y la movilización es un signo elocuente de la derrota del intento del relevo militar para resolver la crisis abierta por el Cordobazo. También expresó, el crecimiento del clasismo no solo en los sindicatos de Fiat y las fábricas automotrices, sino también en sectores como el vidrio, calzado, empleados públicos, etc. Pero la jornada del 15 de marzo no tuvo una consigna central contra el gobierno militar sino más bien evidenció un fraccionamiento que se reflejó en la “guerra de consignas”.

El Viborazo reflejó varios problemas políticos de la etapa. El primero es que a diferencia del Cordobazo, nunca existió una política de frente único entre los sindicatos combativos. Este error luego lo reconocieron en sus respectivas memorias los principales dirigentes del Sitrac, como Gregorio Flores [5]. En este sentido, una estrategia de frente único, junto al congreso de delegados, formaban parte de una política de transición a la hora de desplazar a la burocracia sindical en la dirección de la clase obrera. No obstante, a pesar de las limitaciones mencionadas el Sitrac-Sitram intentará proseguir con la necesidad de construir una alternativa a través de la convocatoria al Congreso de agosto de 1971. En el Smata el conjunto de la izquierda realizaría un giro de 180 grados y conformará la lista Marrón que recuperará el gremio en 1972.

El segundo problema fue el intento de “peronización” del Cordobazo con el objeto de transformar el “luche por un gobierno obrero y popular” por “la vuelta de Perón”. Durante el Viborazo, va a tener su expresión con “La hora de los Pueblos” y luego a través del general Lanusse con el “Gran Acuerdo Nacional”. Se va a dar inicio a una operación política para colocar a la clase obrera detrás alguna variante de la burguesía. El conjunto de la izquierda llamó a ir detrás ya sea por la “vuelta de Perón” como Montoneros, Peronismo de Base y luego el PC como el intento de impulsar frentes de liberación nacional (FLN) con sectores del peronismo como fueron los casos del PRT y el PCR. Las elecciones presidenciales de 1973, reflejaron la dispersión del SiTraC-SiTraM en cuanto al apoyo de las distintas variantes políticas burguesas, especialmente el FREJULI. Incluso, Flores y Masera llamaron a votar a la fórmula de Obregon Cano-Atilio Lopez para la gobernación de Córdoba.

¿Cuál es la vigencia entonces?

El Viborazo expresó tanto el desarrollo alcanzado por el clasismo a interior del movimiento obrero como reflejó los problemas políticos que anidaban en las organizaciones de izquierda en torno a desplegar una perspectiva que superase el encorsetamiento del nacionalismo burgués visualizado en la figura de Perón. Con el correr del tiempo, esta contradicción se volvió más onerosa al punto de convertirse en la tragedia que allanó el camino al golpe militar de marzo de 1976.

[1] Entrevista a Alfredo Curutchet abogado y asesor de SITRAC-SITRAM Entrevista N°8 n/f en Schmucler Hector, Malecki Sebastían y Gordillo Monica (2009) El obrerismo de Pasado y Presente. Documentos para un dossier (no publicado) de Sitrac-Sitram en Ediciones al Margen, Buenos Aires. Pág 278.

[2] “¡Huelga nacional!” en Política Obrera N°85 15 de marzo de 1971

[3] La Nación, 8 de marzo de 1971.

[4] Gregorio Flores “Sitrac-Sitram. Del Cordobazo al Clasismo” Córdoba, Ediciones Magenta, 1994

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